Inversionistas: No todo lo que
brilla es un gadget
FORBES- 19 de febrero de 2019
El oro representa un recurso con
valor poco volátil e independiente del contexto socioeconómico del país, por lo
cual encarna un grado de riesgo de inversión bajo.
En épocas donde la volatilidad de
los mercados financieros mundiales representa un riesgo de pérdida para
inversionistas, uno de los bienes más seguros, por su estabilidad en cuanto a
la cotización de su valor es el oro. En este sentido, no sólo inversionistas
institucionales o bancos centrales deberían ver los beneficios económicos que
representa el valor de este metal como una opción de inversión con excelente
rendimiento, también las familias, y en especial, los jóvenes.
Si bien los inversionistas de
largo plazo, como los fondos de inversión y los bancos centrales, son consumidores
importantes de oro, actualmente sólo representan un 10 por ciento de la demanda
mundial. En contraparte, la manufactura de artículos de alta electrónica ya
ocupa el segundo lugar, con respecto a la demanda mundial de este metal
precioso, ya que éste figura como un componente esencial para la manufactura de
teléfonos inteligentes. Sin embargo, desde hace mucho tiempo, las familias han
sido el principal consumidor de este metal precioso. De acuerdo con
estadísticas del World Gold Council (WGC), la demanda mundial de oro se
concentra en joyería, que constituye un 49 %, y a la fabricación de monedas y
lingotes el otro 20 % de la demanda mundial. No obstante, es importante señalar
que este patrón no se explica únicamente considerando las propiedades estéticas,
ya que, para las familias, el oro es también una forma fácil y confiable de
invertir, proteger su patrimonio de la volatilidad de los mercados, y escudarse
frente a las constantes fluctuaciones con los tipos de cambio.
El oro es un activo considerado
como un “valor refugio” que sirve como protección ante los posibles efectos
adversos en la economía, ya que su valor se cotiza en un único precio mundial,
mismo que no se ve afectado por probables devaluaciones. De acuerdo con esto,
una alhaja o moneda de oro no se deprecia si se llegasen a divisar problemas en
la economía del país. Asimismo, también se considerará como un activo de
refugio ante crisis en los mercados, que se incluye en pequeñas proporciones,
en los portafolios de inversión a largo plazo, mediante instrumentos
financieros llamados ETF’s (Exchange-Traded Fund), ya que, al no conllevar un
riesgo de incumplimiento, ayuda a diversificar los portafolios y proteger su
valor de capitalización.
En México, hemos utilizado
monedas de oro desde la conquista, y aunque ya no se usan como medio de pago,
aún mantienen su atractivo como inversión para quienes han sabido negociar con
este recurso, como en muchos casos, nuestros padres y abuelos. Particularmente,
resaltan los tradicionales Centenarios, bellas monedas acuñadas por primera vez
en 1921, con la imagen del monumento del Ángel de la Independencia y los
volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, que desde entonces no se han dejado de
fabricar.
Tradicionalmente, como ya hemos
visto, las familias encuentran en la compra de joyas o monedas, una alternativa
de inversión gradual y sencilla que deja en segundo plano diferentes factores
como a intermediarios. Igualmente, no requiere de montos mínimos, conocimientos
especializados ni comisiones controversiales. Por lo tanto, para la mayoría de
la población que no tiene acceso a instrumentos financieros sofisticados, esta
forma de micro inversión puede ayudar a generar un “guardadito”, o un depósito
de valor, útil para enfrentar contingencias, o bien, como capital semilla para
pequeños negocios.
Actualmente, una gran cantidad de
mexicanos deciden ahorrar acumulando joyas y alhajas, que luego aprovechan para
obtener liquidez fácilmente, acudiendo a casas de empeño o de moneda, donde
familias mexicanas aprovechan sus servicios para la obtención de préstamos con
un costo menor al que manejan las instituciones bancarias con tarjetas de
crédito u otro tipo de préstamos.
Si comparamos el oro con otros
bienes materiales, este retiene y aumenta su valor con el tiempo, por ejemplo,
de acuerdo con un estudio de la tienda en línea Decluttr, un teléfono
inteligente retendría solo un 42% del valor inicial después de apenas diez
meses de haber sido adquirido. Los gadgets pueden llegar a depreciarse más de
30% por año, y perder su valor total en menos de cinco años, lo cual, desde
esta perspectiva representa un fuerte gasto para los jóvenes. En contraste, la
compra de joyas y monedas de oro puede verse como un refugio de valor durante
estas épocas de incertidumbre socioeconómica y volatilidad en el tipo de cambio
y los mercados. Ahora bien, si en 2014 un gramo de oro puro se cotizaba en 500
pesos, este año su precio promedio estaría arriba de 750 pesos, debido a la
naturaleza del material y su estabilidad en los mercados, por lo cual,
aseguramos un incremento significativo de su valor. A lo largo de 2018, grandes
inversionistas optaron por incrementar significativamente sus compras de oro,
por ejemplo, según reporta el banco de inversiones suizo UBS, en los primeros
nueve meses del 2018, los bancos centrales adquirieron 450 toneladas de oro, un
17 % más con respecto al año pasado.
A modo de conclusión, me gustaría
exponer un par de consideraciones para todos aquellos interesados en recurrir
al oro como fuente de inversión, o bien, una garantía de acceso a
financiamiento rápido. El oro representa un recurso con valor poco volátil e
independiente del contexto socioeconómico del país, por lo cual encarna un
grado de riesgo de inversión bajo, es decir, que cuando optas por hacer
inversión con este metal precioso, te proteges ante la volatilidad y tu riesgo
de pérdida es muy bajo. Por último, sería importante considerar que, ante la
incertidumbre naturalmente generada por el cambio de gobierno, debemos
revalorar la opción de invertir en oro, en especial los jóvenes, quienes harían
bien aprendiendo que, a pesar del entorno digital donde se encuentran, no todo
lo que brilla es gadget.
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