Siete retos de las criptomonedas
para el 2018
FORBES- 9 de febrero de 2018
En 2017, las criptomonedas
entusiasmaron a buena parte de la población. En 2018, se tendrán que resolver
varios de sus desafíos más importantes, que aquí analizamos para ti.
A pesar de dificultades,
exageraciones publicitarias y escépticos, el interés sobre las criptomonedas
sigue aumentando, más personas están entendiendo cómo funcionan y cómo pueden
participar en este proceso tecnológico, reconociendo el valor que tienen. Ante
ello vale la pena reflexionar sobre los principales retos que tendrán que
sortear estos registros digitales de valor para aumentar su extensión de uso.
Reto 1. Comprensión, reputación y publicidad
Desde la aparición del bitcoin
como la primera criptomoneda, el sector ha gozado de fanáticos con la idea de
fundar un nuevo sistema financiero y detractores que han descalificado
cualquier noción ajena al sistema financiero construido en las últimas décadas.
Sin embargo, la conjunción de la velocidad del desarrollo de esta tecnología y
la falta de información fidedigna al alcance del gran público han confundido a
las personas y distorsionado los hitos de las criptomonedas.
Por ejemplo, son conocidas las
historias de personas que perdieron tokens al intentar realizar una transacción
y que introdujeron sus datos en programas basados en malware o phising que
reemplazaron la dirección de un sitio de intercambio con uno fraudulento.
Por otro lado, en los últimos
tiempos ha aparecido publicidad engañosa que atrae a inversionistas
especuladores, aquellos que quieren invertir unos cientos de dólares y esperan
hacerse multimillonarios en unos meses. Estos perfiles de inversionistas
-caracterizados por la falta de planeación y la búsqueda de la gratificación en
el corto plazo- tienden a reportar importantes pérdidas, por lo que les es
difícil recuperarse de los efectos de la especulación.
Es preocupante leer “opiniones
expertas” que consideran a las más de 1,400 criptomonedas como un grupo
homogéneo. La diferencia entre un securitized token, utility token, o un
currency token les pasa inadvertida en muchas ocasiones. También les falla
distinguir que algunas criptomonedas no son aplicaciones (application layer,
por su terminología en inglés), sino middleware o software que asiste a una
aplicación para interactuar o comunicarse con otras aplicaciones o sistemas
operativos, cambiando no sólo la funcionalidad y valor de la criptomoneda, sino
también su naturaleza jurídica. Estas diferencias serán importantes para el consumidor
y los participantes del mercado, y principalmente, para los reguladores.
Finalmente, la referida falta de
información, combinada con el miedo a quedarse fuera (FOMO, por sus siglas en
inglés), crea tensión en las discusiones alrededor de las criptomonedas,
dificultad para saber qué es verdad y qué no, ventas de pánico, confusión para
nuevos usuarios y peleas intestinas para que un protocolo se vuelva un nuevo
estándar.
Reto 2. Complicaciones técnicas
Las criptomonedas han aumentado
su tracción -especialmente en los últimos meses- al grado de que hay jornadas
en las que se añaden más de cien mil usuarios por día en sitios de intercambio
como Coinbase, Binance, Bittrex, Bitstamp y Kraken. Los sitios han respondido
mejorando sus sistemas o cerrando temporalmente la posibilidad de abrir cuentas
nuevas.
Interesantemente, un reporte
estimó que en octubre pasado el sitio Coinbase llegó a los 13.3 millones de
usuarios, mayor que los 10.6 millones de clientes de la firma de corretaje
Charles Schwab. Este hito no solo refuta la idea de que hay pocos usuarios de
criptomonedas, sino que permite reconocer que se ha incrementado el riesgo
sistémico del colapso de un sitio o sistema dados los problemas de conexión de
banda ancha, ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS, por sus
siglas en inglés) o el tamaño de la Blockchain.
El último riesgo ha tenido una
importante presencia en los medios, dado el controvertido consumo eléctrico del
universo del Bitcoin. De acuerdo con Digiconomist, el requerimiento eléctrico
de la criptomoneda a febrero de 2018 sobrepasaba los 47 TWh por año, casi el
doble del consumo eléctrico de Irlanda.
Además, su naturaleza
descentralizada impide que una entidad pueda estabilizar su valor en un
escenario de híper-explosión de demanda, por lo que las autoridades quisieran
ver una especie de banco central que velara por la moneda.
Por otro lado, se requiere una
mejor forma de garantizar su gobernanza, dado que la existencia de un nuevo
protocolo puede derivar en la aparición de diversas criptomonedas con el mismo
antecedente, o la escisión del activo digital con las respectivas afectaciones
a sus usuarios.
Tan solo en los últimos tiempos
aparecieron las versiones Classic, Unlimited, Gold y Cash para el Bitcoin, así
como las versiones Ethereum Classic y Ethereum para la criptomoneda homónima.
Por ahora, la única solución ha estado basada en la confianza de una comunidad
de usuarios cripto en otra comunidad, a efecto de tomar decisiones y gestionar
la moneda.
Reto 3. Escalabilidad con estabilidad
Las caídas en las cotizaciones de
las criptomonedas entre diciembre de 2017 y febrero de 2018 han sido recibidas
con molestia por parte de los inversionistas de reciente ingreso, otrora
motivados por el FOMO. Con esta bajada, comprobaron que efectivamente las
criptomonedas se mueven por oferta y demanda y que la mayoría de ellas tienen
una oferta fija, por lo que es la demanda la que es agente de fluctuación y
volatilidad por especulación.
Existen iniciativas para tratar
de analizar las criptomonedas con un enfoque financiero un poco más
tradicional. Por ejemplo, la agencia Weiss Cryptocurrency Ratings calificó los
riesgos y potenciales recompensas de 74 criptomonedas. Como era de esperarse,
la metodología y medianas calificaciones de los bienes digitales evaluados
desataron la ira de los inversionistas en las criptomonedas, quienes
subjetivamente las tienen en mejor concepto.
Si se aspira a que un día las
criptomonedas sean tan utilizadas como el efectivo, éstas tendrán que gozar de
estabilidad para ser un medio de intercambio de confianza. Mientras haya más
volatilidad en las monedas, más personas ordinarias se alejarán de ellas como
un medio de pago.
Afortunadamente, las
criptomonedas están presionando a los bancos centrales a tener más apertura,
ser más innovadores y repensar la forma en que entienden y maneja el dinero.
Un reto mayúsculo es el de
ampliar la capacidad de volumen transaccional en los exchanges (o sitios de
intercambio) y los mismos protocolos. Los exchanges han visto subidas en
volúmenes de 10 y hasta 20 veces en los últimos 3 meses, ocasionando la constante
caída de los sistemas por saturación. Kraken, Coinbase, y GDAX han tenido
caídas de sus sistemas. Inclusive Kraken anunció a finales del 2017 que no
aceptaría más clientes por falta de capacidad para procesar verificaciones.
La saturación de los protocolos
es también un grave problema para la industria. Bitcoin registró fees de hasta
28 dólares por transacción el 19 de diciembre, aniquilando temporalmente el
caso de uso para micropagos en su red. Como en las etapas tempranas del
internet, los arquitectos de los sistemas e infraestructura de esta industria
trabajan día y noche para solucionar estas ineficiencias.
Así, mientras las criptomonedas
tienen el reto de escalar establemente a través de una gobernanza estructurada,
los bancos centrales tienen el reto de responder a las expectativas de los
usuarios de las monedas que emiten, haciendo investigación y desarrollo que les
permita incorporar características de las criptomonedas en sus sistemas
monetarios. No podemos obviar la diferencia de magnitudes del reto: al corte de
octubre de 2017, los activos mundiales de criptomonedas tenían un valor de 173
mil millones de dólares, mientras que la Reserva Federal estadounidense
manejaba 4.5 billones de dólares, unas 26 veces más.
Reto 4. Ciberseguridad
Los delincuentes han acechado las
criptomonedas adaptado su modus operandi para tomar ventaja de estas
tecnologías. Éste se disparó desde 2013, a medida que los bitcoins aumentaron
rápidamente de valor y popularidad. En un inicio, el objetivo fue robar las
contraseñas de los usuarios de bitcoin, a lo que siguió el ataque a billeteras
de criptomonedas. Posteriormente, se sofisticaron los malwares con el fin de
robar criptomonedas, atacar páginas de intercambio.
Últimamente, los cibercriminales
secuestran recursos informáticos para minar criptomonedas y utilizan métodos de
ingeniería social para convencer a los proveedores del hosting de sitios web de
que son los verdaderos dueños de dominios clave, tales como
“classicetherwallet.com”.
Aún resuenan en la memoria de los
primeros usuarios las fallas de monedas como E-Gold, los sitios Sheep
Marketplace y Silk Road, y el colapso de páginas de intercambio como Mt Gox,
que se desvaneció luego de reconocer que habían perdido cientos de millones de
dólares por razones no clarificadas. Recientemente, Bitfinex y Coincheck fueron
vulneradas, ocasionando la pérdida de cientos de millones de dólares a sus
clientes.
Si bien la comunidad entusiasta
de la blockchain está orgullosa de la red descentralizada y exponencialmente
segura, los riesgos adyacentes a estas tecnologías son cada día mayores y
seguirán incrementándose, ya que cada día tendrán más nodos y actores por la
hiperconexión.
Reto 5. Lavado de dinero
Diferentes participantes,
incluyendo bancos centrales y comerciales, así como gurús inversionistas, han
desestimado e incluso prohibido las transacciones de criptomonedas, citando su
naturaleza imposible de rastrear y su reputación de medios para actividades
delictivas. En el caso de los bancos, es oportuno resaltar las complejas leyes
y regulaciones a las que son sometidos -lavado de dinero, financiamiento al
terrorismo, así como los graves delitos que les son imputables- incluyendo
fraude de valores y manipulación de mercado.
Por ahora, existe una dura
batalla entre las percepciones y realidades de las criptomonedas para
diagnosticar las proporciones de sus fines. Por un lado, son sonados los casos
de sitios como Sheep Marketplace y Silk Road como portales donde se cometían
transacciones ilegales, personas conectadas con ellos han sido acusadas de
lavado de dinero, entre otros cargos.
Por el otro, se encuentra la
proporción de actos ilegales de personas que tienen criptomonedas: de acuerdo
con un estudio publicado recientemente, solo el 1% de las actividades del
Bitcoin tuvieron fines ilícitos. Es cierto que las transacciones públicas son
anónimas; sin embargo, cada usuario (o wallet) tiene una llave pública con la
cual se puede seguir las transacciones que se hacen. Si la compra se hace a
través de un exchange maduro, la llave pública queda registrada a nombre de una
persona de la cual se tienen sus datos.
Además, los casos de estudio de
las criptomonedas han aumentado la acumulación de experiencias alrededor de los
registros digitales de valor, ya sea por los experimentos de los bancos
centrales, las primeras regulaciones en países como Japón, Estonia y EU, por el
compromiso de comunicación abierta de los mineros, y por el desarrollo e
implementación de mejores prácticas a través de lineamientos, algoritmos y
manuales de prevención para el lavado de dinero.
Reto 6. Regulación
En el caso mexicano, los
reguladores financieros pusieron la mira en las criptomonedas en 2017, y parece
que 2018 será el año en el que se emitirá regulación al respecto. Mientras que
en países como Estados Unidos las autoridades federales han elegido emitir
comunicados, pero sin crear marcos regulatorios integrales, en México se espera
que pronto se apruebe la Ley FinTech, la primera regulación sui géneris del
sector, por lo menos en Latinoamérica.
Siguen existiendo posturas
encontradas entre los reguladores y expertos en criptomonedas. En primer lugar,
el pasado 5 de febrero, en una conferencia en Fráncfort, Agustín Carstens,
gerente general del Banco Internacional de Pagos, declaró en su primer discurso
al frente del organismo que las criptomonedas se han convertido “en una mezcla
de burbuja, un esquema piramidal, y desastre ambiental”.
En segundo lugar, otros
economistas influyentes como Kenneth Rogoff y Lawrence Summers han dicho que se
mantienen escépticos sobre el bitcoin, pero que la tecnología blockchain tiene
un valor relevante. Rogoff argumenta que el valor de bitcoin colapsará y que la
tecnología prevalecerá. Summers, ex Tesorero de EU. y ex presidente de la
Universidad de Harvard, es parte del Consejo de Digital Currency Group (DCG),
el fondo de capital de riesgo más importante en el sector de criptomonedas.
Summers ha declarado que “muy probablemente esto (blockchain) cambiará las
finanzas para siempre”.
Como tercer punto, la más
reciente audiencia del Comité de Banca y Finanzas del Congreso de los Estados
Unidos convocó a las cabezas de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus
siglas en inglés) y de la Comisión del Comercio de Futuros sobre Materias
Primas (CFTC, por sus siglas en inglés), así como participantes del sector de
criptomonedas en Estados Unidos. La sesión mostró lo que parecería un consenso
entre la industria y los reguladores de cara a una regulación inteligente,
alejando en el corto plazo los fantasmas de la prohibición visceral.
Lo reguladores tienen frente a
ellos una industria que rompe con paradigmas económicos, legales y sociales
tradicionales. Una reacción natural y fundada en el temor al cambio podría ser
una política prohibitiva, pero ¿cómo prohibir una red descentralizada? Se
podrían cerrar los mercados legítimos como aquellos exchanges que cumplen con
buenos estándares de calidad y en los cuales hoy en día se mueve el 99% del
volumen transaccional.
En cuarto lugar, el cierre
descrito anteriormente no pararía este fenómeno de las criptomonedas. Por
ejemplo, China anunció medidas prohibitivas en mayo, octubre, y diciembre de
2017 y en los tres casos, el volumen de transacciones fuera de los exchanges
aumentó entre 200% y 300% contra una semana previa. El resultado es que el
consumidor se mueve a plataformas P2P como “Local Bitcoins”, lo cual dejaría a
los reguladores limitados y a los consumidores asumiendo mayores riesgos.
En síntesis, prohibir las
criptomonedas implica prohibir el internet y las matemáticas, tarea que no solo
parece imposible, sino que también es ilógica al entender los amplios
beneficios de esta tecnología.
Finalmente, llegamos al debate
que vincula los tokens con las funciones del dinero. Los reguladores deben
entender que el Bitcoin es solo un tipo de token de entre varios otros. De
acuerdo con CoinmarketCap, existen más de 1,400 tokens, de los cuales muchos no
tienen como finalidad cumplir con las funciones básicas del dinero. Los utility
tokens, por ejemplo, simplemente dan acceso a un servicio y tienen la función
básica de monetizar una red (Filecoin, por ejemplo). Por tanto, no son activos,
moneda, tampoco deuda. Es importante que los reguladores entiendan esta
diferencia para establecer reglas del juego que protejan al consumidor sin
dañar la innovación.
Reto 7. Desarrollo de casos de
uso exitosos
Muchos expertos han criticado al
bitcoin, algunos otros a las criptomonedas en general, pero pocos han dudado de
la utilidad del blockchain. En el tenor del primer grupo, Nouriel Roubini un
prestigiado economista, criticó en no solo la función de las criptomonedas como
dinero, sino el blockchain, al calificarla como una tecnología que no ha
producido ningún caso de uso más allá de las criptomonedas.
Diferentes comentaristas que
reaccionaron a la crítica de Roubini clarificaron que realmente al Internet le
tomó más de 35 años desarrollar su primer caso de uso comercial desde la
creación del Arpanet hasta el desarrollo del World Wide Web. Estamos en una
etapa naciente en el sector, los casos de uso financieros y no financieros se
desarrollarán en los próximos años en la medida que se superen retos como la
complejidad operativa, la ciberseguridad, capacidad de transacción de las
redes, entre otros.
Vitalik Buterin, creador de
Ethereum, la segunda criptomoneda con mayor capitalización de mercado lanzó una
autocrítica del sector en una serie de tuits que decían “¿Cuánta gente hemos
bancarizado?” “¿A cuántos venezolanos hemos protegido de la hiperinflación?”
“¿Cuánto valor está almacenado en contratos inteligentes?” Un mea culpa que
provoca que muchos entusiastas y desarrolladores del sector apuren el paso.
En 2018, el sector de las
criptomonedas tendrá que apurar el paso y justificar los más de 400 mil
millones de dólares en capitalización de mercado. Productos que se ven cercanos
como lo son pagos internacionales, remesas, contratos inteligentes, registros
inmutables de datos, combate a la corrupción, entre otros, tendrán que
demostrar su utilidad.
Es también importante poner en
contexto la capitalización de mercado actual cuando se compara con la burbuja
“DotCom”. En su punto máximo la burbuja “DotCom” tuvo una capitalización de
mercado de 3.5 billones de dólares, o casi 9 veces más que la capitalización
actual de las cripto.
Conclusiones
Los retos aquí descritos se
pueden sintetizar en dos partes cruciales. Por un lado, es imperioso
desvincular la tecnología y su utilidad de los precios. Innovaciones como las
que trajo la Revolución Industrial, así como el ferrocarril, la electricidad,
los automóviles, y el internet, provocaron reajustes financieros, pero
finalmente prevalecieron para convertirse en tecnologías fundamentales para el
funcionamiento y el desarrollo de la sociedad moderna.
En este tenor, la liquidez es un
voto de confianza de la sociedad, que por primera vez tiene acceso amplio y sin
barreras para invertir en una tecnología naciente. Para invertir en el
automóvil, el internet, o las computadores había que conocer a los
emprendedores o ser un inversionista reconocido.
En segundo lugar, tanto los
emprendedores de blockchain como sus inversionistas -grandes y pequeños- tienen
una responsabilidad más grande de la que piensan, e inclusive, de la que
quisieran cargar. Es por ello que se requiere que asuman ese deber a través del
estudio y comprensión de la tecnología, el compromiso con la innovación y la
aplicación de la ética en la toma de decisiones.
*Felipe Vallejo Dabdoub es
Director de Política Pública y Asuntos Regulatorios en Bitso.
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