Hacia la muerte de las campañas
de retargeting
FORBES- 27 de febrero de 2018
La utilización de la data de
estos segmentos de retargeting es una muy buena práctica, pero funcionan mucho
mejor cuando se utilizan bajo todas las capacidades del marketing programátic.
Las campañas que utilizan
estrategias de segmentación, donde ya hubo una comunicación o comportamiento
directo con la marca, son aquellas que conocemos como campañas de retargeting.
Todo marketero que tiene que
crear iniciativas para alcanzar los objetivos de ventas de la empresa está
constantemente en búsqueda de los elementos que hagan una campaña ganadora: las
mejores ofertas, los mejores creativos, los mejores medios y, por supuesto, los
mejores segmentos.
Definimos segmentos como los
grupos de personas que cumplen con una o varias características en común; la
tecnología programática permite una gran cantidad de opciones para obtenerlos.
Se puede utilizar un proveedor entre las decenas de empresas que ofrecen
segmentos, desde los más simples sobre género y edad, hasta los más específicos
como usuarios de una marca específica de shampoo.
Se pueden obtener segmentos por
geolocalización, lugares que frecuentan, tipo de teléfono celular que usan,
aplicaciones que tienen instaladas, navegador que utilizan, sistema operativo
que tienen e incluso el tipo de conexión que utilizan (como WiFi o celular).
Al aplicar estrategias de
segmentación, se acota el público que se va a impactar con la publicidad, para
que ésta tenga mejor relevancia y, por lo tanto, mejor resultado. Hacer una
buena segmentación permite alejarse de una comunicación a “escopetazos” y
minimizar el desperdicio al impactar a una persona para la cual el mensaje
comunicado es totalmente irrelevante.
Uno de los segmentos más buscados
es aquel que surge de la información del mismo anunciante (first party data).
Aquí se definen segmentos de comportamiento como “los que compraron el mes
pasado”, “los que dejaron producto en el carrito de compras”, “los que pidieron
información de mi producto”, etc.
La razón por las que las campañas
de segmentación son ampliamente utilizadas es simple: traen mejor retorno de
inversión que lo que comúnmente se puede obtener de segmentos comprados a
terceros (third party data).
El proceso es sencillo. Pongamos
el ejemplo de una línea aérea: su objetivo obviamente es vender boletos de
avión. Ahora que se acercan las vacaciones de Semana Santa, una práctica podría
ser sacar la base de datos de todos los clientes que compraron boletos de avión
en estas fechas el año pasado, y ponerles una oferta para que vuelvan a comprar
algún vuelo.
Aunque con esta estrategia se
pueden obtener buenos resultados, no aprovecha toda la capacidad que la
tecnología de la publicidad programática ofrece. Digamos que ese segmento es de
50 mil prospectos; lo que se hace en las campañas de retargeting es buscar
impactar con un anuncio a todo este segmento y ésta es la limitante principal
de estas campañas.
Ahora que la tecnología nos
permite definir la decisión de compra impresión por impresión, el problema
principal de las campañas de retargeting es que estamos obligando a la
plataforma de compra a trabajar con una constante: impactar a toda esta base.
Al definir el segmento de
retargeting como constante (que además es una constante definida por un
humano), no le damos oportunidad al algoritmo de compra de decidir no impactar
a una persona de ese segmento, aunque haya otras variables que definan que esa persona
específica tiene baja o nula probabilidad de hacer una compra.
Otro problema con esto es que
todas las personas de la base se manejan como iguales. Eso significa que al
sistema le decimos que las 50 mil personas de ese segmento tienen el mismo valor
para nosotros y no debería de haber diferencias en la definición del costo que
estamos dispuestos a invertir en cada uno.
La manera de mejorar
considerablemente los resultados de ese presupuesto de retargeting es:
1.- Poner la condición del
segmento de retargeting (por ejemplo, las personas que compraron el año pasado)
como una variable, y no como una constante. La tecnología permite meter dentro
del algoritmo de compra programática estas condiciones como variables, para que
en conjunto con el resto de las variables decida si debe impactar o no a una
persona específica y cuánto debe pagar por cada impresión.
Con esto, se “mata” el concepto
de “campaña de retargeting” pues sólo tendremos campañas de venta en donde la
condición de retargeting sería una variable adicional a la campaña y no una
definición de un segmento especifico, fijo e inamovible.
Se pueden utilizar muchas de
estas variables de retargeting al mismo tiempo, como “me compró el año pasado”,
“me compra al menos XX boletos cada año”, “ha visitado nuestro sitio por lo
menos X veces en los últimos X días”, “dejó algo en el carrito de compras en
las ultimas X horas”, entre otras.
2.- Usar la capacidad de
calificar a un segmento (Audience Scoring) antes de iniciar y durante la
campaña. Esto quiere decir que se hace una diferenciación entre las personas de
ese segmento, en donde sabemos cuáles tienen mayor valor para la campaña
(porque tienen mayor posibilidad de comprar más, o algo de más valor o más
veces). Por lo tanto, el algoritmo puede decidir gastar todo el presupuesto en
solo el 50% del segmento porque el resultado final en ROI sería mejor que
impactar al 100% del segmento.
3.- Utilización de estas
variables en tiempo real. Las plataformas programáticas ahora nos permiten
meter dentro de estas campañas las variables importantes en tiempo real. Si
para un sitio de e-commerce es importante una persona que dejó productos sin
comprar en el carrito, se le puede hacer campaña a los pocos minutos de este
evento, lo que podría aumentar de manera considerable el resultado de este
impacto. Además, se convierten en segmentos “vivos” en donde, en tiempo real y
de manera automática, se adicionan nuevos prospectos que cumplen con las
condiciones que funcionan para obtener resultados y se quitan los que ya no las
cumplen.
En conclusión, la utilización de
la data de estos segmentos de retargeting es una muy buena práctica, pero
funcionan mucho mejor cuando se utilizan bajo todas las capacidades del
marketing programático, mientras menos limitaciones (constantes) le pongamos a
las plataformas, y más libertad tengan para encontrar patrones y decidir en
dónde comprar. Así podremos aumentar el retorno de nuestra inversión en medios.
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