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martes, 6 de febrero de 2018

El líder


El líder que inspira equipos como consecuencia


FORBES- 6 de febrero de 2018
Inspirar es uno de los grandes retos del liderazgo y parte integral de la imagen ejecutiva. Inspirar se puede ver como un fin o como consecuencia.

Muchos directores, han llegado a sus puestos principalmente por los resultados que han dado en el “número duro”. Algunos pocos, adicionalmente, por su habilidad para comprometer a los integrantes de sus equipos a dar “el extra”, y muy contados, han logrado inspirar a su gente. En las posiciones directivas el costo de heredar un equipo débil puede ser muy alto a nivel de imagen ejecutiva y credibilidad dentro de la organización. Y alguna vez tendrás que liderar a algún débil para demostrar la madera de la que estás hecho.

Inspirar parece sencillo… compartes clips, libros, discursos, hablas desde el corazón, y listo… magia. Pero no, por algo hay pocas personas como Nelson Mandela, ¿cierto?

Probablemente todos hemos escuchamos pláticas y visto películas sobre equipos deportivos que no daban una, y de pronto llega un nuevo entrenador, y todo cambia. Ese equipo, por el que en las casas de apuesta nadie daba un peso, la magia de la persona que llega, es capaz de transformar desde adentro todo, e inspirar… Obviamente, además de tener clara la estrategia, un plan, los roles en los cuáles cada uno puede explotar su potencial, muy importante y frecuentemente olvidado… también establece recompensas que funcionen de inicio como zanahorias. Y tiene clara la meta, misma que se alcanza como consecuencia de algo mayor.

Sin embargo, aunque hay muchas películas del tema, la vida real pareciera “ligeramente” distinta. Heredar una organización, por la razón que sea, que tiene bajo rendimiento y darle la vuelta con resultados sostenibles en el tiempo, toma más que el simple foco en el resultado a corto plazo.

Estos equipos, a los que nadie quiere porque con frecuencia están a fuego cruzado dentro de la organización, el reclutamiento y la capacitación han sido deficientes, faltan las herramientas adecuadas para hacer un mejor trabajo, etc., etc., etc. Estratégicamente pensado y decidido, fortalecen, catapultan y se convierten en una de las mejores cartas de venta de un ejecutivo. Esos equipos “chafas”, si tienes la capacidad requerida para transformarlos y liderarlos, serán un súper activo.

Atrévete a imaginar que ahora estás al frente de esa organización “chafa”, tú que has cuidado tu imagen ejecutiva y tu registro de resultados, has quedado bajo la mirada del mundo, y todo lo que has construido lo puede tirar un empleado aburrido de su rol que no tiene nada que perder.

Así que…

Tienes que sacar tu mejor juego.
Mantener la cabeza sobre la emoción, y la emoción conectada con la estrategia.
Necesitas estar dispuesto a dar todo lo que pides de los demás.
Bien dicen que “no hay buen viento para quien no sabe a dónde va“, y ésta es la primera diferencia entre alguien en un alto puesto que establece una estrategia considerando las variables, y un líder que transforma. Al heredar al “equipo del terror”, hay una diferencia substancial entre las personas… el líder va a tomarse un poco más de tiempo para conocer, analizar y entender (incluyendo a la gente) la situación, los retos y el potencial, y sabrá comprarse tiempo para eso. El otro, simplemente dará el resultado con la gente que está o sin ella, al final, a esa persona la miden también por resultados y le urge seguir creciendo.

Leyendo sobre líderes que inspiran para sacar adelante a equipos con resultados pobres, me encontré un estudio que hizo Bain sobre Centeredness. Centeredness es la capacidad del líder de mantenerse tranquilo bajo estrés, es empático, escucha profundamente, y se mantiene presente. Adicionalmente utiliza sus propias fortalezas, que están alineadas a la forma en que la organización genera valor, y es capaz de alinear como en las películas, estrategia, planes, roles y recompensas, manteniendo a la persona en el centro de las decisiones.

¿La inspiración? La inspiración se alcanza como consecuencia, la meta es la transformación, de forma humana, para inspirar a otro nivel.

Inspirar a cualquier equipo, para habilitar su potencial al máximo, es parte del liderazgo e impacta la imagen ejecutiva.

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