La ola del gig-economy en el
mercado laboral
FORBES- 15 de febrero de 2018
Ser tu propio jefe, es la
aspiración de muchas personas económicamente activas en el mundo. Se empieza a
materializar, gracias a que transitamos por un momento de paradigmas
económicos.
Ser tu propio jefe, es la aspiración
de muchas personas económicamente activas en el mundo. Y, para muchas, se
empieza a materializar, gracias a que estamos transitando un momento de
conversión de estilos y paradigmas económicos: la denominada gig-economy.
Y, ¿qué significa esta nueva
forma de ganarse la vida? Tiene que ver con el auge en los nuevos modelos
basados en la contratación temporal y flexible, en donde los freelancers han
encontrado una respuesta ante una demanda cada vez mayor de consumidores, una
mejor calidad de vida de las personas y un mayor control de la forma de
trabajo.
La también denominada economía
colaborativa ha respondido a otras transformaciones como el crowdwork (trabajo
colaborativo online), el auge de las plataformas digitales, el trabajo on
demand a través de aplicaciones móviles, la descentralización del trabajo y los
cambios en los estilos de trabajo, resultado de los cambios demográficos y la
introducción de nuevas generaciones como la Millennial y Centennial.
Esta nueva ola de P2P (people to
people) ha causado auge en el mercado laboral, adquiriendo popularidad a lo
largo del mundo.
Existen cifras que ubican su
crecimiento en 25% a partir del 2014 a nivel global, alcanzando una facturación
de 3.5 millones de dólares. En cambio, las predicciones en América Latina
pronostican un crecimiento, de 14 mil millones de dólares en 2014 a 335 mil
millones de dólares en 2025.
En México, la historia es
similar. Hay estudios que lo ubican como la segunda nación de América Latina
dentro de la economía colaborativa, específicamente en el sector de transporte,
donde el nivel de penetración es de 45%, servicios financieros 18% de
penetración y servicios empresariales 12% de penetración.
Con más de 14.2 millones de
personas que pertenecen a la población ocupada en el sector informal, existe un
gran margen de individuos que buscan robustecer sus ingresos económicos y
enriquecer su desarrollo profesional.
Todo esto representa grandes
retos para las organizaciones de todos los sectores y de todos los tamaños en
México, al sumarse a desafíos como la dificultad para encontrar perfiles
especializados, guerra de talento, dificultad para retener al personal, el
incremento en la movilidad de los colaboradores, entre otras.
La revolución que han traído
estos fenómenos y estos nuevos modelos de relación laboral obliga a las
organizaciones a enriquecer su propuesta de valor para los colaboradores,
quienes consideran poco suficiente la experiencia que adquieren dentro de un
solo lugar de trabajo y la compensación que pueden recibir de ella.
Mucha de la solución se encuentra
en potenciar la experiencia del colaborador (employee experience) y engrandecer
su cultura para convertirla en su ventaja competitiva y en la razón más
importante para que las personas quieran integrarse en las filas
organizacionales. Entre algunas de las propuestas se encuentran:
Apostar al salario emocional para
robustecer la propuesta de compensación, sumándole aquellos aspectos
intangibles, beneficios únicos, esquemas flexibles de trabajo, amenidades y demás
elementos que diferencian la organización de otra.
Enriquecer las posiciones de
trabajo, a través del crecimiento horizontal, estrategias de trabajo
compartido, incremento de retos y responsabilidades, iniciativas
multigeneracionales, proyectos multidisciplinarios y colaborativos.
Ofrecer feedback constante a las
personas, haciendo de la gestión del desempeño, un hábito diario de desarrollo,
reconociendo continuamente fortalezas y áreas de oportunidad, abriendo canales
de comunicación entre líderes y colaboradores.
Brindar autonomía y empowerment a
colaboradores, dando un sentido de control de responsabilidades, tiempos y
estilos de trabajo a las personas.
Ofrecer flexibilidad y
personalización de beneficios, entre ellos, esquemas flexibles de trabajo velando
por la calidad de vida, necesidades e intereses de los individuos.
No se puede evitar la movilidad
de las personas, pero sí ofrecer ambientes de trabajo y culturas lo
suficientemente atractivas para hacer que los profesionales quieran y deseen
pertenecer a la organización.
La gig-economy es una de las olas
que ha impulsado a las organizaciones a transformarse y replantear lo que
hacen, lo que ofrecen y la forma en cómo hacen las cosas.
Es una tendencia que irá en
crecimiento y formará parte de las necesidades de los mercados. Subirse a esta
ola es una manera de aceptar uno de los muchos cambios en el mercado y sumar
desafíos que, si decidimos enfrentarlos, nos ayudarán a generar mejores negocios
y hacer de México el mejor país para trabajar.
*Knowledge Management Manager / Great Place to
Work® México
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