Los ejes de Ray Dalio y la meritocracia de
ideas
FORBES- 21 de febrero de 2018
Los principios del inversionista
se centran alrededor de un sistema diseñado para lograr una toma de decisiones
más eficiente que asegure que las mejores ideas siempre se impongan.
Durante las pasadas vacaciones de
fin de año, me di a la tarea de leer varias publicaciones de uno de los
inversionistas que más admiro y que más influencia han tenido en mi carrera:
Ray Dalio, quien recientemente publicó Principles, donde explica los principios
que le permitieron crear Bridgewater Associates, el fondo de inversión (hedge
fund) más grande del mundo, que administra alrededor de 160,000 millones de dólares
(mdd).
Los principios de Ray Dalio se
centran alrededor de un concepto innovador: establecer dentro de cualquier
institución o empresa una “meritocracia de ideas”, un sistema diseñado para
lograr una toma de decisiones más eficiente que asegure que las mejores ideas
siempre se impongan, sin importar el origen de las mismas.
Para esto, Ray Dalio considera
indispensables tres factores:
Primero, sin importar su puesto
dentro de la organización, todos deben poner sus ideas sobre la mesa y tener
acceso a ellas. La aplicación de este factor ha llegado al punto en que, en
Bridgewater, se graban todas las conversaciones de este tipo entre empleados,
para que cualquier colega pueda consultar lo hablado. Para Dalio, esta
“transparencia extrema” ayuda a tomar mejores decisiones y tener mejores
relaciones laborales.
Segundo, se propicia la
existencia de desacuerdos reflexivos, donde las personas desarrollen su
pensamiento, para alcanzar mejores decisiones de las que se alcanzarían de
forma individual.
Tercero, si los desacuerdos
persisten, deben tenerse protocolos establecidos para superarlos de forma
“meritocrática”.
El resultado intelectual de este
proceso es extraordinario, al punto que el exgobernador de la Reserva Federal
de Estados Unidos, Paul Volcker, aseguró que parecía que Bridgewater “produce
un análisis y estadísticas más relevantes incluso que los publicados por la
misma Reserva Federal”.
Dos documentos de análisis, a mi
parecer, muestran una especial relevancia en el contexto internacional:
Primero, How the Economic Machine
Works: Leveragings and Deleveragings, publicado en 2008, donde explica por qué
el sector financiero y la economía habían llegado a la mayor crisis desde la
Gran Depresión.
Desde entonces, ese documento se
ha actualizado y expone el potencial económico de los países basado en su
productividad, demografía y capacidad de endeudamiento, y donde, por cierto, se
señala a México como una de las economías con mayor potencial económico. Esto,
viniendo de uno de los pocos inversionistas que vio venir la crisis de 2008,
significa mucho.
El segundo análisis al que me
refiero es un estudio histórico del populismo, que investigó a 14 líderes con
características populistas, en 10 países diferentes, desde Franklin D.
Roosevelt, hasta Adolf Hitler.
Según Dalio, el populismo es un
fenómeno político social que surge del hombre común, cansado de las brechas
entre riqueza y oportunidades, la percepción de amenazas culturales en el país
por parte de gente extranjera o con distintos valores, élites establecidas en
posiciones de poder y que el gobierno no trabaje efectivamente para una
mayoría. Lo anterior lleva al surgimiento de un líder fuerte que promete
devolver poder al hombre común y hacer que el sistema funcione.
A veces, el sistema es lo
suficientemente flexible para absorber al populista; otras veces, se rompe. Que
se adapte o se rompa depende de qué tan consolidado esté el sistema y de qué
tan disruptivo sea el populista una vez en el poder. Conviene mencionar que
Bridgewater creó un índice con los votos recibidos por partidos o candidatos populistas
/ antisistema, en siete países desarrollados, desde 1900. El resultado no es
una sorpresa: el populismo hoy está en el nivel más alto desde finales de 1930.
Para entender y resolver de modo
certero estos temas, se requiere mucha discusión. Ahí radica la importancia de
la labor de análisis que realiza Bridgewater. El análisis profundo de estos
temas debe servir para diseñar políticas públicas y formas de participación que
le aseguren a México un lugar entre los países desarrollados.
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