¿A qué se refieren al hablar de
growth hacking?
FORBES- 7 de febrero de 2018
Creatividad y pensamiento
analítico: crecimiento, eso es growth hacking, una de las herramientas de moda
que se ha convertido la gran respuesta a los negocios.
El término aún no está tan
extendido como para tener un vocablo en español, pero está marcando tendencia.
Growth hacking es una de las directrices en boga y sí, efectivamente, ¡otra
buzzword -palabra pegadiza- a la lista que usa la gente inteligente! El Growth
Hacking es un método que busca incrementar de forma rápida y notoria las
operaciones de la empresa con el mínimo gasto y esfuerzo posibles, trayendo
como impacto el crecimiento en volumen de usuarios, ingresos, impactos. Y,
aunque eso es el anhelo que se alberga en el corazón de todos los empresarios y
emprendedores desde que el mundo es redondo, ahora se busca hacer un maridaje
interesante: creatividad y pensamiento analítico.
El divorcio entre una mente
creativa y una que le gusta analizar ha sido un paradigma que se busca
aniquilar. No hay porque creer que una persona que tiene buenas ideas tiene
amputada la capacidad de medir, racionalizar, examinar y comparar resultados.
La unión que da fuerza y genera impactos deseados es justamente cuando alguien
tiene la posibilidad de imaginar y hacer visible lo que otros no pueden ver y
también puede estudiar las mejores formas de realizar sus ideas. ¿Por qué
tendrían que estar separados dos conceptos que pueden generar tan buenos
resultados juntos?
Un growth hacker es una persona
que:
Sabe manejar datos y usar la
información para discernir entre lo que funciona y lo que no sirve. Tiene la
capacidad para desechar lo que no funciona y empezar a experimentar aquello que
sí puede echarse a andar.
Sabe generar estrategias. Tiene
un pensamiento táctico y ordena sus actividades conforme a las prioridades que
le marca el proyecto, siempre teniendo en cuenta cual es la meta que quiere
alcanzar.
Se informa. Está al día de las
tendencias que pueden impulsar el crecimiento de su proyecto de emprendimiento,
de su área de responsabilidad o de su negocio. Es una persona que tiene una
visión global y a la vez es especialista en su materia. Dado que sabe qué hacer
con la información, tiene la capacidad de tomar decisiones inteligentes y
provechosas.
Se mueve rápidamente, es ágil.
Sabe conmover al mercado pues conoce a su cliente y a sus usuarios. Los conoce
porque los escucha y aprovecha la retroalimentación que recibe de ellos.
También está atento y al pendiente de los riesgos y debilidades, así como de
las ventanas de oportunidad y de las fortalezas que sabe aprovechar para
ponerlas a disposición de sus intereses.
Entiende que la creatividad es el
motor de cualquier proyecto. Es un individuo que está constantemente buscando
fórmulas de crecimiento novedosas, es un gran curioso que está metiendo la
nariz en varios temas y es capaz de conectar puntos aparentemente inconexos
para generar soluciones novedosas.
El término growth hacker lo acuñó
Sean Ellis en 2010 cuando estaba tratando de buscar una nomenclatura adecuada
para una descripción de trabajo. Ellis empezó como un consejero para proyectos
de emprendimiento y cuando ya llegaba al momento de dejarlas volar fuera del
nido, le resultaba muy difícil que los emprendedores lo quisieran dejar y
buscaban a alguien que les ayudara, en forma cotidiana y como una posición en
la empresa, a hacer lo que su consejero estrella hacía. ¿Y qué hacía? Era la
persona que estaba al pendiente del crecimiento y de los potenciadores de
desarrollo del proyecto. Al buscar a su reemplazo, las personas que llegaban
eran individuos con una visión muy mercadológica y no es sólo eso lo que se
necesita. Un ingeniero, un administrador, un contador mostraban limitaciones de
punto de vista.
Lo que realmente hace falta es
una posición que esté dedicada a buscar crecimiento. Ellis se aleja de la
teoría de Eric Ries que les pide a los emprendedores empezar con un producto
mínimo indispensable y aventurarse al mercado, en una serie de iteraciones y de
pivotes entre el cliente y el emprendedor hasta llegar al producto ideal
co-creado por el mercado y el proyecto. Para Ellis, eso es absurdo. Su proceso
es diferente.
Ellis plantea empezar con un
producto que de antemano se sabe que el cliente va a querer. No hay que perder
de vista lo que es obvio. Ir y venir con opiniones de los usuarios potenciales
puede ser muy caro y desgastante. Por lo tanto, para Ellis antes que empezar a
producir un prototipo mínimo indispensable, el primer paso es preguntando y
contestando preguntas. Por eso, cuando se descubre una ventana de oportunidad,
en vez de esconderse en el sótano a construir, recomienda salir al mercado a
preguntar.
Con retroalimentación previa, se
construye un prototipo y se le lanza a pasar la prueba más dura de mercado.
¿Cuánto estará dispuesto a pagar un cliente por determinado producto o
servicio? Desde luego, no se puede empezar queriendo agradar a todo el
universo. Hay que ser muy selectivo en términos de quién realmente es nuestro
cliente objetivo. Entonces, con un universo perfectamente bien determinado
empezamos el ciclo:
Adquisición. Que la gente te conozca
y reconozca, que se sepa el nombre de tu producto que identifique tu marca.
Activación. Deja que tu cliente
tenga su primera experiencia feliz con tu producto o servicio.
Retención. Ingéniatelas para que
tu cliente vuelva alegremente una y otra vez a comprar en tu negocio.
Utilidades. El esfuerzo se
monetiza y se ve recompensado con un margen de ganancias.
Recomendación. Los clientes están
tan felices que están dispuestos a recomendarte.
Evidentemente, el proceso de
growth hacking requiere de perseverancia y también de parámetros sencillos que
faciliten el seguimiento y la medición. Ellis dice que este método ha sido
utilizado por las empresas del milenio que han tenido un desarrollo acelerado y
sostenido. Facebook lo experimento y creció de cero a 50 billones de dólares en
ocho años. Y, sostiene que la técnica se ha ido depurando y mejorando cada vez
más. Uber alcanzó el mismo crecimiento, sólo que a ellos les tomó cinco años en
vez de ocho.
Además, Uber es una compañía que
no se aparta de la creatividad, sigue innovando. No se conformó con el servicio
de autos, creó UberEats, en el Super Bowl generó un servicio especial de
helados, papas y refrescos para que nadie se perdiera una sola jugada, en el 14
de febrero tiene servicio de entrega de rosas a domicilio… y no para de
reinventarse y de mejorarse. Y, claro, de seguir creciendo.
Creatividad y pensamiento
analítico son la tendencia de crecimiento del momento. Son la forma de hacer
que los proyectos se desarrollen y se transformen, siempre buscando servicio
para el cliente y utilidades para los socios. A eso nos referimos al hablar de
growth hacking.
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