La comunicación, aliada en el
mundo laboral
FORBES- 28 de febrero de 2018
Mantener un diálogo directo,
claro, constante y fluido entre colaboradores es fundamental para que los
objetivos fijados en la empresa se den de mejor manera y más rápido.
Uno de los procesos humanos más
enriquecedores es el de comunicar, que en sí abarca la acción de compartir.
Esta resulta fundamental en toda clase de relaciones que se entablan en la vida
y el mundo laboral no es la excepción. Los nexos que se crean dentro de la
empresa requieren de un buen manejo de la comunicación y, desde luego, el
lenguaje adecuado.
Sobre comunicación, todos
hablamos y todos pensamos que somos expertos porque la vemos como algo
inherente a nuestra condición humana; de ahí que los resultados de una reciente
encuesta de Gallup aplicada en Estados Unidos, y que coincide con otros
estudios realizados por prestigiosas universidades, haya dejado a miles con un
pasmo completo, ya que reveló que casi el 70% de los gerentes tiene miedo de
hablar con sus empleados.
La cifra, y la realidad que
encierra, prendió las alarmas porque uno de los factores que más refieren los
empleados para sentirse comprometidos y productivos en el mundo laboral es
mantener una comunicación regular y significativa con sus jefes.
Pero, según la encuesta,
alrededor del 37% de los gerentes admitió que les resultaba difícil dar
retroalimentación negativa sobre su desempeño a su equipo; el 20% dijo que
luchaban por compartir su propia vulnerabilidad y a otro 20% no le gustaba ser
el mensajero de las políticas de la empresa. Más allá de ello, el 69% de los
encuestados confesó que encontraba que “comunicarse en general” era la parte
más difícil de la relación con los trabajadores a su cargo.
Si intentáramos tropicalizar la
encuesta al contexto mexicano tendríamos que admitir que muy probablemente las
cifras se dispararían, debido a que en países con mayor avance se ha logrado
profesionalizar la manera de dar retroalimentación, que es un punto que causa
ruido a quienes participaron en el reciente ejercicio de Gallup.
En realidad, esto es fácil de
entender si admitimos que, aunque la buena comunicación puede parecer sencilla,
se requiere de disciplina para que de verdad se lleve a cabo. Anteriormente se
nos instruía en el modelo emisor-mensaje-receptor, pero hoy nos damos cuenta de
que ese esquema puede convertirse en una teoría de elementos de tantos cambios
que ha habido. Actualmente en todos los ámbitos, incluida la empresa, los
interlocutores deberán ser capaces de crear diálogos constructivos, que aporten
información valiosa al otro y que podamos tener la certeza de que se han
entendido perfectamente todos los mensajes que fueron transmitidos.
Evidentemente la comunicación
tiene tropiezos, que pueden atribuirse a las creencias y al bagaje que tiene
cada persona. En ocasiones, este tipo de factores muy personales complica el
proceso y hace difícil que la comunicación fluya; más, si en realidad hay
intención de compartir, es posible destrabar cualquier freno que haya surgido.
En este cometido será fundamental
que los interlocutores muestren una madurez abierta y franca, sin emitir
juicios anticipados y con autocontrol. Aprender a escuchar al otro es muy
valioso, y nunca deberá confundirse a alguien que es una escucha comprometida
con quien es pasivo. Algo muy importante que debe tenerse presente es que el
65% de la comunicación radica en la corporalidad. Esa resulta muy evidente y es
la que da congruencia a lo que comunicamos.
En los procesos internos de las
empresas es fácilmente perceptible detectar problemas de comunicación. Como
casi todos los procesos, en el de comunicación ha habido cambios y ya no se
espera que el primer paso lo dé el jefe. En ocasiones, es el empleado quien
muestra interés en avanzar y debe haber la apertura para aceptarlo. La
información puede llegar de todas partes; sin embargo, si asumimos que los
gerentes son quienes tienen más experiencia es muy probable que sean ellos
quienes conduzcan el diálogo.
Llegado el momento, será
recomendable tener presente que en una comunicación fluida y clara intervienen
los siguientes elementos: ambiente (el contexto); oportunidad (encontrar el
momento idóneo y el tiempo adecuado); voluntad de las partes; una escucha
profesional fidedigna de empatía; cerciorarse de su entendimiento; acotar sin
divagar; avisar que se entabla un diálogo que tiene un objetivo específico;
separar a las personas del problema o de la situación a dialogar; procurar
ambientes sanos; corporalidad congruente; sentimiento de confianza sin ser
forzado, y contar con elementos y datos fidedignos.
Si logras conocer y manejar estos
elementos, tu comunicación será funcional, asertiva y fluida, lo que te
permitirá avanzar en el ámbito profesional y en todos en los que te manejes. No
te olvides del buen hábito que ya te habíamos comentado: pregunta y no asumas;
es muy valioso que hagas preguntas de precisión, de aclaración, de contexto.
Las respuestas apoyarán tu crecimiento.
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