Un Mundo Feliz con tecnologías
inteligentes
FORBES- 17 de octubre de 2017
Cualquiera que sea el futuro, la
Inteligencia Artificial tiene el potencial de crear el mismo o mayores
beneficios que las grandes revoluciones industriales del pasado.
Desde Siri hasta automóviles
autónomos, la tecnología hoy nos obliga a vislumbrar un futuro prácticamente
utópico, casi como lo describió Aldous Huxley en su novela más popular “Un
mundo feliz”, en la que plasma de manera visionaria un futuro científicamente
determinado.
Como lo dice Max Tegmark,
presidente del Future of Life Institute: “Todo lo que nos gusta de la
civilización es un producto de la inteligencia, por lo que la amplificación de
la inteligencia humana con la inteligencia artificial tiene el potencial de
ayudar a florecer la civilización como nunca, siempre y cuando consigamos
mantener a la tecnología a nuestro beneficio”.
Diariamente escuchamos términos
como Inteligencia Artificial, machine learning y deep learning, aquí la
diferencia entre cada uno de ellos:
La Inteligencia Artificial (IA)
se refiere al uso de computadoras para imitar la inteligencia humana que se
sustenta en la lógica basada en reglas, árboles de decisión y otros métodos
formales para emular el pensamiento de los seres humanos.
El machine learning es una forma
de IA que analiza datos y técnicas para mejorar la eficiencia de las tareas
repetitivas.
El deep learning es un
subconjunto del machine learning y se refiere a las máquinas que aprenden
identificando y probando opciones competitivas entre sí para descubrir la mejor
solución.
Muchas son las interrogantes que
se plantean alrededor de estas tecnologías del futuro, pero ¿cuáles son los
verdaderos beneficios y riesgos que llevan implícitos estos avances? Echémosle
un vistazo:
Las ventajas de vivir en el
futuro
La IA es una herramienta que nos
ayuda a tomar mejores decisiones, conectando los puntos a través de enormes
conjuntos de datos y obteniendo ideas para resolver problemas del mundo real,
ya sea como decidir cuál es la ruta más rápida para llegar a la oficina, o cuál
es la mejor medicina basada en este genoma, o cuál es la mejor decisión
financiera para tomar.
Si bien la IA es retratada por la
ciencia ficción como robots con características similares a las humanas, tal
como sucede en la película Inteligencia Artificial, donde un niño robot anhela
ser “real” para lograr obtener el amor de su madre; la IA se podría definir
coloquialmente como cuando una máquina imita funciones “cognitivas” que los
humanos asocian con otras mentes humanas, como “aprender” y “resolver
problemas”.
Todos hemos recibido alguna
recomendación de productos, por ejemplo, en Amazon o eBay, o ver una película o
serie basada en nuestros gustos en plataformas como Netflix o Blim; sin
embargo, estos ejemplos sólo son una parte de lo que los algoritmos del machine
learning pueden hacer a través de programas predictivos. Otros ejemplos serían
el reconocimiento facial, detección de fraudes, filtros de spam en el correo
electrónico, e incluso la conducción automática de vehículos.
Muchas empresas están en las
primeras etapas de adopción de estas tecnologías; sin embargo, hay un número
creciente de ejemplos en los que la tecnología inteligente se está utilizando
para optimizar los sistemas y procesos en beneficio de los usuarios. Ejemplos
de esto son Yelp, Pinterest, HubSpot, Uber y Expedia.
Los riesgos de abrir puertas a lo
intuitivo
La IA está programada para
acciones benéficas, sin importar cuál sea el método para lograr el objetivo y
éste puede no ser muy positivo al final del día, al contrario, al “ver” los
intentos humanos para detenerla se interpretaría como una “amenaza” al logro de
su objetivo.
Los sistemas cada vez demuestran
que son altamente capaces de tomar decisiones basadas en datos y sus
extraordinarias habilidades en una partida de ajedrez, por ejemplo; sin
embargo, también se ha demostrado que son incapaces de justificar sus
respuestas, es decir, saben que deben lograr un objetivo, pero no saben por qué
deben de hacerlo.
Según la predicción de Mark
Zuckerberg, CEO de Facebook, la Inteligencia Artificial basada en el machine
learning coincidirá y superará las capacidades humanas en las áreas de visión
por computador y reconocimiento de voz dentro de 5 a 10 años. Esta predicción
se realizó unos meses antes de que los mismos desarrolladores de la red social,
tuvieran que desactivar un algoritmo que tenía la finalidad de llevar a cabo
conversaciones prácticas, después de que éste desarrollara su propio idioma sin
que nadie pudiera entenderlo, dejando en evidencia que la inteligencia
artificial, con el nivel de tecnología alcanzado en la actualidad, ya es capaz
de superar al maestro.
Y más allá de una futura rebelión
de las máquinas como supone la ciencia ficción y algunos temerosos, el riesgo
real de la IA es que podemos poner demasiada confianza en los sistemas
inteligentes que estamos construyendo sin poner tanta atención en alinear
nuestros objetivos a la hora de programar los sistemas.
Y entonces, ¿el problema? Podemos
hablar de algunas cuestiones legales y éticas. Ante un accidente imposible de
evitar en un vehículo autónomo (automóviles, aviones o drones). ¿Cómo podría el
vehículo saber cómo minimizar los daños a los humanos y a quién debería
proteger más, por ejemplo, tratándose de un bebé a bordo?
Otro gran problema es la pérdida
de datos. Utilizamos computadoras, teléfonos inteligentes y otros dispositivos
para almacenar casi todos nuestros documentos, archivos, imágenes y videos
importantes. Una vez perdido, no es posible (o muy difícil) recuperar esta
información. Esto puede causar serios problemas a sus negocios.
Pero cualquiera que sea el
futuro, no hay duda de que las amplias aplicaciones de la Inteligencia
Artificial tienen el potencial de crear el mismo o mayores beneficios que las
grandes revoluciones industriales del pasado. Sin embargo, como bien indica el
inventor y empresario Elon Musk, es muy importante ser proactivos en lugar de
reactivos en cuanto a la regulación de la Inteligencia Artificial se refiere.
El futuro está aquí. Por lo
tanto, es mejor aceptar los cambios en el mundo que vivimos y aprovechar todas
las características sorprendentes que la Inteligencia Artificial nos tiene que
ofrecer. Debemos permanecer siempre vigilantes y prepararnos para dar
soluciones creativas a las eventualidades que podrían surgir de este cambio
dinámico sobre el funcionamiento de nuestra economía y sociedad.
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