Emociónate y deja que la gente se
emocione en tu organización
FORBES- 5 de octubre de 2017
Trabajar en una organización es
sumergirte en mundos altamente complejos. Uno puede elegir un trabajo, en
determinada organización y bajo determinadas circunstancias.
Trabajar en una organización es
sumergirte en mundos altamente complejos. Uno puede elegir un trabajo, en
determinada organización y bajo determinadas circunstancias. El factor
inesperado hace su aparición cuando te enfrentas a retos y oportunidades que no
hubieses imaginado vivir y conoces a personas que no hubieses imaginado
conocer.
Aunque uno se resista,
inevitablemente todas estas situaciones vienen de la mano junto con emociones
que día a día nos afectan de una u otra manera, incluso llegando al terreno
físico y psicológico, desembocando en estrés, enfermedades y demás reacciones.
Miedo, enojo, tristeza, alegría…
todos las hemos experimentado. Seguramente has tenido sensaciones desbordantes
cuando te han anunciado una promoción, un aumento o el cierre de una venta. O,
al contrario, seguramente sabes lo que se siente cuando te has equivocado o
cuando la estrategia que habías planeado no tiene los resultados que esperabas.
Bajo premisas como “la gente sólo
viene a trabajar, por eso se les paga” o “yo no tengo por qué ser responsable
de cómo se siente la gente”, el bienestar emocional en el trabajo ha sido un
concepto que todavía cuesta trabajo que los líderes organizacionales tengan en
sus agendas, reforzando que sea un tema tabú en el contexto laboral.
Lo cierto es, que las emociones
son un agente sumamente poderoso que pueden determinar el éxito organizacional.
Se puede leer muy exagerado, sin embargo, la misma definición lo refleja, al
referirnos a ellas como respuestas breves y organizadas que influyen en la
manera en cómo las personas abordan retos y aprovechan oportunidades en los
eventos a los que se enfrentan.
A pesar de tener esta
trascendencia, la Inteligencia Emocional es un concepto que todavía es muy
intangible para las personas; más aún, el bienestar emocional en el trabajo. La
buena noticia es que ya existen iniciativas tanto del sector público como el
sector privado para promover ambos temas en los lugares de trabajo.
Actualmente existen esfuerzos a
nivel mundial a través de organismos internacionales que velan por la salud
ocupacional de los colaboradores. La Organización Internacional del Trabajo
(OIT) ha alertado que las crisis económicas actuales, la prevalencia del
desempleo, las reestructuras y la búsqueda incesante de la competitividad,
generan un ambiente de incertidumbre, estrés, falta de control y ambigüedad en
las personas, causando, por un lado, bajas en la productividad, poca
efectividad organizacional, disminución en la satisfacción laboral, resistencia
al cambio, presentismo, ausentismo (entre otras).
Entre las consecuencias en la
salud, en la parte física se encuentran trastornos gastrointestinales,
cardiovasculares, respiratorios, endócrinos, dermatológicos y musculares, así
como prevalencia de enfermedades físicas (hipertensión, diabetes) y en la parte
mental trastornos afectivos, alimenticios, del sueño, ansiedad, depresión,
adicciones, fobias.
En México, dentro del sector
gubernamental el Programa Nacional de Bienestar Emocional y Desarrollo Humano
en el Trabajo (Pronabet) de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social
(STyPS) busca concientizar a los líderes organizacionales sobre la injerencia
que tienen sobre los colaboradores de las organizaciones y cómo su rol es
fundamental para evitar los factores de riesgo psicosocial en el trabajo. Estos
se refieren a las condiciones de trabajo o características relacionadas con el
ámbito psicosocial que pueden tener la capacidad de afectar al bienestar o salud
del colaborador.
En el sector privado, varias
organizaciones, tanto MiPymes como grandes corporaciones multinacionales ya
están implementando acciones que apuntan a la prevención de riesgos
psicosociales en el lugar de trabajo y así fomentar el bienestar emocional.
Estas acciones pueden relacionarse a estrategias robustas de Wellness
corporativo, beneficios para el colaborador y su familia, esquemas de trabajo
flexible, compensación variable, modelos de trabajo colaborativos, entre otros.
¿Estás pensando en implementar este tipo de acciones dentro de tu organización?
Para ello es importante tomar en cuenta lo siguiente:
Que sea un tema estratégico en la
organización. Asegúrate de que el interés por el bienestar emocional de las
personas parta desde la misión, visión y valores. El que sea parte de la agenda
directiva estratégica, formando parte de la cultura y se encuentre inmerso en
los líderes formará la base para que exista congruencia y consistencia en las
iniciativas que vayan a diseñarse e implementarse.
Asegúrate de saber cómo están los
colaboradores. En realidad, ¿conoces el estado en el que se encuentra tu gente?
Hay que tener en cuenta el índice de enfermedades laborales e incidencias tales
como la tasa de ausentismo para darnos una idea de la situación actual en la
organización. Asimismo, es fundamental escuchar a nuestra gente a través de
encuestas de clima, grupos focales, entrevistas y otros canales donde podamos
obtener la retroalimentación de las personas.
Identifica los factores de riesgo
psicosocial que existen en tu organización. Es necesario identificar las
fuentes que originen factores de riesgo en los colaboradores y que tengan un
impacto en su bienestar emocional. Desde la organización del trabajo, naturaleza
de procesos internos, hasta la relación entre líderes y colaboradores, vale la
pena hacer una exploración a profundidad para diseñar e implementar estrategias
efectivas.
Que las intenciones se hagan
realidad. Muchas veces se puede tener la intención de velar por el bienestar de
las personas, pero pueden no ser materializadas en programas y/o prácticas que
las hagan realidad. Por ello, es recomendable que se establezca, a partir de la
filosofía organizacional, un programa integral de Wellness que incluyan
prácticas y programas que promuevan el bienestar en las diferentes esferas del
ser humano: física, mental, intelectual, social, por mencionar algunas.
No te olvides de los canales de
apelación. El contar con políticas y mecanismos que velen por la justicia,
imparcialidad, no discriminación y manejo de conflictos no es algo deseable,
sino necesario. Esto da una sensación de tranquilidad y seguridad en las
personas y ofrece una contención ante conflictos e incidencias.
Capacita e informa, siempre. Existe
mucha desinformación sobre cómo identificar y validar las emociones, en uno
mismo y en los demás. Para fomentar la cultura de la inteligencia emocional, es
importante tener información disponible para los colaboradores, por lo que, las
capacitaciones y talleres en temas relacionados con el bienestar emocional son
importantes.
Trabaja con los líderes. Los
líderes son claves para generar microclimas sanos y caracterizados en la
confianza. Formar a los líderes en el manejo de estos temas y convertirlos en coaches
y mentores para sus equipos promoverá y reforzará los comportamientos positivos
permeándose a lo largo de la organización.
Hoy por hoy, el mundo de las
emociones ya tiene cabida en las organizaciones. Como organización y como
líder, promover el bienestar y la salud mental es una responsabilidad para con
las personas, al mismo tiempo que se activa el sentido de reciprocidad de los
colaboradores para con la organización.
Por todas estas razones y tomando
estas estrategias como guía, ¡emociónate y deja que las personas se emocionen
en tu organización!, en el sentido de que vivan el mundo emocional, dándoles
herramientas para su manejo adecuado. Al hacerlo, le harás un bien a tu
organización, a los colaboradores, a sus familias y, ¿por qué no? A ti mismo.
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