Retailers, a la caza de clientes
no bancarizados
FORBES- 20 de octubre de 2017
Las tiendas han desarrollado
modelos que permiten construir perfiles de clientes y controlar el riesgo al
emitir una tarjeta de crédito.
Los programas de lealtad de
tiendas departamentales y de autoservicio constituyen una fuente importante de
información sobre los clientes. ¿Qué compran? ¿Con qué periodicidad? ¿Cómo
pagan? Son preguntas que ayudan a establecer perfiles de consumidores que
permiten determinar, incluso, su nivel de riesgo crediticio.
El financiamiento por parte de la
banca tradicional en México aún es bajo. De acuerdo con cifras del Banco
Mundial, en el país menos de 18% posee una tarjeta de crédito, mientras que en
Brasil -una economía equiparable- este número alcanza 32%.
¿Cuáles son las consecuencias de
no tener un instrumento de crédito? La más inmediata es la imposibilidad de
adquirir bienes a través de financiamiento. La segunda consiste en la falta de
un historial que permita acceder a créditos de mayor envergadura, como de auto
o de vivienda.
Una oportunidad para los
retailers
Al tener instrumentos que
permiten construir perfiles de clientes, los retailers se están convirtiendo en
importantes competidores de la banca tradicional. Un ejemplo claro es el de
Falabella, una tienda departamental de origen chileno, que actualmente tiene su
propio banco.
La historia financiera de este
retailer inició en 1995, con la creación de Prosefin. En 1996, su core de
crédito se constituye bajo el nombre de Financiera CMR y para 2004 lanza su
primer programa de Puntos CMR y sus créditos en efectivo y vehicular.
En 2007 finalmente Falabella se
convierte en un banco y lanza sus tarjetas CMR Visa y CMR Visa Platinum. Dos
años más tarde, Banco Falabella se posiciona como el primer emisor de tarjetas
de crédito en Perú, el país con el nivel más bajo de bancarización en la
región, con un millón 600 mil plásticos colocados.
¿De qué depende el éxito de
Falabella como institución financiera? Precisamente en que contó con tan buen
nivel de información de sus clientes, que pudo construir un perfil de riesgo
adecuado haciendo que el otorgamiento de tarjetas fuera un proceso ágil y
sencillo.
El caso mexicano
En el país existen casos como el
de Falabella, como ocurre con Banco Azteca, Banco Famsa y Bancoppel. El caso de
esta última institución es interesante: de acuerdo con su segundo reporte
trimestral, la financiera derivada de tiendas Coppel se colocó como el tercer
emisor de tarjetas de crédito más grande del país. No obstante, el documento
también indica que su tasa de morosidad se ubica en 17.4%, un número por encima
del promedio nacional, que es de 11.1%, según la Comisión Nacional Bancaria y
de Valores (CNBV).
¿Cómo logran las tiendas
departamentales y de autoservicio manejar los niveles de riesgo? A través de la
recopilación de datos suficientes para asignar montos de crédito de manera
adecuada. ¿De qué forma lo hacen? Por medio de programas de lealtad, como
tarjetas de puntos o monederos electrónicos, que sólo pueden ser canjeables en
sus establecimientos. Otros comercios han logrado formar una red, que permite a
los clientes disfrutar de promociones exclusivas en distintos negocios como
cines, restaurantes, tiendas de conveniencia, etcétera.
Estos modelos hacen posible la
recopilación masiva de datos que habilitan a las empresas la creación de
perfiles de consumo, que cruzados entre sí hacen posible predecir
estadísticamente su capacidad de pago y con ello identificar el nivel de
riesgo.
Los retos
Si bien los retailers han logrado
encontrar la forma de asignar tarjetas con un nivel controlable de riesgo -y en
muchas ocasiones, sin exigir tener antecedentes en el Buró de crédito- también
es cierto que aún enfrentan retos para hacer que los clientes hagan uso de los
plásticos.
El primero de ellos consiste en
la activación. Para enfrentarlo, algunas tiendas han decidido ofrecer
promociones como descuentos en la primera compra y la posibilidad de diferir
los pagos. El segundo, se basa en el uso recurrente; en este caso, las ventas
especiales, la opción de pagar meses después de la compra o de hacerlo a meses
sin intereses se convertido en una estrategia para incentivar a los clientes
para que sigan haciendo uso de sus tarjetas.
Sin embargo, los retos no están
sólo en manos de los retailers sino de la banca tradicional, que comienza a ver
a estos actores como una competencia directa. Y es que las tiendas minoristas
se han dado cuenta que se pescan más peces fuera de la pecera, es decir, que la
captación de clientes que no tienen un historial crediticio alcanza mayor
potencial.
¿Qué deberían hacer los bancos?
La recomendación es analizar qué procesos de otorgamiento de crédito deben
transformar los bancos, ya que con la posibilidad de recopilar datos y
construir perfiles de clientes más robustos, el Buró de Crédito podría ser una
herramienta más y no la única fuente de información.
*Luciano Scandolari es socio
líder de Deals de PwC México. Gustavo Bottegoni es director de Deals de PwC
México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario