Retos de la automatización
FORBES- 30 de octubre de 2017
Existe una gran preocupación por
el cambio que están sufriendo los empleos a consecuencia de la revolución
tecnológica.
Existe una gran preocupación por
el cambio que están sufriendo y seguirán experimentando los empleos en el
mundo, a consecuencia de la revolución tecnológica en curso. Así lo indican los documentos del Foro
Económico Mundial (“The Future of Jobs”), McKinsey Global Institute (“A Future
that Works: Automation, Employment and Productivity”) y la OCDE (“The Risk of
Automation for Jobs in OECD Countries”), entre otros.
Hay polémica acerca de si se
trata mayormente de un desplazamiento de la fuerza laboral por una
automatización generalizada y por una sustitución de la inteligencia humana por
una artificial, o si la nueva tecnología transforma, más bien, la naturaleza de
las tareas que realizan los empleados.
El Internet de las Cosas, el Big
Data, las fábricas inteligentes y la robótica están conduciendo a los procesos
productivos a hacerse cargo de sí mismos con gran eficiencia y a que la
intervención humana sea cada vez menor y más sofisticada a lo largo de la
cadena productiva.
Las estimaciones de la potencial
pérdida de empleos varían mucho: 9%, para los países de la OCDE (OCDE, 2016),
con base en un cálculo de tareas específicas: 47% en Estados Unidos, al
considerar ocupaciones en términos más amplios (Frey y Osborne, 2013); y en un
estudio muy reciente de McKinsey (2017), que analiza 2,000 actividades
laborales vinculadas a 800 ocupaciones en Estados Unidos, se estima que 51% de
esas tareas pueden ser automatizadas en ese país.
No hay duda de que los empleos
requerirán conocimientos cada vez más sofisticados, pues aquellos que
involucran tareas físicas repetitivas, como ciertas actividades manufactureras,
o la simple recolección y el procesamiento de datos a través de una serie de
servicios, son fácilmente automatizables o digitalizables.
Serán los de mayor creatividad,
los que requieren mayor improvisación, inteligencia emocional, etcétera, los
que seguirán siendo indispensables.
Así, el rezago en la formación de
personal idóneo para manejar las nuevas tecnologías puede constituir un
obstáculo para que muchas empresas asciendan a niveles de mayor sofisticación
tecnológica, lo cual pone una camisa de fuerza al desarrollo económico de un
país.
En México, las empresas que
buscan talento para operar las nuevas tecnologías tienen gran dificultad para
encontrarlo, mientras que hay una oferta excesiva de personal que cuenta con
educación superior, pero que no consigue empleo en su área de especialización.
Esta escasez de personal con
altas capacidades es incongruente con el hecho de que los profesionistas en
México enfrenten problemas de empleo. Como ya lo señalara Hernández Laos (2012)
en un importante estudio sobre el mercado laboral de profesionistas en México,
hay un porcentaje cada vez mayor de ellos que deben trabajar en labores que no
aprovechan sus conocimientos. Esto sugiere una “sobrecalificación” de los
profesionistas. Pero la escasez de talento percibido por los empleadores
sugiere también una “subcalificación” de los profesionistas, lo que les impide
acceder a puestos del nivel al que aspiran.
El personal que labora en tareas
más sencillas no se libra de sufrir desajustes entre su capacitación y las
exigencias de los nuevos procesos tecnológicos de la producción, por lo que se
requiere su reentrenamiento, de manera que adquieran versatilidad para
adaptarse a tareas cambiantes.
De este modo, en todos los
niveles se necesita un nuevo tipo de preparación. Tanto la capacidad de
innovación como la resiliencia de los trabajadores ante ella llaman a nuevas
formas de enseñanza, desde la educación preescolar hasta la educación superior
y la capacitación de técnicos y trabajadores en todos los campos.
*Claudia Schatan es consultora
internacional en diversos proyectos de innovación, desarrollo industrial y
medio ambiente en cepal, universidad de boston, sela y otras instituciones.
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