Energía renovable: la utopía
posible
FORBES- 11 de octubre de 2017
La posibilidad de que la demanda
energética pueda satisfacerse totalmente con recursos renovables ha dejado de
ser una utopía.
¿Es posible construir un mundo
donde el 100% de la demanda energética global pueda ser satisfecha con energías
renovables? Algunos creen que este escenario es fantasioso, casi una utopía;
otros, al contrario, sostienen que es una realidad perfectamente asequible en el
mediano y largo plazos.
¿Quién tiene la razón?
Todos los días se producen
cambios cada vez más drásticos en el sector energético mundial. El
abaratamiento de la energía renovable es notorio: un número creciente de nuevas
plantas fotovoltaicas y eólicas ofrecen energía a un valor de 0.03 a 0.05
dólares por kilovatio/hora en dos docenas de países (recientemente incluso
estuvo por debajo de .02 en Arabia Saudita); y en algunas naciones, incluso, a
la mitad del valor de lo que costaría la energía proveniente de una nueva
central de generación a carbón.
Muchos países empiezan a alejarse
de las “tarifas de alimentación” -que ofrecen una garantía de pago a los
desarrolladores de energía renovable por la electricidad que producen como
medio preferido para promover la energía renovable-, para sumarse a la
tendencia de optar por subastas competitivas. En América Latina, México logró
los precios más bajos en su licitación de septiembre de 2016 a solo 0.03
dólares por kilovatio/hora.
Los cambios fundamentales en la
tecnología han dado lugar no solo a que un equipo solar fotovoltaico cueste hoy
el 50% de lo que valía hace 15 años, sino que pueda ser significativamente más
económico y eficiente en el transcurso de la próxima década. El costo de las
turbinas eólicas en tierra disminuyó en más de un cuarto durante el mismo
período.
Los vehículos de la nueva era
eléctrica añaden una dimensión adicional, además de ser accesibles para todos
gracias al decreciente costo de las baterías con las que operan, también podrán
actuar eventualmente como una fuente de energía independiente. Los primeros
sistemas fotovoltaicos a escala industrial con mayor capacidad de
almacenamiento, con un costo inferior a 0.10 dólares por kilovatio/hora, ya
están aquí. El rápido progreso en tecnología de acumuladores, aunado a la esperada
reducción de costos, significará que tanto la energía fotovoltaica como eólica
puedan almacenarse para su uso posterior, lo que convertirá en una realidad el
suministro ininterrumpido de energía proveniente de fuentes renovables.
Estos cambios son buenas
noticias: bien administradas, estas disrupciones podrían ser el inicio de un
movimiento masivo en pos del uso eficiente de la energía y de soluciones que
requieren menos intensidad energética para la actividad económica. Ello a su
vez ampliaría el acceso a energía asequible y fiable para más personas y
reduciría considerablemente las emisiones de carbono. América Latina es un
líder en materia de subastas renovables, el comienzo fue dos décadas atrás con
Brasil, seguido por Perú, Chile, México y, de forma más reciente, Argentina.
Los precios han caído por debajo del promedio de otras fuentes de generación de
electricidad. La reducción de costos observada en México, por ejemplo, no solo
promete los beneficios de una energía más barata y de bajas emisiones, sino
también una mayor competitividad.
En Argentina, la iniciativa
RenovAR del gobierno presenta una agenda ambiciosa: generar el 20% del
suministro nacional de energía a partir de energías renovables para el año
2025. La primera subasta de energía renovable, cuyo objeto era atraer 1,000
megavatios en proyectos nuevos, culminó con licitaciones que superaron dicho
valor en más de seis veces, una señal de confianza por parte de los
desarrolladores locales e internacionales. La participación de la Corporación Financiera
Internacional (IFC) ayudó a que los proyectos RenovAR cumplieran con estándares
internacionales, mientras que el Banco Mundial otorgó garantías por un valor de
480 millones de dólares con el objeto de reducir el riesgo para los inversores.
América Latina también ha sido
líder en la apertura de la distribución de energía a operadores del sector
privado. El resultado exitoso de las subastas es consecuencia de la
participación de intermediarios de alta solvencia. A medida que más energías
renovables ingresen en el sector, los mercados eléctricos mayoristas comenzarán
a ver precios cada vez mas más bajos.
Hasta que suceda la transición
completa hacia fuentes limpias, el sector energético debe continuar con
opciones intermedias. En ese sentido, el gas natural juega un papel importante
como combustible de transición, ya que ofrece una alternativa menos
contaminante que otras fuentes de generación. El Gas Natural Licuado (GNL)
ofrece nuevas oportunidades para aquellos países sin yacimientos de gas o que
enfrentan una disminución en dichas reservas. Panamá cosecha ya el éxito de
este tipo de proyectos con la introducción de nuevas fuentes de energía más
limpias, baratas y fiables.
La generación de energía barata
es importante, pero no debemos descuidar que pasa una vez generada, cuando debe
ser distribuida a los que la consumimos. La clave será una red moderna, buenas
prácticas operativas, y que las empresas de distribución sean financieramente
sólidas. El siguiente paso para América Latina será la desregulación del
mercado minorista. Colombia, Brasil y México ya han comenzado. Con nuevas
tecnologías que posibilitan la facturación, medición y cobro, y, en algunos
casos, las transacciones a través del celular, el “servicio público del futuro”
(luz, agua, etc.) deberá aproximarse más al cliente. Las nuevas tecnologías y
las redes inteligentes permitirán este acercamiento directo al cliente y ya no
será el derecho exclusivo de la venta de energía mayorista.
El nuevo enfoque estratégico de
IFC toca todos los aspectos de la disrupción del sector energético. Continuamos
con nuestro énfasis en brindar apoyo a los proyectos innovadores, tales como
Solem en México, uno de los principales complejos fotovoltaicos de
Latinoamérica, y la promoción de gas natural licuado en países como Panamá y
Brasil. Solem contribuirá a que México alcance en 2024 el objetivo de que el
35% de la energía generada por el país provenga de fuentes limpias.
¿Es posible un mundo donde el
total de la demanda energética global pueda ser satisfecha con energías
renovables? Aún no lo sabemos a ciencia cierta, pero de serlo no cabe duda que
América Latina será una de las regiones mejor posicionadas para aprovechar las
nuevas opciones de energía para beneficio de todos.
*Bernard Sheahan es Director
Global de Infraestructura y Recursos Naturales de IFC.
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