Proteccionismo y nuevo orden internacional
FORBES- 18 de octubre de 2017
El resumen de objetivos para la
renegociación del TLCAN, dado a conocer por la Oficina del Representante
Comercial de Estados Unidos, tiene contenido bastante proteccionista.
Con el desmantelamiento de la
Unión Soviética a principios de los años 90, la incertidumbre acerca del nuevo orden
internacional generó en los diferentes escenarios geopolíticos el boom de los
procesos de regionalización e integración económica. La transformación del GATT
en OMC parecía ser la respuesta a esa nueva forma de relación económica y
política al interior de las regiones.
El gobierno de George Bush no
logró definir una tendencia clara respecto al orden internacional y lo único
que se sabía era que todo aquello que no era bipolar era parte del nuevo orden
internacional.
Desde entonces, el proceso de
Integración económica ha evolucionado no sólo en lo que parecía ser la
globalización sino en lo que hoy en día podemos llamar el regreso al nuevo
proteccionismo.
El proceso de regionalización
incluyó también, procesos de integración social y política como el que se vio
en la Unión Europea con la firma del Tratado de Maastricht; así entonces el
fenómeno de integración en Asia, América Latina, América del Norte, Europa y
Medio Oriente requirió también la evolución en las políticas conjuntas para
temas migratorios, financieros, monetarios y, por supuesto, comerciales.
La cuarta ronda de negociaciones
del TLCAN no sólo trajo consigo la especulación y excesiva respecto al futuro
de la economía nacional y regional por una eventual salida de Estados Unidos
del Tratado; sino que además pone de manifiesto el deseo claro del presidente
Donald Trump de regresar a la época proteccionista en los Estados Unidos en
materia económica y política.
El proteccionismo como una
estrategia económica para el desarrollo de las economías internas busca
primordialmente nivelar los déficits comerciales para potenciar así el
desarrollo de los inversionistas nacionales y productores locales; no obstante
en un mundo sumergido en un proceso de integración e intercambio comercial y
económico tan avanzado como el que se vive hoy alrededor del mundo,
difícilmente se puede aislar una economía tan dinámica como la de EU al
interior de su región ni con el resto del mundo. Sabemos bien que el déficit de
la balanza comercial en los Estados Unidos lo generan principalmente aquellos
socios comerciales como China con quien no tiene firmado un TLC; por lo que las
reglas del mercado internacional no les favorecen a dos de los grandes titanes
comerciales del mundo.
No podemos olvidar que la
especulación genera volatilidad en los mercados cambiarios y que es el factor
principal para detonar fluctuaciones drásticas en la apreciación o depreciación
de la moneda. El tipo de cambio, sin embargo, está relacionado directamente con
el nivel de reservas federales que resguarda banco de México y que obedece sin
lugar a dudas a la balanza comercial; es decir a las ganancias o pérdidas que
tiene México por concepto de comercio internacional, turismo, entre otros
indicadores macro económicos.
Si bien es cierto que, desde 1994
el TLC pareciera haber representado para México menos condiciones favorables
que para Estados Unidos, la realidad es que en este momento el TLCAN ofrece a
México y a Canadá la oportunidad de generar un intercambio comercial mucho más
dinámico y justo.
Para Estados Unidos el factor
determinante para la estabilización de su balanza comercial no es la relación
comercial con México y Canadá, es por el contrario el comercio que sostiene con
naciones cuyas prácticas desleales de comercio le representan bajos niveles de
competitividad en sus mercados internos.
El objetivo de la delegación
estadounidense en la renegociación del TLCAN es plantear como meta las
modificaciones que conlleven a una mejora de la balanza comercial de EU y la
reducción del déficit comercial con los países del TLCAN así como el desarrollo
de un mecanismo apropiado para evitar que los países del TLCAN manipulen el
tipo de cambio para ganar una ventaja competitiva desleal, la eliminación de la
evasión fiscal y la reducción de políticas laborales dispares; pero al parecer
el camino hacia esos objetivos es más complicado de lo que esperaban.
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