Marketing
político digital, más allá del candidato
FORBES- 18 de abril de 2018
Hacer consultoría política hoy,
implica entender que los medios digitales no son una extensión de la
mercadotecnia ni un nuevo canal de comunicación. Algo más complejo que sólo
estrategia.
La publicidad electoral
tradicional es cosa del pasado. Cada vez más, los canales digitales influyen de
manera determinante en los movimientos sociales, el activismo y la
participación electoral. El marketing político digital se extiende más allá de
la promoción de candidatos, partidos y plataformas electorales en Internet
incluyendo teléfonos móviles, redes sociales, publicidad gráfica, marketing en
motores de búsqueda, plataformas, comunidades y cualquier otra forma de medios
digitales.
Hacer consultoría política hoy,
implica entender que los medios digitales no son una extensión de la mercadotecnia
ni un nuevo canal de comunicación. La estrategia electoral requiere entender
toda la diversidad y complejidad de esta herramienta, abarcando tanto su
desarrollo tecnológico, como los efectos que tienen en la evolución
psicológica, social, política, conductual e ideológica de los ciudadanos.
Entre más jóvenes, los electores
están redefiniendo el espectro de los medios de comunicación, desechan,
ignoran, desconfían y se burlan de la publicidad electoral; son impacientes,
demandantes e impredecibles; cuesta mucho atraer su atención, retenerlos y
establecer un compromiso con ellos.
Sin embargo, la mega data y la
explosión de información disponible en redes nos permiten una mejor
aproximación a las preferencias, intereses, tendencias y expectativas de los
votantes; lo que hace posible explorar a los segmentos objetivo y sumergirnos
en sus deseos emocionales, metas, aspiraciones y miedos además de poder agrupar
y analizar sus reacciones. La segmentación incluye las diversas comunidades, influencers,
blogeros, youtubers, sitios y canales de los que se extrae información decisiva
a la hora de votar.
Hoy podemos ofrecer experiencias
interactivas e información total en tiempo real, discursos, video, resúmenes
biográficos, fotos, logros y propuestas mediante aplicaciones de realidad
aumentada, video juegos y que son extensiones de las plataformas digitales de
los candidatos como Facebook, Instagram, Google, YouTube, Twitter y LinkedIn.
Podemos mostrarle al elector el
diseño de una obra pública en un recorrido virtual y proponerle una ciudad
inteligente en la que pueda fiscalizar y supervisar los servicios, la obra
pública, el ejercicio presupuestal y los compromisos de los candidatos. Hoy
podemos seducir al elector con publicidad ecológica, no contaminante del
espacio público y sobre todo segmentada de manera efectiva.
De la misma manera, podemos usar
los medios digitales como canales alternos de contacto y difusión incluyendo
pagados, propios y ganados para llegar y captar audiencias que incluyen
publicidad, correo electrónico y mensajería, motores de búsqueda y las mismas
redes sociales.
Una estrategia de marketing
digital no solamente implica construir ni proponer, también todo lo contrario.
Candidatos no se expongan, si no saben manejarse en medios digitales mejor
sigan con sus campañas tradicionales. Las audiencias de los medios digitales
son muy complicadas y su atención a los detalles es extrema. Caminar, hablar o
vestir mal; equivocarse, tartamudear, el menor gesto de hipocresía será
detectado por los internautas; ellos no vacilarán en despedazarlos. Tampoco
funciona hacerle al payasito, hablador o fantoche, de esos ya México tuvo
varios; no exhiban su poca cultura, mucho menos usen frases escandalosas, eso
solo muestra desesperación.
Ganar una campaña de MPD requiere
en ocasiones de un largo periodo de tiempo. Meses antes de las elecciones vas
cultivando el espíritu crítico, crudo, agresivo y rebelde de los ciudadanos. La
red nos ayuda a ampliar el impacto negativo de la mala imagen de los
contrincantes; les creas pesadillas cibernéticas y los vas minando poco a poco;
desarrollas comunidades leales; lo de hoy es trolear, bulear y acosar, con el
margen de error de los políticos no puedes fallar, le agregas un poco de
neuro-marketing y contenido emocional y listo, está hecho.
A la hora de votar los electores
consideraran las notas más virales; las estadísticas impactantes y los
ridículos. Los publicistas telenoveleros no están hechos para estos medios, no
se dieron cuenta de la evolución de las audiencias, las menospreciaron, las
ocultaron y quisieron aferrarse al pasado donde podían obstaculizar el cambio.
Actualmente, la sociedad puede
ver el programa que quiera en el canal, medio o proveedor de su preferencia, a
la hora y lugar que mejor le acomode, no tiene que perderse de nada. Puede
elegir hasta los periodistas y armar un set de información relevante de acuerdo
con sus intereses. Sus gustos se pulverizan, son particulares e individuales,
en los medios digitales reinan la libertad, independencia e imparcialidad. Los
electores migran con facilidad, buscan actualizaciones constantemente, hay que
llegarles con formatos y estímulos multicanal, consumen novedad e impacto todos
los días.
Los líderes de comunidad valoran
mucho el juicio de sus seguidores, no pueden fallarles, son menos vulnerables a
las influencias de los partidos. Para ofrecerles algo, tenemos que incluir en
el entrenamiento de candidatos algo de las virtudes de los standuperos,
youtubers e influencers de mayor impacto, mejorar la retórica de forma
equilibrada y adaptarse a la diversidad de opiniones, comentarios, ser flexible
y multicultural.
Se acercan los debates, esos
momentos explotarán en los medios digitales; con análisis en tiempo real,
seguidores en todo el mundo, medidores de reacción, secuela, multitareas
psicológicas y audiencias más fiscalizadoras (esta vez sin una edecán estrella)
vamos a disfrutar de una colisión de ejemplos digitales en muchas plataformas y
que servirá para valorar las capacidades competitivas de los candidatos.
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