¿Quién es el propietario de mi identidad digital?
FORBES – 20 de abril de 2018
Ninguna red social es gratuita:
se cobra con nuestros datos y tienen años haciéndolo. EL asunto es que hasta
ahora nos dimos cuenta de que nuestra información es valiosa.
¿Quién es el dueño de mi
identidad digital? Cuestionaron los Congresistas estadounidenses a Marck
Zuckerberg durante la comparecencia que el CEO de Facebook hizo respecto del
complicado caso de Cambridge Analytica. Cada uno es dueño de su personalidad
digital, respondió el empresario.
Y aunque la respuesta es una
verdad a medias, no deja de ser inquietante la forma en la que señala como los
conceptos de lo público y lo privado se difuminan en el espacio digital. Si
tenemos que preguntarnos quién es el dueño de todo lo que comparto en mis redes
sociales, es porque hasta el momento no queda claro si mi presencia digital me
pertenece o forma parte de un entramado que construye un mercado de datos, que
lo mismo sirven para vender zapato, que para ganar una presidencia.
No bien terminaba la
comparecencia, Facebook publicaba nuevas reglas para los anunciantes que
trabajan con los datos personales de los usuarios de la plataforma. En esencia,
prometían cuidar mejor nuestros datos.
Una responsabilidad que recae
tanto en los usuarios, como en las plataformas.
Por una parte, es cierto que una
persona decide los tipos de contenidos y las filiaciones que comparte
digitalmente y decide, bajo los principios de las plataformas, con quienes
interactúa (marcas e instituciones incluidas). Decide, además, hasta donde
puede extender los límites de lo privado y lo público; y decide hasta donde sus
contactos seremos testigos de cómo va al banco, realiza una serie de ejercicios
en el gimnasio o desayuna sanamente. Actos que podrían ser intrascendentes,
pero que hoy tienen más espectadores que un programa de televisión.
Las redes sociales detonaron al
voyerista/exhibicionista que todos llevamos dentro. Nos permitieron alcanzar
los cinco minutos de fama de los que hablaba Warhol y nos dieron una pantalla
con espectadores incluidos. Fuimos muy ingenuos al creer que era gratuito.
Y esa es precisamente la verdad
con la que el Congreso estadounidense enfrenta a la red social más grande e
influyente del mundo, con preguntas que más que revelar la naturaleza de la
empresa y los datos que se obtuvieron, nos muestran que tanto desconocimiento
hay sobre el mundo digital.
Facebook ni ninguna otra red
social son gratuitas: se cobran con nuestros datos y tienen años haciéndolo. Y
nosotros tenemos el mismo tiempo pagando el costo. El asunto es que hasta ahora
nos dimos cuenta de que nuestra información es valiosa y que quizá no era tan
buena idea compartirla con todo el mundo.
Si Cambridge Analytica no hubiera
ayudado a llegar a la presidencia de Estados Unidos a una de las figuras más
odiadas y controversiales de la actualidad, posiblemente el escándalo no
hubiera sido tan grande como ahora. La intervención rusa, las noticias falsas y
la creación de tendencias políticas son el blanco de los cuestionamientos.
El asunto es que cuando Facebook
fue diseñado, estaba pensado para que una empresa pudiera colocar de manera
“natural” productos y servicios de acuerdo con nuestros hábitos de navegación y
nuestro estilo de vida de forma casi automatizada. Intercambiar las mercancías
por discursos políticos y candidatos era cuestión de tiempo.
El mea culpa que Zuckerberg dio
ante el Congreso, hizo eco en el mundo a través de una campaña que pretendía
que cerráramos nuestras redes sociales (#deletefacebook), sin embargo, no tuvo
la repercusión esperada porque al final el mundo entero vive en un FOMO
permanente.
Llevo 11 años compartir mi vida
en Facebook, entiendo perfectamente la forma en la que se utilizan mis datos y,
por tanto, trato de tener un comportamiento moderado frente a todo el alud de
información publicitaria y propagandística que me rodea digitalmente. El punto
no es renunciar a la tecnología, sino entender sus implicaciones y crear las
normas y leyes necesarios para protegernos de aquello que estamos lejos de
entender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario