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miércoles, 4 de abril de 2018

marketing político emocional

 ¿Qué es el marketing político emocional? 



FORBES- 5 de abril de 2018                         
¿Qué uso le dan candidatos y partidos políticos al marketing político emocional? Te platicamos sobre la frágil barrera entre influencia y manipulación electoral.


El marketing político emocional (MPE) puede ser descrito como el conjunto de técnicas, recursos y formatos de comunicación que utilizan los candidatos para influir en las decisiones de los ciudadanos, mediante la inducción de un estado emocional determinado.


Es decir, todo lo que los candidatos transmiten va enfocado a provocar una reacción y una imagen que moldea lo que los ciudadanos perciben de ellos y sus contrincantes. Algunas de estas estrategias funcionan de manera evidente y otras más discretamente pues se necesitan muchos antídotos ante la falta de credibilidad. He aquí algunas de ellas:


Sencillez. En toda campaña los spots, testimoniales y discursos de humildad, en los que se cuentan historias de familia, recordamos los tiempos en que jugábamos a las escondidas, el primer beso, el local del abuelo donde aprendimos a trabajar, las caídas de la bicicleta, las mascotas, las maestras y las peleas de la primaria, las fotos decoloradas de la niñez, todas esas peripecias, pecadillos, logros, confidencias son imprescindibles. Tenemos que ablandar y sensibilizar a los electores, demostrar que estamos hechos en comunidad, llenos de raíces y disfrutamos la vida sencilla.


Humildad. El superlativo de la sencillez, no traer escoltas, este reloj me lo heredo mi padrino, viajar en el metrobus, lavar platos, escalar posiciones. Borremos el pecado original de la corrupción, no tengo casa blanca, uso un carrito que ya ni paga tenencia y soy el rey de las cuponeras. Vivo, trabajo y gobernare para servir, soy el último de la fila pero seré llamado por los electores cuando se abran las puertas del palacio municipal, el congreso o el senado. Eso tiene mucha llegada.


Sorpresa. Encontrarse a un candidato en la fila del cine, en el gimnasio, comiendo tacos o paseando en algún parque es un recurso efectivo para mostrar que es una persona normal y -sobre todo- que no tiene nada que ocultar. Vayamos juntos por la selfie espontánea y de buena voluntad, el caldo de pueblo y la búsqueda del santo viral. ¿A poco creías que las fotos de actrices sin ropa interior eran casualidad? ¡Sorpresa!


Arrastre. El efecto visual de mítines llenos, filas interminables de seguidores, lagrimas, risas, canciones, porras, miles de voces al unísono, aeropuertos llenos esperando por el candidato, multitudes ávidas por saludarlo, abrazarlo, entregarle flores; esos impactos conmueven, le muestran a la sociedad que somos queridos, apreciados por el pueblo, muchos electores decidirán sumándose a las tendencias, las encuestas y las mayorías, seguir el juicio popular es lo que se hace en la democracia. Qué decepcionante cuando hay más autobuses que asistentes y que ni las tortas ni los artistas pudieron entretenerlos.


Empatía. ¿Te has preguntado porque a los candidatos les encanta usar los bastones de mando, vestirse según las costumbres usos indígenas y locales? No hace mucho tiempo la llegada de extranjeros a las comunidades significaba solo malas noticias, explotación, abuso, imposición. Asumir el estilo de vestimenta suaviza la incursión a estas localidades, busca generar una cercanía a través de la similitud, que la gente te perciba como uno de los suyos y que tú fuiste quien se adaptó a ellos. En una combinación de técnicas, se puede recurrir a problemas sociales, defectos y hasta confesiones para generar esta empatía, yo también sufrí de esto, fui mal estudiante, perdí mi trabajo, tengo las mismas broncas que ustedes.


Plazo urgente. Al elector se le hace sentir que se agota el tiempo, que tiene que decidir entre un pasado vergonzoso y un porvenir lleno de esperanza. La fecha de la elección es el inicio de un viraje, de una renovación total, no puedes fallar a las urnas y no debes permitir que alguien se quede sin votar. La publicidad busca enfatizar las necesidades de ese rompimiento, exaltar las emociones negativas sobre lo actual y hacer un llamado urgente al voto por una alternativa distinta.


Manipulación. Si los emoticones, cyberbots y chatbots nos provocan reacciones, es claro que podemos influir en los electores incendiando la red con filtraciones, chismes, conversaciones telefónicas, todo aquello que despierte la curiosidad y necesidades de los internautas. Estadísticas, hechos, frases, se prestan a ser tendenciosamente interpretados, dirigidos, adaptados y simulados. Entre más viral resulte un post mayores son las posibilidades de contagiar un estado de ánimo, compartir una percepción e influir en la decisión de voto.


Victimización. En este caso, la campaña se centra en hacer que los ciudadanos detesten cada vez más la interacción con el gobierno; hay que hacerles notar que los trámites les molestan, la burocracia los agobia, son víctimas de un sistema agotado, corrompido, ineficiente. Les cobran impuestos por todas las causas, el costo de la vida se incrementa y siempre el salario termina perdiendo terreno ante la inflación. Pocos programas y políticas públicas llegan a ser exitosos por toda una cadena de intermediarios que se aprovecha de las fallas de los sistemas gubernamentales. Al campesino, deportista, estudiante, investigador, no llegan los recursos, miles de millones de pesos, las obras públicas, los cargos y las propiedades se quedan en las cuentas personales de abusivos funcionarios públicos, sus amigos, compadres, cómplices y operadores. Votar es un ejercicio de justicia para romper un círculo vicioso que asfixia y aplasta el desarrollo nacional.

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