https://www.facebook.com/wilber.carrion.1 - Twitter: @wilbercarrion  
  Su apoyo es bienvenido, cuenta: BBVA Continental- 0011 0175 0200256843  

viernes, 13 de abril de 2018

Crisis de crecimiento


 Crisis de crecimiento y la decisión de detenerse



FORBES- 13 de abril de 2018
La mayoría de las veces la decisión de parar no es nuestra, sino que es impuesta por el mercado. Por ejemplo, con una crisis que nos obliga a detenernos a pensar.

Una de las problemáticas empresariales que más llama la atención a los participantes de mis cursos es precisamente la que dice: “Cuanto más crezco, peor estoy”. Pero esto se debe a que cuando uno toma decisiones de crecimiento, también aumenta la complejidad en la gestión.

Supongamos que usted está aprendiendo a conducir un automóvil. Al principio transita despacio, comete muchos errores que corrige rápidamente, posiblemente consulte a su instructor sobre las dudas. Luego de un tiempo usted ya tiene cierta práctica y seguramente la confianza le permite asumir ciertos riesgos, el más importante seguramente es la velocidad.

Sin embargo, hay una variable que quizás no tome en cuenta: usted aún no es un profesional y le falta mucho por aprender y entender. No obstante, su confianza lo lleva a tomar más riesgos y subestimar la necesidad de seguir aprendiendo. Es así como cada vez maneja más rápido, tanto, que muchos indicadores empiezan a ser difíciles de medir.


Pero ¿qué está pasando realmente con su auto y su entorno? Lo que no se da cuenta es que cuanto más rápido se va, más cosas se modifican. Desde el rendimiento de seguridad del automóvil, hasta el entorno por donde transita. A esto hay que sumar que un error en este momento, a 200 km/h, es seguramente fatal.

Utilicé este mismo ejemplo un día con un cliente que en sólo dos años había pasado de tener una sucursal a tener tres y ya planificaba la apertura de dos más. Para colmo, este negocio era algo nuevo para él. Pero, al igual que con el auto, tenía mucha confianza y dejó de medir los riesgos de ir cada vez más rápido.

Para explicarle mi argumento se me ocurrió dibujar una escalera y le dije: “las empresas no deben crecer permanentemente a tasas muy altas”. Lo ideal es que crezcan y cada tanto se detengan para analizar qué les ocurre, que transiten por un rato en un escalón, analicen si deben respetar lo que querían, si los indicadores de riesgo críticos están estables, hagan un plan de negocios y proyecten a futuro cómo volver a crecer y subir otro escalón. De esta forma disminuiremos el riesgo de crecer y estar cada vez peor.

La mayoría de las veces la decisión de parar no es nuestra, sino que es impuesta por el mercado. Por ejemplo, con una crisis que nos obliga a detenernos a pensar. No recomiendo esperar a que esto suceda, más bien sea usted el que tome esa difícil, pero inteligente decisión.

Hace poco tuve la posibilidad de sentarme por un rato en una cabina de un avión. Una de las cosas que más me llamó la atención era la gran cantidad de relojes que había. Al preguntarle al piloto cómo hacían para pilotear algo tan grande y para mí tan difícil, él respondió: “un avión de estas características sólo es posible de ser piloteado con muchos indicadores y un gran soporte de una computadora central, la gran parte del viaje nosotros sólo revisamos indicadores, alarmas y señales que la computadora nos da. No todos los indicadores son igual de importantes. No es lo mismo el combustible, la altura o la velocidad, que la temperatura de la cabina”.

Esto que el piloto me dijo me hizo pensar en que no es muy distinto a lo que sucede en las empresas. Una empresa debería tener muchos relojes o indicadores que le permitan, no sólo medir la evolución de su negocio (viaje), sino también anticiparse a decisiones futuras.

Es común escuchar a los empresarios hablar de riesgo. Pero muchos en realidad están hablando de incertidumbre. Ya que el riesgo es algo que puede ser medido y anticipado, cuando medimos podríamos decir que estamos más cerca de la incertidumbre que del riesgo.

En resumen, ser empresario requiere hacerse preguntas todo el tiempo como: ¿Cuántos relojes (indicadores) tiene su cabina? ¿Ya decidió cómo quiere crecer? ¿Cuándo fue la última vez que paró para pensar su negocio? ¿Cuál es la velocidad ideal de crecimiento de su negocio? ¿Conoce la complejidad de su organización y, en tal caso, cuenta con posibilidades de incrementarla?

No se preocupe, si no puede responder estas preguntas, hacérselas al menos ya es un avance…

No hay comentarios: