El legado del CEO más allá de sus
logros actuales
FORBES- 25 de abril de 2018
Es necesario actuar más
agresivamente e innovar, con el fin de causar una disrupción en el mercado para
ofrecer un nuevo modelo de negocio que satisfaga necesidades de los clientes.
Si hay algo claro hoy en el mundo
de los negocios es que éstos han de enfrentar una infinidad de problemas y
oportunidades, sin saber cuándo ni dónde se presentarán. La permanencia y
prosperidad de las compañías conviven con un amplio rango de factores que ponen
en riesgo su supervivencia y que les pueden hacer perder oportunidades para
alcanzar una posición de liderazgo.
De acuerdo con un estudio
especializado, la media de vida de las empresas que figuraban en Standard &
Poor’s 500, en 1958, era de 61 años, y hoy es de menos de 18. De seguir esta
tendencia, se estima que, en una década, tres de cada cuatro compañías de las
que hoy cotizan en el índice habrán desaparecido.
Preparados para los riesgos
En la vida real se necesita que
nos protejamos ante peligros, pero también que estemos atentos para aprovechar
oportunidades únicas. La clave consiste en equilibrar ambos factores.
Ilustremos con un par de
ejemplos. Una mala ejecución de los procedimientos de seguridad en un banco
europeo, al usar una convención de contraseña muy sencilla, abrió la puerta a
personas externas para obtener información de esta organización.
En otro caso, el comportamiento
cuestionable de algunos empleados en la línea de productos de una empresa de
alimentos en Estados Unidos provocó una crisis que, junto con una pobre
disciplina de la seguridad de la información, expuso, vía internet, las pobres
condiciones sanitarias en las que operaba.
Existen situaciones más
complejas, de hecho, que cuestionan el nivel de protección de nuestra
reputación o los procesos de blindaje contra cambios inesperados causados por
situaciones externas, proveedores o empleados.
También existen empresas que
mantienen un enfoque defensivo que limita sus oportunidades para crear una
mayor prosperidad. Es necesario atreverse a actuar más agresivamente e innovar,
con el fin de causar una disrupción en el mercado para ofrecer un nuevo modelo
de negocio, generador de otras formas de satisfacer las necesidades de los
clientes actuales o de nuevos mercados.
Crear resiliencia en la
organización: Este balance entre mitigar el riesgo y encontrar nuevas maneras
de crear prosperidad es el fin último de la resiliencia organizacional.
El estándar británico BS65000, Guía
para Resiliencia Organizacional, define este concepto como “la habilidad de una
organización para anticipar, prepararse, responder y adaptarse a cambios
incrementales y disrupciones súbitas con el fin de sobrevivir y prosperar”.
Para un mejor entendimiento de
todo esto, la Unidad de Inteligencia de The Economist conoció la percepción e
importancia de la resiliencia entre altos ejecutivos. Más de 400 líderes fueron
entrevistados, y se obtuvieron datos reveladores; por ejemplo, que 88%
considera la resiliencia como una prioridad del negocio, mientras que 80%
piensa que es un factor esencial a largo plazo para continuar creciendo. Y 61%
la considera una ventaja competitiva.
Según este estudio, al
preguntarles qué tan resilientes son las empresas donde laboran, sólo 29%
comentó tener procesos implementados que fomentan la resiliencia
organizacional. El 71% restante ya forma parte de la tasa de mortalidad.
La Resiliencia Organizacional
incorpora un importante elemento de gestión de riesgo y está igualmente
enfocada en la mejora continua de la empresa. Va más allá de la sobrevivencia:
se refiere a una vista holística de la salud y el éxito de la organización.
No es sólo una mera estrategia
defensiva, sino que incorpora elementos constructivos hacia adelante,
permitiendo a los CEO capitalizar nuevas oportunidades. Es decir, ofrece una
perspectiva diferente que habilita un desempeño robusto que posibilita pasar la
prueba del tiempo y responde efectivamente ante problemáticas a corto plazo, al
tiempo que se adapta a las cambiantes circunstancias contextuales a largo
plazo.
En conclusión, hoy en día, los
líderes de la organización están obligados a aprovechar la experiencia, mejorar
las oportunidades y trascender en el tiempo. De este modo, el legado de un CEO
debe determinarse, no por sus logros hasta el presente, sino por los éxitos del
negocio en el futuro.
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