La IA, el cambio más disruptivo en la historia
FORBES- 30 de marzo de 2018
Es una realidad que la Inteligencia
Artificial cambiará por completo nuestros hábitos, nuestras costumbres,
nuestras creencias y la manera en la que operamos como sociedad.
Cuando volteamos hacia atrás en
la historia, resulta evidente que la introducción de nuevas tecnologías, especialmente
aquellas que afectan directamente a la fuerza laboral, genera incertidumbre,
miedo y enojo. En Inglaterra, a la par de la Revolución Industrial (siglo XIX),
nació el ludismo, un movimiento obrero que buscaba acabar con las nuevas formas
de producción mediante la destrucción de las máquinas mismas. Su lógica: las
máquinas estaban robándoles el trabajo. Hoy sabemos que, si bien en todas las
revoluciones industriales se perdieron miles de trabajos, también se crearon
nuevos puestos que mejoraban considerablemente la calidad de vida de quienes
los ocupaban.
Hoy el mundo ha puesto sus ojos
en la Inteligencia Artificial: tecnología que imita las funciones cognitivas
del ser humano. Estamos en el umbral del cambio más transformador y disruptivo
de la historia de la humanidad. Todos los gadgets y desarrollos que hasta hace
algunos años simplemente obedecían, hoy pueden aprender y mañana pensarán por
sí mismos. Es una realidad que la Inteligencia Artificial (IA) o Machine
Learning cambiará por completo nuestros hábitos, nuestras costumbres, nuestras
creencias y la manera en la que operamos como sociedad. La IA provocará más
cambios en los próximos 20 años que en los últimos dos mil. Las advertencias al
respecto ya han comenzado: hace apenas unos meses Elon Musk, fundador de Tesla
y SpaceX, afirmó en una conferencia ante jefes de gobierno de Estados Unidos,
que la Inteligencia Artificial supone un riesgo fundamental para la existencia
de la civilización humana. Por su parte, Stephen Hawking, dijo en el 2014 que
“la Inteligencia Artificial augura el fin de la raza humana”. Otros críticos,
menos distópicos, ya están advirtiendo que al menos 50% de los empleos que hoy
realizan humanos serán reemplazados por inteligencias artificiales. En países
en vías de desarrollo, el Banco Mundial pronostica que esta cifra ascenderá
hasta 65%. En la última edición de SXSW (Congreso Internacional de Tecnologías
y Tendencias en Austin, Texas) se habló de que:
La IA reemplazará el 83% de los
trabajos que ganan menos de 20 dólares la hora
La IA reemplazará el 31% de los
trabajos que ganan hasta 40 dólares la hora
La IA reemplazará el 4% de los
trabajos que ganen más de 40 dólares la hora
Mientras que no se puede negar
que los trabajos cambiarán a raíz de lo que está siendo llamada la Cuarta
Revolución Industrial, personalmente creo que, al igual que en las tres
revoluciones anteriores, las nuevas tecnologías liberarán el potencial de
nuestra sociedad. Debemos sentirnos afortunados de poder ser testigos de este
momento. La implementación de tecnologías de IA se verá reflejada en todos los
ámbitos de nuestra vida cotidiana, desde los más grandes hasta los más
pequeños. No se trata de imaginarnos robots complejos y antropomorfos que
imiten a los seres humanos, sino de aparatos tan comunes como automóviles
inteligentes, analizando datos y aprendiendo por si mismos (en conjunto) para
volverse más eficientes, más funcionales e incluso autónomos. Está siendo hora
de que se deje de temer a la Inteligencia Artificial y de que se empiece a ver
como una gran oportunidad, que está a la vuelta de la esquina.
Lo que más me emociona del futuro
cercano es la forma en la que estas nuevas tecnologías afectarán el modo en el
que tomamos decisiones y operamos como sociedad. Hoy, sin darnos cuenta, ya
somos “humanos aumentados”, consumimos tecnología de una forma ubicua,
maximizando nuestras capacidades en más sentidos de los que nos damos cuenta:
nos recomienda que ver y que escuchar, encuentra para nosotros el camino más
directo y con menos tráfico en casi cualquier ciudad del mundo, incluso predice
lo que escribiremos y buscaremos. Pero la IA no se limitará a ser una
herramienta que ayude al ser humano, sino que lo sustituirá en ciertas tareas
que hoy no imaginamos que pueda hacer una máquina por sí misma.
Aunque suena abrumador, no es una
trama de ciencia ficción, sino una realidad que se aproxima cada día con más
fuerza. El futuro será fascinante.
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