Charlie Hebdo y
el regreso del oscurantismo
FORBES- 9 de ene. de 19
La reacción contra el ataque a Charile Hebdo
tuvo una reacción fuerte de la sociedad, pero los riesgos de los fundamentalismos
siguen latentes.
La portada de Charlie Hebdo, el semanario
satírico francés, de la primera semana de enero de 2015, estuvo dedicada a
Michel Houellebecq y su obra Sumisión, que se ocupa de la llegada al poder de
un presidente islamista y de los cambios que ocurrirían, con ello, en toda la
sociedad. El dibujo, una caricatura del escritor que dice: “En 2015 perderé mis
dientes y en 2022 practicaré el Ramadán.”
Cuatro años después, los editores optaron por
una frase dura: “El retorno del oscurantismo” y el trazo de un obispo y un
imán, solándole a una vela. Los radicales anidan en los extremos y se
desenvuelven en todas las religiones.
Saben de lo que hablan, porque lo vivieron en
carne propia, cuando dos terroristas irrumpieron en la redacción y asesinaron a
12 personas e hirieron de gravedad a otras cuatro.
Los autores de la masacre, los hermanos Said y
Cherif Kouachi, quienes serían abatidos por la Gendarmería horas después,
provenían de la Francia de la periferia, de los cinturones aledaños a las
grandes ciudades, donde florece el adoctrinamiento integrista y la frustración.
Es ahí donde Alqaeda y el Estado Islámico moldean, con paciencia, a quienes
protagonizarán capítulos de su guerra.
Son enemigos internos, que responden a
intereses y doctrinas que se alimentan del odio y que aprovechan los errores de
las grandes potencias occidentales en lugares como Siria, Paquistán o Irak.
Les llaman lobos solitarios y son uno de los
desafíos más grandes para las agencias de seguridad y para las políticas de
prevención.
Aquel episodio en contra de Charlie Hebdo aún
conmueve y da pistas de los riesgos que corren las democracias ante el
fortalecimiento de los extremismos.
Hay que tener presente que el ataque lo fue
también al significado profundo de Francia, a su protección por las libertades
y a una manera de vivir en que la felicidad es la consecuencia del ejercicio de
los derechos.
Dos millones marcharon, de modo silencioso, en
las calles de París, para condenar la barbaridad cometida en nombre de la
oscuridad. Se mostró una sociedad fuerte y dispuesta a no dejarse amedrentar.
Pero era el principio de una escalada que
tendría su punto más álgido en noviembre de ese mismo año, cuando terroristas
irrumpieron en el centro de baile Bataclan y dejaron sin vida a 89 comensales,
la mayoría jóvenes que asistían al concierto de Eagles of Death Metal.
Aquella noche morirán en París 130 personas por
ataques reivindicados por una facción del Estado Islámico.
El horizonte no se percibe tranquilo, ya que el
fortalecimiento de los populismos, ligados a la ultraderecha, avanza en toda
Europa.
Lejos de ser el antídoto contra los
fundamentalistas islámicos, van a funcionar como el catalizador de agravios
históricos, anclados en una realidad donde los inmigrantes son vistos con
recelo.
El camino correcto es el de fortalecer los
valores europeos, los que tienen como objetivo el bienestar de la población y
que entienden que la convivencia entre naciones es la piedra angular de todo
futuro promisorio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario