En el umbral de una nueva era de globalización
FORBES- 24 de enero de 2019
En lugar de fortalecer el
neopopulismo, el proteccionismo y los discursos nacionalistas, se debe promover
la creación de un nuevo pacto social, que devuelva seguridad y confianza al ciudadano.
La Cuarta Revolución Industrial
(4RI) nos ha alcanzado, sin importar lo preparados que estemos para enfrentar los
cambios económicos, políticos y sociales que requiere.
Los cambios tecnológicos se han
desencadenado a un ritmo vertiginoso, llevando una absoluta transformación en
todos los ámbitos de las actividades humanas. Sin embargo, la respuesta ante
esos cambios no ha logrado desarrollar con la misma velocidad nuevos esquemas
de cooperación nacional e internacional; los nuevos modelos educativos,
comienzan a complementar programas específicos para enseñar nuevas habilidades
a los estudiantes, sobre todo en la incorporación de avances en robótica e
Inteligencia Artificial, pero poco se hace desde los planes de estudio para
fortalecer el cuidado de las sociedades y sus individuos.
Este parteaguas en el desarrollo
tecnológico ha planteado preguntas importantes sobre el estado actual de la
gobernanza global. En un primer sentido, es cada vez más frecuente ver cambios
en los escenarios políticos locales con sociedades en las que los votantes
buscan “recuperar el control” de las manos de las “fuerzas globales” (neoliberales),
pero en realidad, el gran reto es la restauración de la soberanía en un mundo
que necesita un ambiente de absoluta cooperación.
Por un lado, se debería
considerar que, en lugar de fortalecer el neopopulismo, el proteccionismo y los
discursos nacionalistas, se debe promover la creación de un nuevo pacto social,
que devuelva la seguridad y la confianza al ciudadano para que se desarrolle
libremente al interior de su país y eso, pueda permitirle permanecer nuevamente
abierto al mundo en general. Al fallar en el establecimiento de un ambiente de
desarrollo seguro en lo nacional, la continua desintegración del tejido social
provoca el colapso de la democracia, situación que hoy es cada vez más
frecuente en diferentes escenarios regionales.
Los desafíos vinculados a la 4RI
están directamente relacionados con la urgencia del replanteamiento de esquemas
sustentables y ambientales que respondan a la crisis ecológica actual,
fortalecimiento el multipolarismo a pesar de la creciente desigualdad.
Estas condiciones están generando
el comienzo de una nueva era de globalización; que únicamente mejorará la
condición humana si la gobernanza corporativa, local, nacional e internacional
se puede adaptar en tiempo a estos nuevos escenarios.
En este mismo marco, en los
últimos años se han fortalecido los esquemas de cooperación público-privada en
el mundo. Lo que ha permitido el desarrollo de un crecimiento económico, a
partir de las aportaciones del sector privado, favoreciendo los esquemas de
inclusión social y sustentabilidad.
A pesar de estos esfuerzos por
fortalecer el ámbito público a partir de lo privado, no se ha logrado vencer el
paradigma sobre la desigualdad, pues el origen de esta se sigue dando desde el
mercado.
Los esquemas de desarrollo en la
Cuarta Revolución Industrial llevan a una Cuarta Globalización; en la que se
incrementa la competencia al interior de los mercados nacionales de bienes y
servicios, capitales y trabajo, y entre los países en cuestión de comercio e
inversión, ampliando las brechas de desigualdad y crecimiento.
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