¿Es la biometría el sistema de
pagos del futuro?
FORBES- 4 de enero de 2019
Uno de los retos a los que se
enfrenta el uso de estos sistemas de autenticación es el conseguir que las
personas sean receptivas a esta nueva tecnología y que se adapten a ella de
forma rápida.
Los métodos de pago han ido
evolucionando o más bien se han ido transformando a lo largo de la historia.
Así, podemos considerar al trueque o intercambio de bienes y servicios, la
primera forma de pago. Posteriormente comenzaron a utilizarse las monedas,
primero de simple metal, principalmente cobre, y más tarde elaboradas con metales
preciosos. Ulteriormente, aparecieron los billetes emitidos por los bancos y
que podían intercambiarse por monedas de oro y plata. Otras formas de pago
también surgieron hace siglos, y aunque más minoritarias que el papel moneda
todavía se siguen utilizando, me estoy refiriendo a instrumentos como el cheque
o el pagaré.
No sería hasta la década de los
ochenta del pasado siglo cuando comenzaron a popularizarse las tarjetas de
crédito o débito y las que llevaban incorporado un chip no surgieron hasta hace
unos pocos años. En este afán por dotar a estos medios de pago de mayor
seguridad y comodidad surgieron las tarjetas contactless, una forma de pago que
permite pagar simplemente acercando la tarjeta al lector sin necesidad de pasar
la banca magnética o insertar el chip en el terminal punto de venta (TPV).
Aún más reciente que las tarjetas
de crédito es la forma de pago mediante el teléfono móvil y es que los
smartphones están revolucionando nuestras vidas y como no podía ser de otra
forma también están revolucionando el mundo de los pagos. Existen muchas
aplicaciones hoy en día que nos permiten pagar con el teléfono móvil y es
difícil, a día de hoy, saber cuál será la dominante en los próximos años.
Además de los teléfonos móviles cada vez son más los dispositivos que nos
permiten hacer pagos como los relojes inteligentes, gafas, anillos o incluso
ropa inteligente. Todos estos cambios han producido que el dinero se haya
convertido en algo más virtual que físico, aunque obviamente esta virtualidad
no ha hecho que el dinero pierda un ápice de importancia.
De lo explicado hasta el momento
se pueden establecer varias conclusiones, aunque una destaca sobre las demás, y
es la aceleración en la transformación de los sistemas de pago. Así, mientras
las primeras formas de pago tardaron siglos en implantarse, los cambios
actuales son especialmente veloces y son muchos los actores que intentan
ofrecernos soluciones de pago más cómodas y seguras, por lo que se hace difícil
aventurar cuál será la forma de pago que se impondrá en los próximos años.
Constantemente aparecen en el mercado soluciones digitales más sofisticadas y
seguras que hacen tambalear formas de pago que hasta hace poco pensábamos que
iban a ser duraderas.
Sin embargo, hay una solución
para verificar nuestra identidad que se abre camino con mucha fuerza y que
parece se impondrá en el futuro cercano y esta solución no es otra que la
biometría. Hasta ahora nos identificábamos a la hora de pagar con nuestras
tarjetas de crédito principalmente a través de introducir en el lector de
tarjetas de nuestro PIN o número secreto. MasterCard, en este sentido, ha hecho
varios estudios al respecto y ha concluido que cerca del 80% de los usuarios de
tarjetas reconoce que en los últimos seis meses ha olvidado su número PIN y que
contar con uno nuevo les ha supuesto entre 10 y 15 minutos de tiempo. A este
hecho se unen fenómenos como el phishing o el simple fraude que mediante
métodos más o menos imaginativos intentan acceder a nuestro número secreto y
así poder operar con nuestra tarjeta de crédito como si fuéramos nosotros.
El olvido de la contraseña supone
que tras la respuesta a una serie de preguntas o la activación mediante un
correo electrónico o un SMS, obtendremos una nueva que de acuerdo a las
estadísticas manejadas por MasterCard se nos volverá a olvidar en breve. El
proceso de recuperación del Pin es engorroso, pero es el único disponible y
necesario para nuestra supervivencia digital. Los sistemas biométricos plantean
poner fin a esta situación ya que convertirían a los códigos Pin y a las
contraseñas en herramientas obsoletas. Las particularidades, los rasgos físicos
y los comportamientos de las personas serán en sí mismos nuestros nuevos
métodos de autenticación.
Apple Pay, por ejemplo, ya
permite el pago mediante el uso de la huella dactilar en el móvil y es que el
lector de huellas dactilares se ha constituido como uno de los métodos de
seguridad biométrica más efectivo a la hora de realizar pagos digitales y está
sustituyendo a las claves, contraseñas u otros patrones de seguridad. Sin
embargo, no sólo tenemos que ver a la huella digital como el único
identificador biométrico que podría llegar a utilizarse, hay otras muchas
opciones que se están desarrollando como son la voz, el rostro, el iris de los
ojos o incluso los latidos de nuestro corazón que podrían convertirse en breve
en las nuevas tarjetas de crédito.
Otro ejemplo del uso de la
biometría en los pagos lo ha puesto en marcha el gigante chino Alibaba. Los
usuarios que tengan el monedero digital en Alipay pueden efectuar ciertas
compras gracias al sistema de reconocimiento de su rostro “smile to pay” y con
la aportación de su número de teléfono.
Uno de los retos a los que se
enfrenta el uso de estos sistemas de autenticación es el conseguir que las
personas sean receptivas a esta nueva tecnología y que se adapten a ella de
forma rápida. En este sentido, son varios los estudios que se han llevado al
efecto y no parecen plantear muchos problemas en cuanto a su uso generalizado
se refiere y muy en especial con respecto a las nuevas generaciones. Y es que
uno de los factores clave que está promoviendo el desarrollo de la biometría en
el sector financiero es el nivel de seguridad que ofrecen estos sistemas, ya
que las técnicas de autenticación biométrica prometen un reconocimiento
inequívoco. Si esto realmente es así, esta tecnología contribuiría a reducir el
riesgo de fraude y la suplantación de identidad e incluso sería una potente
arma con la que contarían los Estados para combatir la economía informal, el
narcotráfico o el tráfico de armas.
Una encuesta realizada
recientemente por el European Payment Council (EPC) entre los profesionales de
la industria de pagos señala que el reconocimiento biométrico tiene un enorme
potencial en los futuros sistemas de pagos de los próximos cinco años. En este
sentido, el 31 % de los especialistas consideran a la huella digital como la
forma de reconocimiento biométrico con más potencial. Tras la huella digital se
encuentra el reconocimiento facial con un 11%, el reconocimiento a través del
iris del ojo con un 10%, el reconocimiento mediante la voz con un 5%…. aunque
casi todos ellos se decantan por la combinación de dos sistemas de
reconocimiento biométrico. Finalmente
destacar que tan sólo un 5% de los especialistas se inclinan porque el
reconocimiento biométrico no tendrá ningún recorrido en los próximos años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario