¿Hasta cuándo será rentable el ridesharing?
FORBES- 26 de enero de 2019
2019 será clave para las
plataformas de ridesharing, ya que la maduración del mercado, el incremento
regulatorio y la necesidad de liquidez pondrán a prueba su modelo de negocio.
Una industria ‘nueva’, pero
madura
Pedir un auto por el celular se
ha convertido en algo tan sencillo e integrado a la vida cotidiana que a veces
olvidamos dos factores fundamentales: aún se están librando las guerras del
ridesharing y dicha cruzada hace que los inversionistas subsidien a los
usuarios. Es por ello que, a diez años de que dicho modelo de negocio explotara
alrededor del mundo, vale la pena preguntarse, ¿cuándo será rentable el
ridesharing?
En primer lugar, esta industria
es un mercado con efectos de red a dos avenidas: el aumento de, ya sea la
oferta o la demanda, incrementa el valor a los demás usuarios. Por tanto, un
nuevo conductor en la plataforma les traerá valor a los pasajeros; y un usuario
más solicitando un viaje, les aportará valor a los conductores.
En segundo lugar, las plataformas
se enfocaron con visión muy acotada a una sola industria y de naturaleza
tradicional, lo cual implica pocas barreras de entrada y que el producto
pudiera ser copiable. Así, el mercado se considera un commodity, pues un viaje
entre dos puntos con un conductor se puede reemplazar fácilmente con otro, la
única diferencia es el tiempo para recoger al cliente.
La aparición de empresas como
Uber, Didi Chuxing, Lyft, Cabify, Easy, entre otras variaciones del sector,
revolucionó una industria otrora dormida: los viajes podían ser más baratos que
los taxis, la conexión oferta-demanda y el pago eran automáticos, y el servicio
era tanto de mayor calidad como más rápido.
El sector y sus problemas
La regulación tradicional de los
taxis, cuyos gobiernos buscaron ‘estandarizar’ hace décadas –con estándares de
la época que hoy son anacrónicos-, hizo que la industria de la siguiente
manera:
Pre-Regulación: Bajas barreras de
entrada, altos costos variables y alta competencia en función del precio
Post-Regulación. Altas barreras
de entrada –número limitado de placas-, costos de operación y precios de
servicio estables.
Para irrumpir en el modelo, estas
compañías le apostaron a usar las nuevas tecnologías en favor de acaparar
economías de escala y efectos de red –base fundamental de sus valuaciones-;
mientras las primeras han tenido buenos resultados, los segundos han tenido un
alcance limitado, ya que dichos efectos de red están acotados a áreas
metropolitanas como máximo. De forma integral, Didi ha retenido China, mientras
que Uber tiene gran tamaño en EU, pero no ha logrado consolidarse en mercados
emergentes como China, India y Brasil, aunque sí en México.
Lo anterior ha derivado en que
las comisiones de las plataformas, que van del 10% al 30% en general, pudieran
perjudicar a los conductores, quienes otorgan el servicio al usuario final, y
que ahora tienen que trabajar más horas o buscar clientes en zonas más
alejadas, sin que puedan disfrutar de las economías de escala que disminuyan
costos por unidad como seguro, mantenimiento, costo de combustible, entre
otros.
2019, un año clave para la
industria
En el caso de México, la agresiva
entrada de Didi, ha cambiado el tablero de juego. Por un lado, la compañía ha
tenido que subsidiar viajes para atraer usuarios, y establecer fuertes
incentivos para atraer a conductores de Uber. Lo anterior tuvo un efecto de
disminuir el número de conductores disponibles en Uber, lo que incrementó las
tarifas dinámicas y el descontento de los usuarios –especialmente en diciembre,
uno de los meses de más tráfico del año-. Ahora hay gran cantidad de
conductores que dan servicio a ambas plataformas. Igualmente, Easy y Cabify
juntaron esfuerzos para pedir autos de la primera plataforma a través de la
segunda.
Esto ha creado un valor enorme a
los consumidores, quienes se han beneficiado de descuentos relevantes,
subsidios y hasta la opción de considerar a las compañías intercambiables,
buscando el mejor precio. Esto disminuye el impacto que las tarifas dinámicas
han tenido históricamente, además de que los costos de adquisición tanto de
usuarios como de conductores se incrementan. Todo esto podría volverse una
espiral interminable de inversiones requeridas para seguir jugando, mientras se
compra tiempo en lo que aparecen los autos autónomos que sustituyan a los
conductores.
Es posible que, previo a una
complicación económica a partir de 2020, compañías como Uber y Lyft busquen
debutar en la bolsa este año, lo cual incrementará el escrutinio sobre la
viabilidad de los modelos de negocio. Hasta el momento, ninguna empresa ha
logrado eliminar la debilidad del modelo, por lo que las iniciativas que están explorando
para mostrar viabilidad son interesantes. Entre ellas se pueden destacar:
La apuesta de Uber por generar
unos cinco canales adyacentes que al final sirvan a mil millones de personas.
Uber Eats, con crecimiento del 200% anual, sería el primero de ellos.
Mejorar los perfiles de los
conductores a efecto de incrementar los costos de intercambio. Los historiales
no se pueden migrar entre plataformas.
Buscar incentivos alternativos
para reclutar conductores. Didi tiene menor comisión para los conductores y les
asignó un tag para uso en vías de cuota.
Curiosamente, aún les falta
ahondar una vieja receta: ofrecer mayores beneficios a los conductores, tanto
financieros como a nivel persona, a efecto de lograr un mejor servicio e
incentivar su retención. Si los conductores dan un mejor servicio, los usuarios
tendrán más razones para ser leales a una marca y las transacciones de los
negocios tendrán más recurrencia.
Pero en lo que llegan los
siguientes eventos de liquidez, y se cumplen los tiempos para lograr que el
modelo sea rentable –tres años, los más optimistas-, en el corto plazo, serán
los inversionistas quienes tendrán que seguir subsidiando pérdidas que
ascienden a los miles de millones de dólares por año para las dos compañías más
grandes.
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