El impacto de los Millennials en
los deportes
FORBES- 27 de enero de 2019
Sus hábitos de consumo son
distintos. No es que el deporte esté perdiendo fans, sino que está sujeto a
períodos más cortos de atención de los aficionados y habrá que lidiar con ello.
Los Millennials, Generación del
milenio o Generación Y, son las personas nacidas entre 1981 y 1999, que
actualmente tienen una edad entre 19 y 37 años. Se trata de un grupo que se
caracteriza por haber crecido con un marcado apoyo de sus padres, acceso a
información, capaces de cualquier cosa, adopción de tecnologías digitales, así
como un alto valor atribuido al respeto, integridad, honestidad y logro de sus
intereses individuales. En consecuencia, su personalidad tiende a ser la de
personas versátiles, seguras de sí mismas, multipropósitos, que buscan
gratificación instantánea, se enfocan en logros personales y que usualmente
poseen una sobrecarga de estímulos en las ofertas de entretenimiento que les
provoca limitada capacidad de concentración en una actividad (aclaro, no de
inteligencia).
En el deporte, para los
espectadores millennial, una pantalla de televisión no es la única pantalla de
entretenimiento que demanda su atención, están las pantallas de la computadora,
del celular, de la tableta, cuestión que se traduce en una clara sobreoferta de
contenido; además existen múltiples apps que ofertan contenido como Netflix,
Instagram, Twitter, Snapchat, Facebook y otras que compiten por el tiempo de
cada individuo de esa generación, ahora hay más cosas en las que poner
atención. Al día de hoy a los Millennials les gusta usar su tiempo en el
momento que ellos quieran y es por ello que los programas o series On Demand se
han vuelto su entretenimiento favorito. El tener que ajustarse a un horario
específico para ver algún deporte les incomoda o les cuesta trabajo atender.
De manera adicional, el simple
hecho de tener alcance a un dispositivo digital como el celular durante un
evento deportivo, ha provocado que las personas estén atendiendo fuentes
alternativas de información; de hecho, aunque esta no es una realidad exclusiva
de los Millennials. Dave St. Peter, presidente de los Minnesota Twins, admite
que él mismo es incapaz de observar un partido de béisbol completo sin hacer
algo más, “Y no me disculpo por ello, tengo mi teléfono y puedo revisar si algo
está sucediendo y luego regresar al juego, pienso que eso está sucediendo en
otros deportes profesionales también”.
Esta realidad ha transformado la
industria deportiva. Los últimos Juegos Olímpicos de Londres 2016 fueron vistos
en promedio por tres millones menos televidentes que en el evento Olímpico del
2012. Esta es una tendencia en todos los eventos deportivos profesionales. Por
ello la oferta deportiva actual busca satisfacer los requerimientos de ser
corta, rápida, espectacular buscando mantener y aumentar el número de fanáticos
y en consecuencia subir su rating. Tal es el caso de la NBA que modificó este
año sus reglas de contacto para hacer el juego más ofensivo y atractivo. En
adición, cada pausa en el juego lleva consigo una serie de activaciones para
entretener a todo tipo de público que va; desde bailes con porristas, clavadas
de canastas, mascotas, magos, concursos, regalos de camisas etc. Es decir, la
NBA se ha encargado de entretener a todo tipo de público que asista a sus
juegos sin importar la edad o género. Lo mismo con las nuevas reglas del golf
(PGA) que salieron en este mes de enero que buscan hacer el juego más rápido
más divertido y espectacular como lo afirmó el jugador Tommy Fleetwood.
En contraste con lo anterior, las
organizaciones deportivas que no han desarrollado estrategias pensando en el
nuevo perfil de fanático, han visto una caída en sus ratings, tal como ha
sucedido con la NFL que más bien, ha modificado sus reglas a fin de proteger la
integridad física de sus atletas pero no para mejorar el espectáculo, o bien la
MLB que, sus nuevas reglas tienen por objetivo hacer más cortos los partidos lo
cual no basta y no han logrado más atractivo el espectáculo para sus
seguidores.
No obstante, lo anterior, la
generación del milenio registra una menor presencia a los estadios en
comparación con generaciones anteriores (70% menor según la Asociación Nacional
de Directores Deportivos Universitarios, NACDA por sus siglas en inglés); y,
cuando asisten, su atención al partido es altamente disuadida por actividades
no relacionadas con el uso de sus celulares.
Probablemente el mayor impacto
que esta generación millennial ha tenido en el deporte profesional, se está
manifestando en el propio espacio y la propia vida al interior de los equipos y
puntualmente en los atletas. Como declaró al Wall Street Journal Jim Tomshula,
entrenador de los Washington Redskins “Pienso, ¡Dios mío!, usualmente tenemos
reuniones de dos horas con los jugadores, ¿me estás diciendo que después de 27
minutos nadie está escuchando nada?”
Los entrenadores se quejan de que
los atletas actuales hacen demasiadas preguntas, tienen expectativas de trabajo
poco realistas, se les dificulta tratar con figuras de autoridad y mantienen
una sobre dependencia de la tecnología;
a propósito de este último punto, es relevante mencionar que otro factor
que aqueja a los entrenadores, es el fenómeno de la llamada “viralidad”
ocasionada por las tecnologías de la información disponibles y los grandes
beneficios económicos que la explotación de los mismos traen aparejados, mismos
que ocasionan que los atletas que adquieren cierto reconocimiento del público,
encuentren más atractivo dedicar tiempo y esfuerzos en construir su imagen
pública que darle prioridad a su rendimiento atlético-deportivo.
Kyle Keller, Entrenador de la
Universidad de Stephen F Austin, tras perder en el torneo de la NCAA ante el
equipo de Texas Tech, expresó su frustración ya que, en su opinión, sus
jugadores “ni siquiera conocían al equipo contrario porque no ven partidos,
pasan todo el tiempo en sus celulares.”
En la NBA una parte de la opinión
mediática culpó a los jugadores millennial por el pobre espectáculo en el
partido de las estrellas de 2017 a lo que Charles Barkley, estrella de los
Houston Rockets retirado en el 2000, declaró en el Tonight Show con Stephen
Colbert, que los jugadores de esta generación “están echados a perder y no
aprecian nada, pelean por descansos.”
En el tenis, Roger Federer (37
años), recientemente declaró que su generación (Djokovic, Nadal, Murray) sigue
siendo dominante a pesar de que ya ha superado la edad del desempeño óptimo de
un tenista profesional; asimismo, el jugador alemán Alexander Zerev (21 años),
número 3 del mundo, reconoció que aún intenta ser mejor que Roger Federer y
Rafael Nadal, quitando importancia a la edad de sus contrincantes; el caso de
Serena Williams (37 años) es similar. Nick Kyrgios tenista de Australia que se
pensaba sería la nueva revelación millennial ha dejado de ser protagonista por
su actitud rebelde y apática en cada torneo.
Lo mismo sucede en otros deportes
como en el golf donde el ranqueado como número 1 de la PGA es Justin Rose (38
años) o en la NFL en donde, a falta de talento joven, los últimos partidos de
campeonato de conferencia fueron disputados por mariscales de campo veteranos,
en la conferencia nacional por Drew Brees (40 años) de los Santos de Nueva
Orleans; y en la conferencia americana, por Tom Brady (41 años) de los
Patriotas de Nueva Inglaterra.
No es de extrañar casos como lo
ocurrido en la misma NFL donde se han experimentado circunstancias nunca vistas
en la que los jugadores Millennials renuncian a seguir jugando en su mejor
momento como atletas; es el caso de Chris Borland (29 años) y Patrick Willis
(33 años) de los 49´s de San Francisco.
Otros ejemplos destacables de
cómo personas con talento de sobra tiran sus carreras profesionales por la
borda debido a las tendencias de la personalidad millennial como son, en el
box, Julio Cesar Chávez Jr. (32 años); y en el futbol, los hermanos Dos Santos
(Giovani 29 años Jonathan 28 años). El primero, enfocado solamente a presumir
su dinero en redes sociales, renunciando al sacrificio, disciplina y duro
entrenamiento para lograr ser un verdadero campeón; y los segundos que tenían
un futuro prometedor tanto en la Selección Mexicana como en cualquier equipo de
calidad en Europa prefirieron la comodidad y la vida de Hollywood en Los
Ángeles con la MLS.
Hace unos años el Wall Street
Journal publicó un artículo acerca de cómo los 49s de San Francisco entonces
bajo la dirección de su entrenador en jefe Jim Tomsula han realizado cambios a
su estilo de entrenamiento para conectar mejor con sus jugadores jóvenes,
ofreciéndoles manuales digitales de jugadas, juntas de 30 minutos con descansos
de 10 para que los jugadores puedan atender sus teléfonos, cambiando el
calendario impreso de entrenamientos por alertas digitales, entre otras cosas.
Hablando del consumo de
entretenimiento deportivo que realizan los Millennials, es relevante destacar
que, en realidad, los Millennials continúan disfrutando del deporte, es sólo
que sus hábitos de consumo son distintos a los que tuvieron generaciones
pasadas; es decir, no es que el deporte esté perdiendo fans, es que el deporte
está sujeto a períodos más cortos de atención de los aficionados y habrá que
lidiar con ello.
En conclusión, las organizaciones
deportivas tienen el reto de lograr una sinergia entre lo que es la esencia del
deporte y su tradición adaptándose a los nuevos tiempos y hábitos de consumo
donde se debe conjugar lo mejor de la cultura millennial con lo consuetudinario
o tradicional. Es tiempo de fomentar y de encausar los valores y hábitos
positivos de ambas generaciones; en el fondo, nuevos valores, otras formas de
comunicación hacia aficionados y atletas, junto con la evolución de las reglas
de cada deporte pueden resultar en un increíble espectáculo integrado por
atletas de esta nueva generación potencializados por las aportaciones de las
generaciones anteriores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario