Las bondades de un fracaso para
el aprendizaje
FORBES- 18 de septiembre de 2018
El camino hacia el éxito está
pavimentado por fallas y equivocaciones. Es momento de redefinir lo que
entendemos por llegar al éxito. No
tengas miedo a fallar, aprende a fallar correctamente.
Es difícil hablar del fracaso.
Incluso entre colegas sigue siendo un tema que prefiere no abordarse,
principalmente porque seguimos relacionándolo con sentimientos como la
vergüenza o la culpa. Seguimos tratándolo como si fuera una excepción, como si
las empresas y quienes forman parte de ellas no enfrentaran situaciones
adversas a diario, como si equivocarse no fuera cosa de todos los días. Hasta hace unos años, en las
universidades y escuelas de negocios era igual. Se formaban estudiantes con la
mira en un solo escenario, el del éxito. Sin embargo, cada vez son más las
voces que señalan al fracaso como una parada ineludible en el camino de la
creación y la innovación, y hacen énfasis en las ventajas (de aprendizaje
continuo, por ejemplo) que pueden brindar a las personas y a las organizaciones
si saben cómo manejarlo.
Cuando una persona decide montar un negocio o
lanzar un nuevo producto, generalmente lo acompañan dos emociones: por un lado,
está el entusiasmo por hacer realidad esa idea que, según sus intuiciones y
algunas opiniones de colegas, tiene un gran potencial de crecimiento; por otra
parte está la incertidumbre ante un posible fracaso, eso que durante décadas
nos han dicho es lo peor que le puede pasar a un proyecto. Es normal que haya
dudas al momento de tomar decisiones que podrían impactar el futuro de nuestro
negocio, pero cuando se trata de innovar, el miedo no debe ser una opción. Eso
significaría cerrarle la puerta a la experimentación, al aprendizaje y al
hallazgo de nuevas soluciones para los problemas de tus clientes.
Definitivamente no conozco a ningún empresario
que aspire al fracaso cuando impulsa una nueva idea; sin embargo, puedo
asegurar que todos ellos y sus equipos han tenido que lidiar al menos una vez
en su carrera con ello. Si hubiesen cedido al miedo no habrían revolucionado su
negocio o escuchado a sus clientes o descubierto su verdadero nicho de mercado.
Quienes finalmente alcanzan el éxito son aquellos que saben reconocer las
oportunidades en medio de los tropiezos y aprender de ellos.
Si hay alguien que ha sabido hacer dinero con
sus fracasos sin duda es Jeff Bezos, el fundador de Amazon y promotor de las
ventajas de equivocarse al hacer negocios. Para el CEO de 54 años los errores
son naturales cuando una empresa da pasos audaces. “Si vas a hacer apuestas
audaces, van a ser experimentos, y si son experimentos, no sabes de antemano si
van a funcionar. Los experimentos son, por su propia naturaleza, propensos al
fracaso. Pero algunos éxitos grandes compensan docenas y docenas de cosas que
no funcionaron”, ha dicho.
Junto con Bezos, son muchas las voces que
hablan de aprender del fracaso; sin embargo, quienes hemos estado al frente de
una empresa también sabemos que en la práctica no es nada sencillo abrazar la
cultura del error. A algunos les preocupa enviar un mensaje equívoco a toda la
organización, como que se premia el error o que hay no estándares de calidad y
disciplina, mucho menos interés por mejorarlos. Pero una empresa que reconoce
al error como parte del trabajo también puede gozar de excelentes niveles de
rendimiento y gobernabilidad.
Un ejemplo de cómo una gran empresa puede
adoptar y aprender de los errores es Toyota, que a través de su sistema Andon
permite al personal detener la producción en caso de encontrar un defecto y de
reanudarla si (tras recopilar información y analizarla) logra solucionar el
inconveniente en máximo un minuto. Este tipo de prácticas laborales cotidianas
donde se valida al error como parte de un proceso promueven la capacidad de
análisis, reflexión, trabajo en equipo y conocimiento colaborativo en una
organización.
Nuevas connotaciones al error
Desde pequeños aprendimos que admitir la
responsabilidad por un error, tarde o temprano, derivaría en castigo. Por eso
muchos ejecutivos están convencidos de que la resolución o análisis de un error
en la empresa pasa necesariamente por encontrar responsables y por supuesto,
sancionarlos. Sin embargo esto sólo propicia que los empleados no denuncien
irregularidades o prefieran hacerse de la vista gorda si encuentran algún error
en los procesos, así no serán blancos de represalias; también podrían no sacar
a la luz sus ideas o proyectos por miedo a que el fracaso afecte su reputación
en la empresa o su carrera al interior de la misma. Entonces no se trata
simplemente de buscar culpables y elaborar un informe para distribuirlo en
todos los departamentos, sino de entender por qué pasó y qué otros factores
están ligados al incidente.
Otro paso primordial para cambiar nuestra
percepción del fracaso es entender que no se trata de una falla, sino de una
característica inherente al proceso de aprendizaje o creación; es decir, cuando
uno pone en marcha una idea innovadoras, las probabilidades de fracasar son
altísimas, pero tomar el riesgo será la única manera de comprobar lo que hasta
el momento solo son hipótesis. Es importante estar conscientes de que existe la
posibilidad de fracaso, eso nos ayudará a amortiguar los tropiezos y a
entenderlos como una estación de camino al éxito que debemos tomar con
creatividad, inteligencia y tenacidad, no como una derrota final.
Aminora los costos del error
Los negocios son eso que pasa mientras te
encierras en el ‘cuartel de planeación’, esperando tener un producto perfecto
que vuelva loco al mercado y sea un hito en la historia de la mercadotecnia.
Suena como una aventura muy interesante, pero la realidad es que es más
complicado de lo que parece (imagínate que luego de invertir grandes cantidades
de tiempo y diseño te das cuenta que la gente no necesita o quiere consumir tu
producto). Además, en la actualidad las grandes ideas se construyen en el mundo
real, de la mano de tus posibles clientes.
¿Te atreves a dar un paso hacia la innovación o
prefieres quedarte donde estás por miedo al fracaso mientras el mundo avanza
sin ti? No tengas miedo a fallar, aprende a fallar correctamente, reduce tu
curva de aprendizaje y prepárate para encontrar el éxito.
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