Cómo llegó Apple a ser más grande que el PIB
de 183 países
FORBES- 22 de septiembre de 2018
Parecería ingenuo que en México
se pudiera desarrollar una empresa como Apple; sin embargo, existe evidencia
esperanzadora.
Hace
unas semanas, el día 2 de agosto, Apple se convirtió en la primera empresa en
alcanzar un valor de mercado de 1 trillón de dólares, en nomenclatura
anglosajona, que equivale a un billón en el mundo hispano (1,000,000,000,000).
El sólo hecho de alcanzar un
valor, por alto que sea, no representa un factor relevante para las actividades
de una firma, ni para los fundamentales que mueven el precio de sus acciones en
el largo plazo. Sin embargo, cuando se alcanzan objetivos identificados con
puntos de referencia, como éste, es importante dar un espacio a la reflexión.
¿Cómo llega una empresa a ser más
grande que el PIB de 183 países, de los 199 cuya información posee el Banco
Mundial? Apple es más grande, por ejemplo, que la economía de países como
Suecia, Argentina, Suiza, Arabia Saudita, Países Bajos o Turquía.
En el mundo se venden 395 iPhones
por minuto. Este producto ha sido la principal palanca de crecimiento para la
compañía: genera, por sí solo, el 56% de las ventas de Apple, o el equivalente
a 1.3 veces las ventas de todo Google.
El iPhone representa únicamente
el 15% de los smartphones vendidos a nivel mundial. Gracias a que los
consumidores están dispuestos a pagar un precio mayor por este dispositivo,
Apple se queda con alrededor de 8 de cada 10 dólares de utilidades que se
generan por la venta de smartphones de cualquier marca. Se estima que la
mayoría de los productores no son rentables y sólo Apple y dos empresas más
(Samsung y Huawei) generan ganancias vendiendo estos dispositivos.
Pero, además, Apple tiene 1,300 millones
de dispositivos activos en el mundo: iPhone, iPad y Mac, entre otros; y tanto
su éxito actual como su promisorio futuro tienen mucho que ver con la
integración que existe entre sus diferentes productos y servicios. Para
entender la dimensión de lo que representan estos negocios, podemos compararlos
individualmente con otras empresas. Por ejemplo, las computadoras Mac generan
ventas ligeramente superiores a las de Starbucks, y la división de Servicios de
Apple vende el equivalente a lo que las empresas mexicanas Bimbo, Coca-Cola
Femsa, Grupo Carso y Chedraui juntas.
Junto con el iPhone, Steve Jobs
es el gran responsable del éxito de Apple. Este hijo de un inmigrante sirio,
dado en adopción a una pareja de clase media, se convirtió en uno de los emprendedores
más emblemáticos en la historia y, con sus productos, sin duda, cambió nuestra
forma de informarnos y relacionarnos, y hasta de cómo producimos.
Siempre he insistido que, en
buena medida, el éxito de la política económica y social de un país se puede
ver reflejado en las facilidades para que en éste se desarrolle un genio
emprendedor como Jobs, sin importar en qué familia pueda nacer. En este
indicador, nuestro México queda mucho a deber.
No puedo pensar en alguien que no
quisiera ver un caso de éxito como Apple en su país. Más allá de la enorme
riqueza que genera este tipo de empresas, es evidente que sólo en un terreno
fértil que cuente con innovación, Estado de derecho, competencia y pluralidad,
entre otros, pueden germinar ideas en estas dimensiones.
Ahora que estamos por iniciar una
nueva administración, ¿qué tipo de políticas públicas deberían impulsarse para
que, en algunos años, tengamos casos de éxito como el de Apple? ¿Cómo percibe
la sociedad el fracaso cuando un emprendedor no logra salir adelante?
Hoy parecería muy ingenuo pensar
que en México se pudiera desarrollar una empresa como Apple; sin embargo,
existe evidencia esperanzadora. Tal es el caso de Corea del Sur, una economía
que, hasta hace poco, era comparable con México, que hizo la tarea para generar
las condiciones para que empresas de este tipo surgieran y, así, impulsar el
desarrollo económico a través de la inversión en investigación y desarrollo de
tecnologías.
El caso más emblemático es
Samsung, empresa que, gracias a la venta de su tecnología (principalmente
pantallas y procesadores) gana 110 de los 1,000 dólares que Apple obtiene por
la venta de cada iPhone X. Podríamos empezar por ahí.
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