Confiar o no confiar en las criptomonedas
FORBES- 8 de abr. de 19
En la fiebre por minimizar el uso del efectivo,
surge de nuevo la inquietud por los medios alternativos de pago, aunque aún
persiste la desconfianza, ya compiten frente al dinero.
En 2009, cuando apareció Bitcoin, pocos
prestaban atención a las criptomonedas. Una década después vimos cómo esa
divisa virtual pasó por momentos de gloria con altos niveles de aceptación,
desplomes en su cotización y cómo en algunos casos se acumularon fortunas
imposibles de recuperar por los altos niveles de seguridad en las cuentas.
Bitcoin fue la primera de muchas otras criptomonedas
que existen actualmente. Blockchain, la billetera virtual más popular a nivel
mundial, considera que hay alrededor de 1,500 alternativas de criptomonedas
diferentes. Las modalidades y funciones de cada una responden a realidades
distintas.
El mercado de las divisas virtuales es
porcentualmente pequeño, pero significativo. Alrededor del 0.22% de la
población mundial tiene más de 1 bitcoin, según datos de bitcoin.com.mx. El
comportamiento de las criptomonedas es tan dinámico que se dificulta medirlo,
pero es un hecho que se usan desde hace una década como medio global de pago y
cobro.
Las criptomonedas representan riesgos, como ya
lo ha mostrado su breve historia. Así como su valor puede elevarse
exponencialmente, también es posible una caída estrepitosa como se vio a
finales de 2018 con Bitcoin. Aunque está en repunte, otras criptomonedas
mantienen el paso. Por ejemplo, Blockchain muestra un porcentaje de crecimiento
alto en Stellar, una moneda que tardará mucho en alcanzar el valor de cambio de
Bitcoin, desde sus 0.11 dólares se ven lejos los 4,027.53 de bitcoin.
Valdría la pena preguntar si realmente es
necesaria una moneda virtual, o miles. Tan sólo en 2018 se usaron 31,914,414
billeteras electrónicas de Blockchain en el mundo, según datos de Statista.com
y eso hace pensar que muchos usuarios ya las consideran útiles y valiosas. Si
tenemos bancos y otras instituciones que administran dinero parecería un riesgo
innecesario invertir en algo tan volátil como las criptomonedas, pero no es un
tema tan sencillo.
Los bancos funcionan como intermediarios. Parte
de lo innovador de las criptomonedas es que buscan eliminar los intermediarios.
Al realizar una compra con tarjeta de crédito, el banco decide si aprueba la
operación o no, incluso si la cuenta tiene fondos. Por su parte, los dueños de
criptomonedas pueden disponer de ellas de forma similar al efectivo, sin rendir
cuentas a nadie y con la promesa de ser más seguras y de aceptación universal.
De ahí que sean tan importante sus niveles de seguridad.
Sin intermediario se tiene más libertad de
acción, así prometen las criptomonedas. Pero como todo dispositivo virtual es
vulnerable de ataques informáticos. Al no tener intermediario, seguir la pista
del delito es más difícil.
Si alguien hace mal uso de una tarjeta de crédito,
el banco está obligado a respaldar. En el mundo virtual, el capital puede
sustraerse con una cuenta anónima prácticamente imposible de rastrear. La
libertad que ofrecen las criptomonedas también juega en contra de los usuarios
que no tienen cuidado suficiente.
Las criptomonedas han mostrado ser funcionales
en su primera década de existencia. Se les puede ver como una inversión de alto
riesgo, ofrecen grandes beneficios como la oportunidad de crecer el capital rápidamente
con un alto grado de riesgo. Como cliente potencial hay dos preguntas
importantes antes de entrar en el mundo del dinero cibernético: ¿les daré uso?
Y, ¿estoy dispuesto a correr el riesgo?
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