¿Estamos viniendo en un mundo corrupto?
FORBES- 6 de julio de 2018
La corrupción es uno de los
grandes lastres para el progreso de la sociedad y de la economía en los países.
Las organizaciones luchan día a día para combatir este mal que nos envuelve.
Desgraciadamente, muchos países
en el mundo conviven día a día con la corrupción de sus dirigentes políticos,
una corrupción que para nada favorece al país y que solo lastra el crecimiento
de sus economías. En la última década, ya sea por el avance tecnológico o por
la presión que ejercen los medios de comunicación, se han destapado muchísimos
casos de corrupción, dejando en entredicho el que existan representantes
políticos que no lo hagan.
Obviamente, la corrupción es algo
que ha existido a lo largo de la historia, con lo que no es nada nuevo. Aunque,
como decíamos anteriormente, la presión y el fortalecimiento que han
experimentado los medios de comunicación, junto con la situación de tensiones
políticas entre gobernantes y oposición, han llevado a que destapar este tipo
de casos sea la mejor arma de batalla en las campañas políticas.
Aunque en determinados países
destapar casos de corrupción por parte del Gobierno suponga un caso cotidiano
del día a día, no deberíamos obviarlo, pues la corrupción solo es un lastre
para las economías de estos países, así como para el atractivo, tanto inversor
como turístico.
Según los últimos datos del
Secretariado de Transparencia Internacional, la institución encargada de
combatir la corrupción mundial, así como de realizar los diversos estudios
relacionados con la corrupción en el mundo, muestra cómo, pese a los continuos
esfuerzos, los países avanzan muy lentamente y reducen ínfimamente sus casos de
corrupción. Además, Según el Secretariado, los países que más tienden a atacar
y luchar en contra de las ONGs y determinadas instituciones que buscan la ayuda
humanitaria en el mundo, a su vez, son los países con mayores índices de
corrupción en el mundo.
Para calcular los índices de
corrupción, el Secretariado de Transparencia califica a los países en una
escala del 1 al 100 en función de la transparencia de la gestión pública del
país, siendo 1 un país sin transparencia en la gestión, y 100, un país con
mucha transparencia. Al finalizar el estudio, se ha podido observar como más de
dos tercios (2/3) de los países del mundo presentan una calificación inferior a
50, situando la media mundial en 43.
Esto es bastante preocupante,
pues nos muestra un mundo donde la corrupción se presenta en muchos países.
Esto puede representar un riesgo mundial, ya que esta situación, de no
revertirse, podría normalizarse y crear un mundo corrupto, el cual pudiese lastrar
el crecimiento económico mundial que, según las últimas estimaciones del FMI,
se situaría en el 3’9%.
Además, según el Secretariado, la
corrupción mantiene una relación muy directa con la libertad de actuación que
tienen las organizaciones cívicas para actuar e influir en las políticas
públicas, pues los países donde se presenta mayor índice de corrupción, también
son los mismo que menor campo de actuación facilitan a estas organizaciones,
así como a la prensa.
Aunque no lo viésemos, siempre ha
existido la corrupción
La corrupción es algo con lo que
siempre hemos convivido, solo que antes no se podía mostrar a la sociedad, ya
que al no poder probarse, no podía condenarse. Con la llegada de las nuevas
tecnologías y la globalización, la comunicación y los medios periodísticos han
tomado una gran fuerza, llevando la información a cualquier bolsillo en
cuestión de segundos.
Esta globalización ha permitido
que las personas posean información detallada de los hechos que ocurren al
momento, así como destapar y probar muchas acusaciones que antaño, no podían
hacerse. Esto ha llevado los gobernantes a reducir sus índices de corrupción o,
al menos, cambiar el modelo corruptivo, pues corrían serios riesgos de ser
destapados.
La corrupción tiene un alto grado
de impacto en la economía de un país, razón por la que existe un índice que
mide la corrupción de los países a fin de controlar o, al menos, normalizar la
situación de corrupción. Pese a que existan países en los que sus índices de
corrupción reflejen un estado limpio y transparente, no podemos hablar de
transparencia total, pues una simple adjudicación de un proyecto público a una
empresa privada, sin haber pasado previamente por concurso, ya representa un
acto de corrupción.
Aunque no lo percibamos en el día
a día, percibiéndolo únicamente cuando se destapan los casos y los medios lo
informan, estos casos de corrupción afectan muy negativamente a la economía y a
las familias y ciudadanos que conforman los países, pues un robo de fondos
públicos, un soborno policial, la cesión de contratos “a dedillo” hacia una
serie de empresas, son diversos tipos de factores y hechos que condicionan
nuestras vidas.
Cuando un cargo político, usa su
cargo para su propio beneficio, en lugar de hacerlo para servir a la ciudadanía,
los ciudadanos son los que pagan los platos rotos y las fiestas monetarias de
estos políticos. La malversación de fondos públicos, un acto ilegal y muy
practicado por los políticos a lo largo de la historia, supone el desvío
irregular de dinero público, el cual se ha pagado con todo lo recaudado en
materia fiscal a la ciudadanía de un país, a la cuenta particular de una
determinada persona, en lugar de utilizarlo para el fin por el cual se recauda,
el servicio y mejoría de la ciudadanía.
Al igual que la malversación de
fondos, hay otra serie de prácticas, las cuales afectan muy negativamente a las
economías. Un país con unos índices de corrupción muy elevados puede suponer un
grave peligro, ya que esa falta de transparencia y suciedad en los organismos públicos,
solo afectan negativamente al atractivo del país.
La corrupción: Un lastre para la
economía
Aunque en muchas ocasiones, la
reiteración y la continua batalla entre políticos por los casos de corrupción
nos parezca una historia aburrida y monótona, no debemos obviar el gran daño
que esto causa a nuestra economía y al atractivo de nuestro país, así como a
sus ciudadanos y sus ciudades.
Cuando hablamos de corrupción,
los países donde se suelen dar las tasas más elevadas de corrupción son
aquellos que se encuentran en unas etapas muy inmaduras y mantienen unos
índices de desarrollo muy bajos. Además, otros países en los cuales sus
regímenes políticos se basan en la autocracia, también suelen presentar, al
igual que los subdesarrollados, índices de corrupción muy elevados, pues el
poder es únicamente del que gobierna.
Con estos contextos, muy rara vez
veremos inversores interesados en querer invertir una serie de capital en esos
países, pues con unos índices tan altos de corrupción, rápidamente se sabe que
el mercado y las empresas están manejadas por el propio gobierno, por lo que no
existe una libre competencia y una competencia justa en las empresas.
Los países necesitan atraer
inversores que deseen invertir en ellos. Cuando un país posee tan elevados
índices de corrupción, estamos hablando de un país en el cual las empresas no
desean estar, pues conseguir un proyecto público, licencias para operar o
certificaciones por el estilo que te permitan desarrollar tu actividad
económica libremente, se vuelve una misión imposible.
Esto es un grave problema para
estas economías, que también presencian como el mercado laboral, así como la
tasa de empleo se ve completamente diezmada por la actuación, más que injusta,
del Gobierno. Un gobierno que actúa por su propio interés sin pensar en el
bienestar de la población y en lo que realmente precisa.
Llegar a tales niveles de
corrupción se vuelve insostenible para el país, pues los inversores, empresas,
gobiernos o cualquier otra institución o entidad hacen todo lo posible para
evitar tratos con un país con elevada corrupción. Como hemos dicho, esto,
además, puede provocar una fuga de empresas y capital del país, pues un
gobierno corrupto sólo crea inseguridad para el patrimonio de los ciudadanos y
las empresas.
Entre las principales causas que
puede provocar un estado corrupto, podemos hablar del decrecimiento del PIB. La
corrupción puede afectar directamente al crecimiento del Producto Interior
Bruto, pues la falta de competitividad y libre comercio para las empresas
provoca que tengan que encarecer los productos por tener que pagar sobornos e
impuestos derivados de la corrupción del país.
Si observamos el último ranking
de competitividad de los países publicado por Foro Económico Mundial, podemos
ver como en muchas ocasiones, como estamos hablando, coincide que los países
con mayores índices de corrupción, también son los que ostentan los peores
puestos en el ranking.
Además, como hemos comentado
anteriormente, la corrupción también produce un rechazo a la inversión
extranjera directa, pues los inversores prefieren irse a países donde la
gestión pública posee unos elevados niveles de transparencia. Junto con los dos
puntos anteriores, el empleo también sería otro de los grandes afectados de la
corrupción, pues al no encontrar capital inversor y la reducción de beneficios
de las empresas, estas no disponen de capital para la contratación ya que suben
todos los costos.
La corrupción ahoga por completo
a las empresas, ya que con la subida de costos, no solo no pueden contratar a
más empleados o tienen que vender más caro, si no que limita la capacidad de
expansión de las empresas, lo que le lleva a ser mucho más vulnerables ante una
recesión económica; asfixia la productividad empresarial, llevando a la empresa
a prescindir de empleados; afecta a la competitividad de las empresas, un
riesgo para estas que tienen que enfrentarse a un entorno globalizado con
empresas muy competitivas; y por último, limita la inversión en innovación y
desarrollo, pues las empresas no tienen capacidad económica para realizar tales
inversiones con los elevados impuestos que deben pagar.
Si observamos, el mapa que
muestra los niveles de inversión en I+D con los últimos datos recogidos por el
Banco Mundial, volvemos a ver una situación parecida donde los países con mayores
niveles de corrupción, son los mismos que no invierten en I+D, e incluso ni se
ha podido recoger el dato por la ocultación de la administración pública.
Esto ha llevado a muchas empresas
a tener que echar el cierre definitivo, pues tales limitaciones estaban
asfixiando a los empresarios y al crecimiento de las empresas. Esto es una
muestra de lo que puede llegar a afectar la corrupción a la economía de un
país, pues con este contexto empresarial, el país también sufría daños
colaterales como puede ser la reducción en la calificación de Rating, dejando
al país sin opciones para colocar su deuda soberana, por lo que se verían
obligados a no contraerla. Por consecuente, esto limitaría por completo la
ayuda financiera y perjudicaría la relación bilateral con otros países, pues un
Gobierno corrupto, como hemos dicho, no suele atraer a las relaciones
diplomáticas entre gobiernos. El desenlace para estos casos suele ser la
migración de personas al exterior, ya que el exceso de corrupción provoca una
situación de malestar para la vida en el país.
Como vemos, la corrupción supone
una serie de efectos en la economía que limitan y estancan su crecimiento. No
obstante, hasta ahora hemos enfocado la corrupción como un lastre para la
economía, pero no debemos obviar el efecto que tiene esta sobre el desarrollo
de un país. Muchos países que se encuentran en vías de desarrollo podrían verse
afectados por lo que la corrupción provoca en el desarrollo de los países.
La corrupción es un grave
problema para este desarrollo, ya que un país corrupto podría provocar
situaciones de desigualdad extrema, pues como hemos dicho, no existe una libre
competencia de mercado. Esto hace que aumente la pobreza y que la renta
disponible de la población, lo que provoca una reducción en el consumo. Además,
esto provoca una pérdida de confianza de la población en la economía del país,
por lo que los ciudadanos dejan de confiar en las políticas públicas y en la
economía del país.
Además, los elevados niveles de
corrupción también hacen mella en la población del país, que acaba por ver la
corrupción como una práctica normalizada a adoptar y acaba creando una sociedad
deshonrada, donde toda práctica que se realiza acaba rozando la ilegalidad.
Esto provoca una sociedad con una gran falta de ética y valores que, para un
mundo tan globalizado como en el que vivimos, es un gran problema para la
internacionalización de las empresas o la inmigración de personas.
Como podemos ver, la corrupción
es un gran lastre para las economías y el desarrollo de los países por lo que
se debe concienciar a la sociedad del futuro a que la corrupción no es la
solución, si no que las buenas prácticas y la honradez es la única vía para
crecer sanamente. Cada vez hay más instituciones que abogan por la implantación
de sistemas de concienciación en las universidades, creando nuevos
profesionales que vean la corrupción con repugna y rechazo.
Al final, la corrupción es tarea
de todos, por lo que debemos concienciarnos que, pese a que la corrupción puede
crear una gran concentración de capital para unos pocos, acaba afectando a
todos por igual.
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