Compliance 3.0, los expertos que
se suman a los consejos de administración
FORBES- 30 de julio de 2018
Las empresas que conviertan el
compliance en una de sus ventajas competitivas seguramente saldrán ganadoras en
los años por venir.
Durante la década pasada se ha
gestado una importante evolución en el tema de cumplimiento normativo, o
compliance, tanto en la forma como se concibe su papel dentro de las
organizaciones, como en el grado de desarrollo y especialización que esta
importante área está teniendo.
Podemos decir que hoy la función
del compliance ha cobrado una gran relevancia en las organizaciones, que no se
encuentra limitada a tener una defensa en caso de una investigación por
violaciones a las leyes, sino que va más allá y tiene que ver con asegurar el
funcionamiento ético de las organizaciones para fortalecer y preservar su
reputación, la cual es un activo fundamental para lograr su crecimiento y
rentabilidad.
Asimismo, existe actualmente un
creciente reconocimiento de que este cumplimiento debe ser parte integral del
negocio, ya que tiene una incidencia directa en las utilidades de las empresas.
Esta nueva tendencia queda en evidencia con el nombramiento reciente de un
experto en compliance como miembro del Consejo de Administración de Airbus, por
mencionar solamente a una de las empresas de clase mundial que están siguiendo
esta nueva práctica.
Hoy sabemos que una empresa que
ve dañada su reputación ve afectado su crecimiento e inclusive su existencia
misma. Ejemplos tenemos muchos: Siemens, Enron, Wells Fargo, Odebrecht,
Petrobras, Walmart… la lista es muy larga para continuar.
Los costos legales y de multas,
penalidades, costos de inversión en compliance, costos en oportunidades de
negocio perdidas y afectación en el crecimiento del negocio pueden llegar a ser
enormes. Tan solo Walmart ha gastado 850 millones de dólares (mdd) en costos
legales y de cumplimiento a raíz de la investigación del Departamento de
Justicia de los Estados Unidos iniciada en el año de 2012 a sus operaciones en
México y en otros países.
Y se espera que llegue a un
acuerdo con esta dependencia por cuando menos 300 mdd, con lo que este tema
seguramente tendrá un costo para la empresa tan sólo en temas legales y de
compliance superior al billón de dólares. Otro ejemplo de estos costos es la
empresa brasileña Odebrecht que llego a un acuerdo con las autoridades de
Brasil, EU y Suiza por 2.5 billlones de dólares.
Estas son cifras enormes que
cuentan solamente parcialmente la historia de los costos que estos problemas
ocasionan a las empresas. Quizás cuando se cuantifican los demás daños y costos
colaterales como talento perdido que deja la organización, afectación del
negocio, perdida de crecimiento, e inclusive su quiebra por incapacidad para
seguir operando por el daño irreparable a su reputación, podemos comenzar a
entender la enorme importancia que tiene el compliance para las empresas. Los
costos literalmente pueden llegar a ser incuantificables.
Es por ello que el compliance ha
vivido un desarrollo notable en la última década. Es tal la magnitud del cambio
que se ha experimentado que se habla de una evolución del compliance 1.0 al 2.0
y ahora al 3.0.
De manera rápida podemos decir
que una primera versión del compliance 1.0 era una función dependiente de las
áreas legales, de auditoría o financieras, y que estaba relativamente aislada,
si no es que confrontada con el negocio y considerada en el mejor de los casos
como un freno al mismo.
El compliance 2.0 implica que la
función se encuentre ubicada en una posición de liderazgo organizacional que le
permita estar sentada en la mesa de las discusiones más importantes del
negocio, reportando directamente al CEO y al Consejo de Administración, y
convertida en un verdadero socio del desarrollo y crecimiento del negocio.
Ahora, el compliance 3.0 implica
que esta función no tiene que ser un gasto sin retorno financiero, sino todo lo
contrario. Un programa de cumplimiento bien diseñado e implementado tiene todo
que ver con una operación eficiente y rentable. Por ello en su concepción más
moderna no sólo es parte integral del negocio, sino que busca lograr una mayor
rentabilidad de estas inversiones repensando a través de procesos de
reingeniería sus estructuras y procesos internos para lograr ahorros en gastos
y eficiencias.
Asimismo, es un área que tiene
métricas relevantes para medir los indicadores que permitan gestionar y mejorar
continuamente su aportación al negocio.
Es justo decir que la nueva
normalidad comienza a ser el compliance 3.0. Esta profesión ha madurado y con
ello se ha desarrollado una comunidad global de expertos que se reúnen en
conferencias por todo el mundo, comparten conocimientos, mejores prácticas,
obtienen certificaciones y se desarrollan en un plano difícil de imaginar tan
solo diez años atrás.
Existe verdaderamente un auge y
una nueva valoración profesional y a nivel de las empresas de esta área
funcional, incluyendo como se mencionó el nombramiento de expertos de
compliance como integrantes de los Consejos de Administración de las empresas
más importantes del mundo.
En fin, puede escribirse mucho
más sobre este tema, pero baste apuntar ahora que el momento del compliance ha
llegado y que estamos en la era del compliance 3.0. Aquellas empresas que
conviertan el cumplimiento en una de sus ventajas competitivas seguramente
saldrán ganadoras en los años por venir.
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