El resurgir de la industria papelera en el
mundo
FORBES- 29 de junio de 2018
Las toneladas de plásticos que
comienzan a regresar hacia nosotros de formas insospechadas han motivado un
cambio que apunta al resurgir de la industria papelera. Entérate.
La industria del papel y del
cartón viene sufriendo un continuo declive desde hace aproximadamente una
década y es que nuestros hábitos de consumo, apoyados por los avances
tecnológicos, han hecho retroceder de forma importante una industria que ha
sido el emblema nacional de países como Finlandia.
Así, el correo electrónico ha
hecho desaparecer en gran medida a las cartas físicas en papel, la fotografía
digital ha hecho retroceder en buen grado a la analógica, los boletos de avión
o tren han sido también sustituidos muchas veces por pases electrónicos que se
descargan en el smartphone, y sobre todo los periódicos y revistas han visto
como el desarrollo de la prensa online ha hecho casi desaparecer a la prensa en
papel.
Tanto los smartphones como la
conexión por internet en cualquier dispositivo se han llevado por delante
muchos de los negocios que utilizaban como soporte físico al papel.
Además, cada día son más las
administraciones públicas a nivel mundial que apuestan por el uso de medios
electrónicos para realizar distintos trámites burocráticos.
El Estado que más ha avanzado en
este aspecto es Estonia, que se ha convertido en el Estado más digitalizado del
mundo y es que el empeño de este pequeño país báltico por agilizar la
burocracia y simplificar los trámites administrativos ha traído como
consecuencia colateral la disminución drástica del uso del papel en la
administración pública.
Sin embargo, el caso de Estonia no
es un caso aislado ya que cada vez son más los entes públicos mundiales que
alientan a sus ciudadanos, apoyándose en las nuevas tecnologías, a que realicen
todos sus trámites burocráticos a través de internet. Así, por ejemplo, en
España la declaración del impuesto de las personas físicas que se realizaba
exclusivamente en papel hasta hace dos décadas y que conllevaba un gran volumen
del mismo ha sido sustituida por la presentación online de forma exclusiva
desde hace un par de ejercicios.
Pero no sólo los gobiernos están
impulsando el desuso del papel, también son cada vez más las instituciones
académicas que lo están potenciando. De este modo, entidades como Thomson
Reuters o Esade Business School han impulsado una drástica disminución del
papel en las aulas. El motivo en ambos casos ha sido los continuos cambios
legislativos que cada vez son más frecuentes en un mundo cada vez más
profusamente regulado.
De esta forma, si se quiere que
los manuales y compendios legislativos que utilizan los estudiantes estén
plenamente actualizados se hace perentorio la utilización de medios
electrónicos sin que sea necesario imprimir continuas nuevas versiones de
libros en papel. Igualmente, cada vez son más las empresas que están apostando
en sus oficinas corporativas por un modelo de trabajo sin papeles y es que esto
entre otras cosas les supone una menor necesidad de espacio físico con los
consiguientes ahorros de costes asociados.
Sin embargo, y cuando todo
parecía sentenciado para el declive continuo de la industria papelera, dos
nuevos elementos la están revitalizando de forma inesperada:
El primero de ellos ha sido el
auge del comercio online que ha multiplicado de forma notable el número de
embalajes en papel y cartón a lo largo del planeta.
El segundo, ha sido la presión
ecologista que incita a la sustitución de gran parte de los embalajes de
plástico que la industria viene utilizando por otros más respetuosos con el
medio ambiente.
En el proceso de transformación
del embalaje, la industria papelera está viendo como su materia prima se está
introduciendo en productos que hasta hace muy poco tiempo eran de dominio
exclusivo de los derivados del plástico. En este sentido son cada vez más
numerosos los supermercados en Europa que vienen sustituyendo las tradicionales
bolsas de plástico de la compra por otras de papel que presentan como principal
característica que son 100% biodegradables y que además son reciclables. La
cada vez mayor conciencia ecológica de la sociedad occidental está propiciando
que gran parte de los consumidores se decante cada vez más por el uso de este
tipo de productos biodegradables y reciclables.
Las autoridades, cada vez más
conscientes de la necesidad de conservar el planeta, están legislando en mayor
medida contra el uso indiscriminado del plástico y su sustitución por otros
materiales más respetuosos con el delicado ecosistema terrestre. Así, la
Comisión Europea ya ha legislado para que las bolsas de plástico que se
reparten en los supermercados que no sean biodegradables deban desaparecer como
máximo en el año 2021.
No obstante, las bolsas no son el
único producto de plástico que las autoridades de Bruselas quieren eliminar.
Existen otros, como los platos y cubiertos de plástico de un solo uso o los
bastoncillos para los oídos que las autoridades europeas quieren eliminar
cuanto antes y aquí la industria del papel puede encontrar otro nicho de
crecimiento adicional.
Una de las grandes ventajas del
papel, como se ha comentado anteriormente, es que es un material que se puede
reciclar y este reciclaje alcanza cuotas bastante elevadas en países como
Alemania, Francia o España en donde se recicla aproximadamente el 70% del papel
que se consume. De hecho, la industria europea recicló en 2016 59.5 millones de
toneladas de papel, lo que sitúa la tasa de reciclaje en el continente en el
72.5% según el último informe del European Paper Recycling Council (EPRC).
En definitiva, el papel y el
cartón podrían sustituir en parte el uso de plásticos de un solo uso y con eso
se evitaría, entre otras cosas, la enorme polución de los océanos.
En este sentido cada vez son más
preocupantes los estudios científicos que nos alertan del efecto que los
microplásticos están teniendo en todas las especies marinas, incluidas las
aves, y que tarde o temprano se acabarán incorporando a la cadena de la
alimentación humana.
Los plásticos que arrojamos al
océano acaban volviendo a nosotros y es que estos plásticos van poco a poco
degradándose y aunque su proceso de completa eliminación puede duran unos 1,000
años, lo habitual es que se descompongan en pequeños trozos, y esos trozos
acabarán formando parte del filete de salmón o de cualquier otro pescado que
ingiramos. Así, por ejemplo, el Instituto de Investigación Marina Algalita de
California señala que el 35% de los peces que pescamos tienen una media de una
o dos piezas de plástico en sus estómagos.
La gran particularidad de los
microplásticos es que no se ven o al menos no reparamos en ellos. Podríamos pensar que en cierta forma la
naturaleza ha decido vengarse de nosotros por el daño ocasionado. Por esta
razón, el contar con materiales biodegradables se hace cada vez más necesario
sino queremos destrozar los océanos y por tanto nuestra propia supervivencia
como especie.
Sin embargo, el uso del papel
también se tiene que hacer de forma responsable, sin despilfarrar recursos y
siempre produciendo la pasta de papel de forma respetuosa con el planeta de
forma que su producción no suponga la tala masiva de bosques.
En este sentido, es de destacar
la política forestal de Finlandia, que es uno de los grandes exportadores
mundiales de pasta de papel, y que es al mismo tiempo un ejemplo en la gestión
de los recursos forestales.
El país planta más arboles de los
que tala para producir papel, de forma que a los beneficios que tiene el papel
como materia prima biodegradable y reciclable se añade el hecho de que la masa
forestal finlandesa aumenta al mismo tiempo.
Es de destacar que Finlandia es
uno de los países con más densidad forestal del mundo, en donde casi el 60% de
los bosques son propiedad de ciudadanos privados y donde el acceso a todos los
bosques es libre. Los finlandeses consideran masivamente a la silvicultura y
las industrias forestales como claves para su economía y para el medio
ambiente.
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