La primera infancia, una
inversión inteligente
FORBES- 8 de junio de 2018
Experiencias y estudios han
llevado a que cada vez más empresas reconozcan la importancia de la primera
infancia, formando coaliciones, impulsando el tema en foros e invirtiendo en
estudios.
Invertir en la primera infancia
puede transformar no sólo las vidas de niños y niñas, sino también de la
comunidad, de la empresa y del país. De acuerdo con el Banco Mundial, cada vez
más compañías en el mundo invierten en programas enfocados al desarrollo
infantil temprano porque han identificado que las habilidades humanas que se
desarrollan en esta etapa de la vida (por ejemplo; adaptabilidad, empatía,
creatividad e inteligencia emocional) son costo efectivas y contribuyen al
crecimiento del personal y de la empresa.
En México 12.7 millones de niños
y niñas son menores de cinco años, que es la etapa más importante en su vida
porque en ella se forman las bases para su salud, crecimiento, desarrollo y
capacidad de aprendizaje. Sin embargo, sólo seis de cada diez niños entre tres
y cinco años asisten a un programa educativo destinado a la primera infancia.
En un país como el nuestro, en el que aún persisten 2.2 millones de niñas y de
niños presentan un desarrollo inadecuado (ENIM 2015) las implicaciones van más
allá del tema educativo y se adentran en el tema de desarrollo económico.
Los beneficios de la correcta
estimulación durante la primera infancia se extienden a lo largo de la vida de
los seres humanos y han sido bien documentados. Por ejemplo; contribuye a una
mejor salud física y mejores hábitos de higiene y alimentación (Howes et al
1990, McKey at al 1985); ayuda a la preparación para las transiciones
académicas; mejora la habilidad cognitiva y el desarrollo lingüístico (Phillips
et al 1987, Whitebook et al 1989), y fortalece la habilidad de relacionarse,
concentrarse y enfocarse en el cumplimiento de tareas (Phillips et al 1987).
Un estudio realizado por James
Heckman, Premio Nobel de Economía, estima que el retorno de la inversión en la
primera infancia es del 6% al 10% anual por dólar, y de acuerdo con el estudio
Perry Preschool Project en Estados Unidos la tasa de retorno de la inversión en
los programas de primera infancia es hasta del 13.7% anual.
El Banco Mundial, por su parte
realizó un estudio que demuestra que implementar programas enfocados en la
primera infancia puede generar beneficios a corto plazo para las empresas. Por ejemplo, el apoyo en cuanto al cuidado
infantil mejora la contratación y retención de empleados. El personal de
empresas que invirtieron en este tipo de programas registró una mejora en el
desempeño, reducción en el ausentismo, incremento en la productividad y una
creciente motivación y compromiso. La reputación de la empresa también se vio
beneficiada y, en algunos casos, ayudó a acceder a mercados con un alto nivel
de conciencia social. (IFC 2017, 2016a, 2013; Roland Berger GmbH, 2016).
Estas experiencias y estudios han
llevado a que cada vez más empresas en el mundo reconozcan la importancia de la
primera infancia, formando coaliciones, impulsando el tema en foros económicos
(Davos 2017) e invirtiendo en estudios. Organizaciones como Unicef y el Banco
Mundial promueven el tema, calificándolo como una prioridad económica clave
para el desarrollo de los países. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las
Naciones Unidas reconocen la importancia de la primera infancia, y la abordan
con metas específicas vinculadas con la alimentación, la salud y, en
particular, la educación. La meta 4.2, por ejemplo, insta a lograr una
cobertura universal de programas de desarrollo de la primera infancia y de
educación preescolar con los más altos estándares de calidad.
Las empresas juegan un papel
fundamental en el desarrollo de la niñez y, en apoyo al mismo, Unicef elaboró
el informe La primera infancia y las empresas en América Latina y el Caribe,
que explica cómo pueden apoyar a su personal para que participe activamente en
el crecimiento de sus hijas e hijos. Por ejemplo, las empresas pueden:
Permitir a futuros padres
acompañar a sus parejas a las citas médicas prenatales.
Apoyar con licencias de
paternidad remuneradas extendidas (por nacimiento o adopción), para fomentar
mayor participación de los padres en la vida familiar.
Otorgar permisos a padres y
madres para asistir a juntas escolares, citas médicas, consultas para control
de la salud, o cualquier otro acontecimiento familiar que requiera la presencia
paterna/materna.
Sensibilizar y capacitar a padres
y madres sobre los temas claves del desarrollo infantil temprano como técnicas
de estimulación temprana y practicas positivas de crianza sin violencia.
El apoyo al mejor comienzo en la
vida de niñas y niños aumenta sus probabilidades de que se conviertan en
personas responsables, profesionales mejor capacitados y motor de cambio para
el desarrollo social, como opina Alfredo Rimoch, Director General de
Laboratorios Liomont: “Si en verdad queremos cambiar a este país, debemos de
enfocarnos en lo más importante: La infancia. Y aún más, de ser posible… la
primera infancia. Recordemos que un niño sano y feliz, será mañana un buen
ciudadano”. Es fundamental que más
empresas apoyen el desarrollo infantil temprano y lo adopten como una
estrategia de progreso para el país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario