¿Cómo está cambiando la privacidad en 2018?
FORBES- 8 de junio de 2018
Este año pasará a la historia
como uno de los más intensos y transformadores en materia de privacidad. Aquí
te explico los cambios y tendencias para que estés preparado.
Si eres un usuario de internet,
en las últimas semanas debiste recibir decenas de emails que anunciaban la
actualización de las políticas de privacidad de sitios donde eres suscriptor.
Este año concuerda con la época de mayor actividad regulatoria, coincidente con
la sobre la privacidad de los usuarios —escándalos como el de Cambridge
Analytica y fugas de datos como las que han sufrido Yahoo, Adobe o eBay no han
pasado inadvertidas.
Los 44 exabytes —unos 44 mil
millones de gigabytes— de nuevos datos creados en el mundo cada día son
demasiado importantes como para repensar su concepción, por lo que vale la pena
preguntarnos, ¿cómo se puede interpretar el estado actual de la privacidad?
¿Qué cambios regulatorios hay este año? Y, ¿qué asuntos serán clave para
entender el futuro de la privacidad?
Privacidad: Marcos Operativos y
Paradojas
Actualmente existen tres marcos
operativos con respecto a la privacidad que, aunque no son mutuamente
excluyentes, son suficientemente distintos entre sí; están representados
principalmente por China, EU y Europa.
Marco 1: El control chino
El país sino se jacta de tener
regulaciones muy estrictas, pero en la práctica, la privacidad no es una
prioridad tan importante como el control. No tiene un marco regulatorio
unificado, sino que las posturas se han ido adaptando a estrategias como el
plan “Hecho en China 2025” y el “13º Plan Quinquenal de Informatización
Nacional.”
El modelo privilegia la
recolección, interconexión y resguardo de información por parte del Estado. En
la inauguración de un data-center nacional, el presidente Xi hizo un llamado a
construir “infraestructura de información segura, ubicua, móvil y de alta
velocidad, integrando los recursos de datos sociales y gubernamentales, y
mejorando la recopilación de información fundamental y recursos de información
importantes en áreas claves”. Además, el Artículo 37 de la Ley de
Ciberseguridad menciona que la información relevante recolectada por las
tecnologías chinas debe ser almacenada en China continental.
Marco 2: La autorregulación
estadounidense
A pesar de los escándalos de los
últimos tiempos, Estados Unidos no ha tenido grandes avances a este respecto,
ya que la regulación vigente data de la Ley de Privacidad de 1974. Barack Obama
propuso en 2012 el proyecto de ley de Declaración de Derechos de Privacidad del
Consumidor, que naufragó en el Congreso. Asimismo, el entonces presidente
promulgó una serie de lineamientos para la Comisión Federal de Comunicaciones
para que las compañías de telefonía no pudieran ver y seguir todo lo que hace
un usuario de telefonía, mismas que ya fueron revocadas por Donald Trump.
Entonces, la postura general
estadounidense ha sido la de desregulación, complementada por el obsoleto marco
legal del Internet, basado en leyes desarrolladas entre las décadas de los
1970s a 1990s. Cada que se presenta una propuesta de ley al respecto, acuden
cabilderos de diferentes industrias con el argumento de que la innovación del
sector pasa por la capacidad de las empresas de recopilar, analizar, vender y
monetizar los datos de los usuarios, y que dichas corporaciones son el mejor
actor para decidir sobre los datos.
Así se ha identificado la
Paradoja de la Privacidad, que enuncia que las personas decimos que nos
preocupamos por controlar nuestra información privada en línea, pero en la
práctica estamos altamente dispuestos a revelarla. Así, mientras encuestas
señalan que alrededor del 74% de las personas están de acuerdo en que la
privacidad les es muy importante y que el 64% piensa que la privacidad en línea
debería ser un derecho humano, un estudio del MIT encontró que 98% de un grupo
de estudiantes revelaría los correos electrónicos de sus amigos a cambio de una
pizza “gratis”. No es de extrañar que apenas el 31% de los usuarios entienda
qué hacen las compañías con la información que ellos les facilitan.
La Paradoja de la Privacidad
tiene implicaciones en aspectos como privacidad de datos, seguridad y
contenido, gravamen de impuestos y competencia, que se pueden sintetizar en la
proliferación de modelos de negocio con recolección primaria y secundaria de
datos. En los modelos primarios, las empresas recolectan información sobre lo
que hacen las personas en sus plataformas y explotan la información para
aumentar el engagement a través de sugerencias y mecanismos que detonan la
entrada a los sitios de internet.
Pero en los modelos secundarios,
las empresas comparten la información con fines de sinergia e inclusive,
explotación. Los casos positivos incluyen el internet de las cosas, mientras
que los casos negativos incluyen la divulgación de nuestra ubicación, búsquedas
en línea e interacciones, donde a cambio del uso gratuito, los usuarios somos
el producto y nuestra información se convierte en activo de capital
corporativo.
La paradoja también se vuelve un
ciclo al analizar los intereses de los actores. Mientras las compañías
tecnológicas buscan mejorar sus servicios gratuitos y de bajo costo a partir de
la explotación de los datos del consumidor, los usuarios de internet extraen
más valor de los servicios que las compañías ofrecen —a menudo proporcionando
aún más información—. Por otro lado, los reguladores quieren garantizar que la
información, sea utilizada adecuadamente, aunque, ni los usuarios ni las
empresas le dan importancia al asunto… hasta que las cosas salen mal.
El tema es relevante antes de que
las implicaciones del poder computacional se pueden volver más grotescas. Hace
unos meses se hablaba de cómo Cambridge Analytica explotó exámenes de
personalidad para establecer perfiles psicológicos que permitieran enviar
mensajes personalizados que alteraran a diferentes votantes.
En el debate de las últimas
semanas destaca el de las tecnologías de reconocimiento facial. Amazon
desarrolló el software Rekognition para analizar bases de datos de rostros y
documentos. En un primer experimento a nivel gubernamental, las municipalidades
de Orlando y Washington County conectaron el sistema a su circuito de cámaras
de seguridad, y lo compararon con 300 mil credenciales, lo que permitió
identificar a algunos transeúntes en las calles con alto grado de precisión.
Se intuye que la siguiente fase
podría ser desarrollar este sistema para los policías, con el que podrían
identificar a las personas en manifestaciones y revueltas, o detener
infractores en conciertos o estadios. Una treintena de organizaciones se han
manifestado en contra de anular lo que consideran el derecho a caminar por la
calle sin ser vigilado por el gobierno. Este ejemplo muestra que nuestra
privacidad tiene implicaciones que, hasta cierto punto, ni siquiera nosotros
podemos controlar.
Marco 3: El empoderamiento
europeo
Después de 6 años de debate y
otros 2 de haber sido promulgado, el 25 de mayo pasado entró en vigor el
Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea (GDPR, por sus
siglas en inglés). La nueva legislación,
con alta influencia alemana y enunciada antes de escándalos como el de
Facebook-Cambridge Analytica, es una ley de privacidad multidimensional,
robusta y con una estrictez casi radical. Entre las disposiciones del GDPR,
destacan:
Portabilidad de Datos – Requerirá
que los usuarios den continuamente su consentimiento explícito de que aceptan o
no cómo se utiliza, comparte y analiza su información. Además, tendrán el
derecho de poder darse de baja de los servicios sin detrimento, y se podrán
llevar sus datos si así lo desean, incluyendo los datos personales, los
encriptados, los metadatos, la geolocalización, la IP, entre otras.
Derecho (voluntario) al Olvido –
Usuarios podrán exigir que se elimine la información que una empresa tenga de
ellos, como si nunca hubieran usado el servicio.
Derecho a la Rendición de Cuentas
y exigencia de claridad en los términos – Los usuarios tendrán derecho de pedir
explicaciones a las empresas sobre las decisiones que los algoritmos tomen
sobre ellos. Además, se demanda que las condiciones sean inequívocas y
específicas, por lo que cláusulas como “sus datos serán utilizados para mejorar
nuestros servicios” serán insuficientes.
Nuevas responsabilidades que
derogan la autorregulación – El GDPR expande la responsabilidad de las
compañías a toda la cadena de procesamiento de datos, incluyendo compradores,
proveedores, agentes y sub-contratistas. Además, exige la creación de un “Data
Protection Office” (DPO) para dar mantenimiento a la información resguardada y
ser el punto de contacto ante autoridades.
Cambios en el resguardo y
filtrado de los datos – Obliga a las compañías a tener más “higiene de datos,”
al exigir que continuamente justifiquen para qué tienen un dato. También da el
mandato de resguardar la información únicamente en países que tengan
legislaciones similares. Por otro lado, obliga a las compañías a reportar
cualquier fuga de datos en menos de 72 horas de haber sido identificada.
Es importante subrayar que, si
cualquier empresa del mundo tiene actividades en la Unión Europea (UE), el GDPR
obliga que se cumplan sus estándares. Así, la UE se ha anotado un tanto al
definir la filosofía de una legislación que podría convertirse en un modelo
para el resto del mundo, ya que los únicos países con regulación a la altura
del estándar europeo son Andorra, Argentina, Canadá, Israel, Nueva Zelanda,
Suiza y Uruguay.
El GDPR no ha estado libre de
controversias, no solo por el tema de la privacidad, sino por la explosión de
costos que traerá. De acuerdo con un estudio de la IAPP en conjunto con EY, las
empresas de la Fortune 500 tendrán que destinar un promedio de 16 millones de
dólares por corporación para cumplir la nueva regulación.
El no hacerlo tiene el potencial
de no tener acceso al mercado europeo, a mecanismos para compartir información,
o a servicios de terceros. A nivel competitividad, podría retrasar el
desarrollo de tecnologías clave como la Inteligencia Artificial, donde China
está ganando velocidad por el gigantesco volumen de información que generan sus
habitantes.
Las claves del futuro de la
privacidad
Clave 1: La evolución de
actividades críticas
Diferentes actividades que son
críticas para la oferta tecnológica tendrán que evolucionar rápidamente. En el
caso de la mercadotecnia, las empresas tendrán que adaptar sus actividades de
marketing basado en datos y microsegmentación, al tiempo de cumplir la
legislación. En un caso extremo, algunas empresas podrían encontrar que los
costos de cumplimiento regulatorio volverían los modelos de negocio
insostenibles, por lo que se tendrían que reinventar, o arriesgar una caída
gradual.
En el caso de la ciberseguridad,
las exigencias de transparencia impactarán en la adopción de estándares
internacionales de seguridad de la información y reformarán la cantidad, uso y
resguardo de los datos que se recopilan. Este rubro es un talón de Aquiles para
las empresas: el 39% de las amenazas a la seguridad de los datos vienen de
dentro de las organizaciones, y no de hackers.
Clave 2: Cambios en la
experiencia de los usuarios
En el aspecto positivo, las
empresas proveerán a los usuarios de guías para realizar peticiones de
información recolectada, de eliminación de datos o de quejas por filtraciones.
Pero esto también implicará que aquellos flujos y trayectorias de los clientes
para aceptar términos y condiciones no serán tan sencillos: los usuarios serán
interrumpidos y forzados a revisar, decidir y reconsiderar cada elemento de
información que introducen.
Cada proceso traerá nuevos costos
a las empresas. Pero los usuarios también verán nuevas barreras de fricción al
grado de que podrían tener una experiencia abrumadora con miles de decisiones
en apps, smartphones y sitios web. Por
tanto, los usuarios tendrán que educarse más en materia de privacidad de sus
datos.
Clave 3: Incremento de costos con
efectos asimétricos
Es indiscutible que la regulación
de la privacidad incrementará los costos, pero los efectos varían en diferentes
dimensiones. Por ejemplo, una gran
corporación en un país desarrollado deberá contratar alrededor de cinco
empleados para enfocarse de tiempo completo en garantizar la privacidad y otros
cinco para cumplimiento regulatorio.
Pero en el caso de una empresa
pequeña, tendrán que evaluar factores como mercado en el que participan,
tecnologías que usan y su modelo de negocio. En el caso de países
desarrollados, una empresa pequeña gastaría al menos un millón de dólares
adicionales al año en cumplir la legislación, lo que podría mermar su potencial
de crecimiento.
Otros afectados serían los países
en desarrollo, como Brasil, India, México y Rusia quienes tienen importantes
vínculos con países desarrollados y no fueron tomados en cuenta para las
diferentes legislaciones. Los emergentes tendrán que cumplir un estándar de
mundo desarrollado a precios muchas veces prohibitivos dados sus menores costos
de vida y de negocio. Curiosamente, estos países muestran menos preocupación
por la privacidad digital, confían más en el contenido online, y son más
susceptibles a creerle a las fake news.
Clave 4: Redefinición de premisas
como roles y responsabilidades
La entrada en vigor del GDPR
coincide con el desarrollo de regulaciones de privacidad en 6 países del
americanos, 2 europeos, 10 africanos y 8 asiáticos. Estos procesos han
demostrado que el tratamiento de los datos será un tema arduo y en continua
evolución.
Ya que los gobiernos tienen muy
poco conocimiento tecnológico y no son expertos en seguridad de datos, tendrán
que comprometerse a desarrollar conocimientos al respecto y a tener un rol
activo para salvaguardar la privacidad de los consumidores. El proceso
implicará la migración de los datos, que deberían pasar de ser un activo
contable a un derecho cívico… Todo ello sin trastocar la competitividad.
Clave 5: Oportunidades de negocio
Los directivos de pequeñas y
medianas empresas son los más propensos a no tener conocimiento o instrumentos
para implementar esta nueva legislación, lo cual abre una ventana para aquellos
que sí estén tomando acciones para ponerse al día en la legislación.
Otra área de oportunidad es para
los países que tienen negocios de servidores para resguardo de información y de
computación en la nube, ya que tendrán que cumplir la regulación para hacer
negocios con la UE. Al combinar una propuesta de economías de escala, costos de
electricidad, laborales y otros costos económicos, se puede llegar a optimizar
una oferta que desarrolle la industria en países que se habían quedado fuera.
Finalmente, las tendencias
dispararán la cotización de iniciativas de digitalización, atestación y gestión
de la identidad basadas en blockchain. En el sector privado destacan las
startups Sovrin, UPort, Blockstack, Evernym, Civic, CryptID, tykn, ShoCard,
SecureKey, entre otras. A nivel estatal
destacan las iniciativas Aadhaar de la India, la verificación electrónica de
Estonia y los esfuerzos de digitalización de identidad en localidades suizas.
Clave 6: Antecedentes a
regulaciones futuras
Las experiencias de regulación
reciente dejaron claro que el avance tecnológico requerirá otras regulaciones
futuras, entre las que se encuentran la Inteligencia Artificial en sus diversos
módulos, la propiedad intelectual generada por machine learning, o la misma
concepción-gestión de la identidad.
Sin embargo, la regulación más
importante podría ser el marco del capitalismo de datos, en el que la
capitalización de las empresas no esté anclada únicamente al precio de sus
acciones, sino a la riqueza de sus datos. Las empresas que no cuenten con datos
difícilmente podrán competir, por lo que profesores como Mayer-Schonberger de
la Universidad de Oxford anticipan que los gobiernos terminarán gravando
impuestos a los datos para garantizar la competitividad en el futuro, evitando
la dictadura de los datos.
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