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jueves, 28 de junio de 2018

economía digital


Rendimiento de apps, clave en economía digital



FORBES- 28 de junio de 2018
La transformación digital masifica el uso de los nuevos canales, lo que provoca un elevado impacto en el tiempo de procesamiento de las infraestructuras IT y en los costes de entidades financieras.

La era digital en la que nos encontramos incrementa exponencialmente el número de transacciones y volumen de datos que se generan a diario. Esto provoca que instituciones como bancos y aseguradoras necesiten múltiples aplicaciones para registrar, mantener y explotar la información. Todo esto se traduce en un gran aumento del consumo de infraestructuras, tiempos de procesamiento y tiempos de respuesta, ocasionando un aumento significativo en costos de TI para las compañías e incluso podría verse afectada la experiencia de usuario de sus clientes.

Centrar la atención en la velocidad de ejecución y el consumo de las aplicaciones es fundamental para optimizar costos y tiempos, pero ¿cómo lograrlo sin que los precios y horas de desarrollo se disparen? Sencillo: identificando y optimizando procesos ya establecidos que tengan impactos significativos en el consumo de recursos tecnológicos.

Estadísticas a nivel global demuestran que actualmente la mayoría de las infraestructuras están consumiendo cerca de un 30% por arriba de lo debido y gran parte de ese consumo se concentra en pocos procesos de los cientos o miles que componen las mismas.

 

¿Qué hacer frente a esta situación?

Viendo la alta concentración de consumo en prácticamente todas las infraestructuras, la solución a este problema será atacar los procesos clave, logrando así significativos ahorros de forma prácticamente inmediata.

Para poder detectar los procesos con mayor impacto en el consumo o duración, incluso aquellos que están obsoletos, es necesario, en primer lugar, llevar a cabo una etapa de ‘escucha’ de nuestra infraestructura a nivel batch, online y bases de datos. El objetivo de esta etapa es lograr detectar procesos de alto consumo mediante el análisis y estudio de métricas y datos que la infraestructura arroja diariamente.

Estas métricas las obtendremos de ficheros SMF, CICS, o Query Monitor, en el caso de mainframe y de planificadores, o SLAs, APMs, en el caso de entornos distribuidos. Además, si utilizamos herramientas de ajuste punteras en el mercado como APA, Strobe o Dynatrace, entre otras, seremos capaces de detectar en qué puntos de cada proceso se están produciendo las mayores fugas de consumo. Una vez identificados los procesos que más consumen y las partes de sus respectivos códigos que resultan menos eficientes, únicamente nos faltará aplicar las técnicas de optimización de código adecuadas para lograr medias de ahorro superiores al 40% por proceso. De esta forma, conseguiremos reducir nuestra factura, tiempos de respuesta e infraestructuras que gozarán de una buena ‘salud’.

Llevar a cabo esta tarea está siendo un enorme reto para la gran mayoría de compañías. Éstas son conscientes del problema y atacan sobre todo al top 10 más consumidor, pero en muchos casos no disponen de tiempo, visibilidad y recursos especializados para realizar un estudio completo y posteriormente poner en producción las modificaciones de código generadas.

Tiempos nuevos, estrategias nuevas

Nos encontramos en una etapa en que el crecimiento medio de infraestructuras mundiales está en torno a un 15% anual. Esto supone un aumento constante de costos y tiempos de respuesta, por lo que no es suficiente realizar un proyecto específico de optimización, sino que debemos adoptar una cultura en infraestructuras de rendimiento constante, entendiéndolo como la proporción  adecuada entre el producto o resultado obtenido y los medios utilizados.

A esto se le conoce en el mercado actual como oficina técnica de rendimiento, cuyo objetivo es detectar los nuevos procesos que más consumen, subirlos a producción y contener lo máximo posible el plan de capacidad anual. Estas acciones permitirán a la entidad crecer de forma sustentable en el tiempo.

Además, las tecnologías y herramientas de detección, monitorización, ajuste y análisis de infraestructuras han mejorado mucho durante los últimos años, por lo que deberíamos tratar de huir del modelo tradicional basado en horas de consultoría y buscar modelos más modernos en que paguemos únicamente por proceso optimizado y/o por ahorro final obtenido.

Siguiendo este esquema estos proyectos serán rápidamente amortizables en el tiempo y nos ayudarán a hacer frente a los ingentes costos y volumen de datos que nos vemos obligados a afrontar en la actualidad.

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