La nueva herramienta de control
social de china: una calificación de crédito para todo
The wall street journal -lunes, 5
de diciembre de 2016
HANGZHOU, China—Cuando Chen Li
trató de usar la tarjeta de estudiante de su hijo, con la cual pagaría solo la
mitad del precio, para entrar al metro hace unos días se ganó la reprimenda del
jefe de la estación y una multa de US$6.
Un anuncio en un poste cercano
sugería consecuencias más graves. Los infractores corren el riesgo de que se
les descuenten puntos del “sistema de información de crédito personal” de la
ciudad. Una reducción del puntaje crediticio de Chen puede alterar su vida
cotidiana, incluyendo su capacidad para obtener préstamos, empleos y la
admisión de su hijo a la escuela, advierten los pronunciamientos oficiales.
“Estoy segura de que si alguien
lo menciona, puedo explicar”, dijo Chen, quien asegura que tomó la tarjeta de
su hijo por accidente. “No fue intencional”, insiste.
El gobierno local de Hangzhou
lanzó un programa piloto de “crédito social” que el Partido Comunista pretende
implementar a nivel nacional para 2020, una actualización digital de los
métodos de control social que el régimen emplea para eliminar las amenazas a su
legitimidad.
Más de tres decenas de gobiernos
locales en China empezaron a recopilar información digital de la conducta
social y financiera de los ciudadanos para evaluar su capacidad de crédito. Una
persona puede manchar su historial al cometer infracciones como no pagar los
pasajes de metro, cruzar la calle donde no corresponde e infringir las normas
de planificación familiar. El esfuerzo evoca el dang’an, un sistemas de
archivos que mantenía el Partido Comunista sobre la conducta de los
trabajadores urbanos.
El gobierno prevé que, con el
paso del tiempo, puede acceder a una mayor cantidad de información, incluyendo
la actividad de una persona en internet, según entrevistas con algunos de los
arquitectos del sistema y una revisión de documentos oficiales. Los algoritmos
utilizarían un rango de datos para calcular una calificación por ciudadano que
se usaría para toda clase de actividades, desde obtener un crédito, acceder a
un hotel de lujo o un tratamiento acelerado en las oficinas de gobierno.
La tarea refuerza la campaña del
presidente Xi Jinping para acrecentar su control del país y dictar normas de
moralidad en un momento en que la incertidumbre económica amenaza con socavar
el Partido Comunista. Xi hizo un llamado en octubre para fomentar la innovación
en “gobierno social” que “realzaría la capacidad para pronosticar y prevenir
toda clase de riesgos”.
El objetivo del sistema de
crédito social, según un eslogan que aparece una y otra vez en los documentos
de planificación, es “permitir que lo confiable deambule por todas partes por
debajo del cielo y dificulte que los desacreditados den un solo paso”.
Hasta el momento, los sistemas
piloto de recolección de datos no están conectados en lo que el gobierno
visualiza como un sistema amplio que le asignaría una calificación a cada
ciudadano. No está claro si la infracción de Chen de no pagar la tarifa de
adulto del pasaje de metro llegó a un sistema centralizado, aunque el anuncio
advertía que esta clase infracciones podían ser anotadas en el sistema a partir
del primero de enero.
Zan Aizong, un activista de
derechos humanos de Huangzhou, considera que el sistema, una vez que sea
completamente operacional, será un ejercicio digno de George Orwell para
monitorear de cerca a una población que ya carece de libertades básicas como la
libre expresión. “Seguir a todos de esta forma es como 1984”, dice en alusión a
la novela del escritor inglés.
El sistema judicial ya creó una
lista negra que es incorporada al sistema nacional de crédito social. Zhuang
Daohe, un experto en derecho de Hangzhou menciona el caso de un cliente,
copropietario de una empresa de viajes, que no puede comprar pasajes para
viajar en avión o trenes de alta velocidad porque los tribunales lo pusieron en
una lista negra tras perder una disputa con su arrendador.
“Ya no puede viajar con los
clientes”, dice Zhuang. “Qué pasa cuando se castiga a la persona equivocada?”.
Funcionarios de Hangzhou no respondieron a las solicitudes de comentario.
La fuerza detrás del sistema de
crédito social es el Consejo de Estado, el gabinete chino, y la agencia de
planificación estatal. Un documento que el Consejo de Estado publicó en 2014
dijo que el objetivo del sistema era “establecer sinceridad” en la actividad
económica, social y política y enfatizó la necesidad de contar con un gobierno
equitativo y limpio y de castigar a las fábricas que contaminan y quienes
aceptan sobornos.
Las listas negras revelarán a los
infractores y los restringirán de ciertas actividades, mientras que los
ciudadanos de buena conducta podrán acceder a “carriles verdes” que ofrecen
servicios más rápidos del gobierno, según el documento. Los ciudadanos que
realizan actividades consideradas sensibles, como abogados, contadores,
profesores y periodistas, estarán sujetos a un escrutinio más intenso.
El Consejo de Estado y la agencia
de planificación estatal no respondieron a solicitudes de comentario.
El gobierno, sin embargo, debe
superar obstáculos tecnológicos y burocráticos para construir un sistema capaz
de monitorear a 1.400 millones de personas. “En este momento, hay incertidumbre
sobre si podemos lograrlo”, reconoció Meng Tianguang, un politólogo de la
Universidad de Tsinghua que asesora al gobierno sobre el uso de la analítica de
datos, pero que no está involucrado en el sistema de crédito social. De todos modos,
dice que es mejor que el sistema tradicional “cuando no teníamos datos y la
política se basaba en el criterio de los individuos”.
El portal oficial del gobierno de
Shanghai identificó un sinnúmero de violaciones que pueden disminuir el puntaje
en el sistema crediticio piloto, como atrasarse en el pago de las cuentas o
infracciones de tránsito. Los medios estatales también han mencionado castigos
por no ser un buen hijo.
Entre los castigos para las
personas de menor calificación figuran barreras más altas para acceder al
crédito y la prohibición de ciertas indulgencias, como alojarse en un hotel de
lujo.
El sistema de Shanghai parece
estar en una fase preliminar. Los residentes de la ciudad pueden revisar sus
calificaciones de crédito social, pero los registros a los que tuvo acceso The
Wall Street Journal no mostraban información que no fuera financiera.
Funcionarios de la ciudad no respondieron a las solicitudes de comentario.
Un servicio de Ant Financial
Services, una subsidiaria del coloso de comercio electrónico Alibaba, es una de
ocho empresas que cuentan con el visto bueno para realizar experimentos
comerciales con la calificación de crédito social. El sistema asigna
calificaciones que se basan en información cómo cuándo la persona compra en la
web, qué compra y qué teléfono usa. Si los usuarios lo autorizan, el puntaje
también puede tomar en cuenta los niveles de educación y los antecedentes
legales. Entre los beneficios de una calificación alta está un paso más rápido
por la seguridad del aeropuerto de Beijing. “En especial para los jóvenes, la
conducta en internet ayuda a establecer un buen perfil de crédito”, señala Joe
Tsai, vicepresidente ejecutivo de Alibaba.
Todavía no se ha decidido si la
iniciativa de crédito social combinará sistemas privados y públicos, dice Zhu
Wei, profesor de Política y Derecho de la Universidad de China, quien ha
asesorado al gobierno sobre el tema.
Algunos asesores del gobierno,
como Zhu y Meng, son escépticos de que el sistema esté listo para 2020 debido a
la enorme tarea de integrar datos y mantener la información a salvo.
En Hangzhou, donde Chen usó la
tarjeta de metro de su hijo, los residentes pueden revisar su información de
crédito social en un centro del gobierno. Los registros a los que accedió The
Wall Street Journal sólo mostraban información de los pagos del seguro de salud
y el seguro social, algo todavía muy distante de las metas del gobierno
central.
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