Fórmulas para usar el estrés a
nuestro favor
FORBES- 14 de diciembre de 2016
El estrés es ese estado de
cansancio mental provocado por la exigencia de las tareas diarias y se ha
convertido en un compañero incómodo que podemos aprender a manejar y sacarle
provecho.
El ritmo de la vida diaria nos
impone ciertas exigencias que nos llegan a agobiar. Razones hay varias: los
obstáculos sin fin que tenemos que sortear diariamente, la falta de
imaginación, el mal humor de nuestros superiores, la poca de cooperación de
nuestros pares, las débiles actitudes de compromiso de nuestros subordinados,
las malas políticas de gobierno que nos afectan, el peso de la historia, el
tráfico, la contaminación, la inercia de todos tipos y la lista se puede hacer
infinita en términos de las razones que nos generan desasosiego. No en balde,
estamos siendo bombardeados con el tema: talleres para control de estrés, tests
para medir nuestro nivel de estrés, técnicas para control de estrés. Nos
sugieren clases de yoga, nos enseñan a respirar y nos meten en la cabeza que,
si no hacemos algo al respecto, el estrés se puede convertir en una enfermedad
mortal. Tienen razón. Sin embargo, la obsesión por cancelar el tema, puede
generar mayores angustias. ¿Y si aprendiéramos a usarlo a nuestro favor?Tal vez
la idea parezca descabellada, pero cada que alguien me dice, no te preocupes,
una voz interna me pregunta: ¿cómo le hago? No es tan fácil dejar las
preocupaciones a un lado cuando tenemos la urgencia de la fecha de entrega, al
jefe machacando, las cuentas esperando a ser pagadas y, además de los motivos
laborales también se encuentran motivos personales que nos quitan el sueño. No
siempre hay tiempo para ir a una clase de yoga. Respirar y contar hasta diez no
es tan efectivo cuando traes un incendio que se tiene que apagar ya. Por eso,
la propuesta de Susan David, fundadora del Centro McLean de Coaching de la
Universidad de Harvard, me parece pertinente: en vez de tratar de tapar el sol
con un dedo y tratar de evitar el estrés, lo mejor es encontrar fórmulas para
ponerlo a trabajar a nuestro favor. Ella asegura que tratar de deshacernos de
los motivos que generan estrés genera más angustia por una sencilla razón: es
imposible.
En todo caso, dice David, es
mucho mejor hacernos cargo del poder que tiene esta emoción y aprender a
sortear las olas que genera en nuestras vidas. El impulso que forja el estrés
puede ser una herramienta útil que nos lleve a tener mejores resultados. Ella
utiliza la siguiente metáfora: tratemos de pensar que nuestra angustia es una
estación de radio que toca música que nos pone nerviosos. Tratar de opacarla
poniendo a gran volumen otro tipo de canciones que sí nos gustan no es una
buena idea, como no lo es tratar de pensar en cosas bonitas cuando estamos en
medio de un vendaval. No hay forma de relajarse respirando rítmicamente cuando
las cosas se nos vienen encima.
El estrés no es como el polvo que
metemos debajo de la alfombra para que no se note ni es algo que podamos
olvidar con voluntad, no se controla echándole ganas; es una reacción humana
ante el peligro, es una herramienta automática que se alista cuando la mente
detecta una emergencia para hacernos reaccionar más rápido, brincar más alto,
ver mejor y reaccionar con mayor velocidad. Es decir, es algo que necesitamos y
que no podemos desechar. Si no lo podemos evitar, lo debemos aprovechar.
Susan David nos ofrece algunas
fórmulas:
Toma perspectiva: Empezar a ver
al estrés en forma positiva es una buena forma. Darle crédito a esta emoción
que nos prepara para la batalla y que nos deja listos para afrontar los retos
es una buena manera de enfrentarlo. No se trata de negar que nos sentimos
inquietos, se trata de reconocer que lo estamos y, en esta condición,
aprovechar.
Desengancha: Algunas veces nos
sentimos estresados por asuntos que no nos conciernen. Llenamos nuestra canasta
de preocupaciones ajenas y las sentimos en forma tan poderosa que terminan por
hacernos daño. No se trata de dejar de ser empáticos, se trata de serlo en
forma saludable.
Valora: Hay ocasiones en que las
situaciones que nos generan incomodidad están sobrevaloradas, vemos las cosas a
través de un lente de aumento y sobredimensionamos las amenazas al tiempo que
no valoramos nuestras fortalezas. Dar un paso atrás y darles el peso objetivo a
los retos, nos ayuda a dar la medida correcta a los asuntos.
Analiza: ¿Qué te está causando
estrés? Para manejarlo adecuadamente, tenemos que saber cuál es la fuente de
nuestra emoción. Tenemos que considerar el pozo de donde emanan las angustias.
Si nos fijamos, llegaremos a la conclusión que, en la mayoría de los casos, se
sigue un patrón. Tan pronto lo detectamos, podemos aplicar una receta que nos
lleve a solucionar problemas y angustias.
Para Susan David, tratar de
aliviar el estrés es una forma equivocada de ver el problema y me parece que
tiene razón. La lógica de su planteamiento me resulta adecuada pues respeta la
naturaleza de nuestra mente y la asume en vez de ir en su contra. No es fácil
luchar con nuestras formas de reaccionar, es como ponernos una camisa de fuerza
para interactuar con el mundo. Esa lucha es absurda, pues nuestro adversario
somos nosotros mismos. En cambio, si somos capaces de contemplar, reconocer e
integrar la forma en la que nos relacionamos con el mundo ante ciertas
circunstancias, podemos usarlas a nuestro favor.
La propuesta de Susan David no
busca incrementar los niveles de estrés, ni disminuirlos, sino asumirlos y
aprenderlos a usar. Si yo sé cuál es mi reacción frente a una emergencia, si sé
reconocer mis fuerzas, puedo usarlas a mi favor. Entonces, en vez de verlas
como una debilidad, o como algo desagradable de lo que me debo deshacer, mejor
ocupo ese impulso y con el vuelo, aprendo a llegar más lejos.
Cecilia Durán Mena- le gusta contar. Poner en secuencia números y
narrar historias. Es consultora, conferencista, capacitadora y catedrática en
temas de Alta Dirección. También es escritora.
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