Las salidas de los mercados
emergentes aumentan el espectro del ‘taper tantrum’
The wall street journal- domingo,
4 de diciembre de 2016
HONG KONG — Los inversionistas
vendieron en noviembre acciones, bonos y monedas mercados emergentes, con tal
fuerza que algunos se preguntan si la victoria electoral de Donald Trump en
Estados Unidos está llevando a una repetición del llamado “taper tantrum”, el
episodio que se desencadenó luego de que en mayo de 2013 la Reserva Federal
anunció una posible reducción anticipada de su compra de bonos, provocando
marcadas caídas en las tasas de cambio y en los precios de los bonos y acciones
de las economías de mercado emergentes.
El mes pasado, los extranjeros
sacaron US$24.200 millones de los mercados emergentes: US$8.100 millones de
acciones y US$16.100 millones de deuda, según el Instituto de Finanzas
Internacionales. Eso marca el mayor flujo de salida desde junio de 2013, cuando
el temor a que los bancos centrales cerraran el grifo del dinero barato
postcrisis se extendió a través de los mercados globales.
Las fuertes salidas se han
producido dado que los inversionistas apostaron a que el gobierno de Trump
probablemente aplique una mezcla de gasto en infraestructura y recortes de
impuestos.
Junto con la suba de los precios
del petróleo, esa política llevaría a un aumento de la inflación, lo que a su
vez induciría a la Fed a aumentar las tasas de interés más rápido de lo
esperado. Esos inversionistas han estado transfiriendo el dinero a activos de
países desarrollados, como acciones y bonos del Tesoro de EE.UU., cuyos
rendimientos han aumentado agudamente en las semanas desde la elección.
La masiva salida de los mercados
emergentes ha provocado que las monedas de Turquía a México se desplomen frente
al dólar en noviembre, mientras que las bolsas de Filipinas y Brasil han caído
más del 4%.
El rendimiento de los bonos
gubernamentales a 10 años en Indonesia ha aumentado a 8,144% del 7,259% de
finales de octubre; un bono similar de Malasia pasó del 3,609% al 4,424%. Los
rendimientos de los bonos aumentan a medida que los precios bajan. El ETF de
iShares J.P. Morgan US Emerging Markets Bond, uno de los mayores fondos
bursátiles de bonos de mercados emergentes del mundo, registró su peor
desempeño mensual en noviembre desde junio de 2013, con salidas de US$1.000 millones,
el peor flujo mensual registrado.
Algunos temen que el daño pueda
ser duradero.
“Durante el ‘taper tantrum’, los
flujos de capital regresaron a Asia después de un par de meses”, dijo Irene
Cheung, estratega sénior de ANZ Bank en Singapur. “Trump va a estar aquí por
cuatro años...esto es potencialmente más grave que el ‘taper tantrum’”.
Pero aunque los movimientos del
mercado son dramáticos, la comparación de la corrida post electoral con el
episodio de 2013 están “completamente fuera de lugar”, dijo Mark Baker, un
gestor de cartera de mercados emergentes de Standard Life Investments en Hong
Kong.
Baker y otros optimistas ofrecen
algunas razones.
En primer lugar, argumentan, la
sorpresiva victoria de Trump aceleró un movimiento de fondos de los mercados
emergentes hacia los desarrollados que ya estaba en marcha antes de las
elecciones, ya que los inversionistas están cada vez más seguros de que la Fed
elevará las tasas de interés en diciembre.
Trump es un “amplificador” de las
tendencias del mercado y no alguien que cambia el juego, dijo Markus Schomer,
economista jefe de PineBridge Investments.
Por el contrario, los comentarios
de Ben Bernanke, el entonces presidente de la Fed, sugiriendo que el banco
central retrocedería de sus compras de bonos del Tesoro de EE.UU., tomó a los
inversionistas por sorpresa en 2013.
“Los mercados han tenido dos años
completos para pensar en un alza de las tasas en los Estados Unidos”, dijo
Charles Chang, jefe de estrategia crediticia de Asia y especialista del sector
en BNP Paribas en Hong Kong.
Otra razón por la que la última
corrida puede no ser tan grave como el “taper tantrum” es que el dinero no ha
fluido a los mercados emergentes este año a un ritmo parecido al que había
antes de mediados de 2013.
En los 18 meses previos a la
crisis de ese año, según datos de Standard Life Investments, los fondos de
bonos de mercados emergentes recibieron unos US$150.000 millones, lo que hizo
caer los rendimientos de los bonos. Cuando la presión creció, no fue difícil
para los inversionistas desprenderse de activos cuyos retornos no eran tan
impresionantes por el riesgo que implicaban, dijo Baker.
En los 18 meses previos a las
elecciones en EE.UU., por el contrario, sólo US$28.000 millones fluyeron hacia
los fondos de bonos de mercados emergentes, con rendimientos que todavía son
relativamente atractivos en algunos mercados. Eso significa que la decisión de
vender es “menos clara” ahora, dijo.
Además, los analistas sostienen
que algunos mercados emergentes podrían estar mejor preparados para manejar la
presión de las salidas de capital que en 2013, gracias a que ahora cuentan con
mayores reservas en divisas y mejores posiciones externas.
Tómese por ejemplo India y
Indonesia. Ambos países fueron golpeados por salidas de capitales durante el
‘tantrum’. Desde entonces, los déficits por cuenta corriente en ambos países se
han reducido, haciéndolos menos dependientes del capital extranjero.
“Creo que algunos bancos
centrales asiáticos han aprendido la lección”, dijo Chung de ANZ. Los
encargados de formular políticas reconocen que los flujos de capital extranjero
son no son estables.
Varios mercados emergentes han
estado llevando a cabo duras reformas que podrían eventualmente reforzar sus
finanzas. Indonesia introdujo un programa de amnistía fiscal a principios de
este año diseñado para repatriar dinero guardado en el extranjero, e India
retiró hace poco de circulación los billetes de 500 y 1.000 rupias, para
combatir la corrupción y la falsificación.
Es cierto que algunos países no
parecen tan sólidos. En Malasia, donde la propiedad extranjera de la deuda
pública es alta, las reservas de divisas extranjeras son inadecuadamente muy
justas, dijo Julian Wee, estratega sénior de mercados de National Australia
Bank. Otros países con alta exposición a la propiedad extranjera de bonos del
gobierno y débiles balances externos incluyen Sudáfrica, Turquía y México,
según HSBC.
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