Se buscan líderes, resolvamos la crisis
FORBES- 23 de diciembre de 2016
El 2016 nos mostró que el
liderazgo falló, pues el mundo cambió más rápido que sus idealizados líderes.
El 2017 nos obligará a que lo reinventemos.
Si le preguntaras a cualquier
persona, “¿qué características debe tener un líder?”, probablemente escucharías
palabras rimbombantes como honestidad, confianza, intuición, comunicación,
inspiración, compromiso, integridad, cuidado de los demás, inteligencia,
conciencia, apertura, carisma, decisión, flexibilidad…
Pero después de años de avance en
la evolución y formación de líderes, diferentes sociedades del mundo han puesto
un “hasta aquí”, despidiendo a sus viejos mandatarios y encumbrando a inusuales
nuevos líderes.
Es por ello que resulta
importante revisar la agenda de la 47ª Reunión Anual del Foro Económico
Mundial, “Liderazgo Responsivo y Responsable”, que se llevará a cabo en Davos,
Suiza el próximo enero. Vale la pena preguntarse, ¿cuál es el estado actual del
liderazgo en el mundo? ¿Qué fenómenos son clave para entender el liderazgo
actualmente? ¿Por qué la reunión de Davos puede ser relevante en este tema?
El Liderazgo ha muerto; larga
vida al Liderazgo.
En palabras de Barbara Kellerman,
“el ascenso del liderazgo como un objeto de nuestra fascinación colectiva ha
coincidido precisamente con el declive del liderazgo en nuestra estimación
colectiva.”
Mucha razón conlleva dicha
afirmación, pues la concepción, enseñanza y promoción del liderazgo ha girado
tradicionalmente alrededor de teorías, premisas y aspiraciones que obvian las
inconsistencias entre la teoría y la práctica. Más aún, el liderazgo de hoy se
ha vuelto una alabanza a la inspiración, que por más buena que sea, tiene un
efecto de corta duración y rara vez produce cambios en el largo plazo.
Es por ello que Jeffrey Pfeffer,
profesor de la Universidad de Stanford, ha tenido un pensamiento contrario a
las corrientes principales, denunciando que el liderazgo se ha convertido en
una industria “cuyas prescripciones para líderes son más problemáticas e
inválidas de lo que se quiere reconocer.”
Entre los señalamientos, bien
documentados, de Kellerman y Pfeffer se encuentra que hoy hay pocos buenos y
muchos malos líderes; que los líderes continuamente se descarrilan y pierden
sus puestos de responsabilidad; que por más cursos de liderazgo que se
ofrezcan, los lugares de trabajo son horribles; y que muchos puestos se ganan
sin credenciales, experiencia, y ni siquiera conocimiento.
Diferentes estudios de centros de
investigación e institutos diversos muestran un fenómeno concurrente: el mundo,
en sus dimensiones desde internacionales hasta locales, está corto de líderes.
Más aún, líderes que son ampliamente admirados, bien podrían ser catalogados
más por producir miedo que confianza.
Los líderes están fallando a sí
mismos, a sus clientes, a sus electores, a sus ciudadanos y a sus
colaboradores. Es por eso que la pregunta cobra relevancia, pues se pueden
identificar “procesos sistémicos que hacen que los líderes se comporten
diferente a lo que la mayoría de las personas espera de ellos.”
Si los líderes respondieran con
sinceridad a la pregunta, ¿qué es para ti ser un mejor líder?, probablemente
habría respuestas como, “mantener mi puesto el mayor tiempo posible”,
“incrementar mi patrimonio”, y “moverme a una institución de más
prestigio”. Todas estas respuestas están
poco alineadas con el bien de su grupo de trabajo o institución.
Además de notar la frecuente
divergencia entre los intereses individuales de los líderes y los de su organización,
entre lo que dicen y lo que hacen, y los resultados que producen, hay que
subrayar que mientras las personas piensan que son mejores líderes, ya sea por
cursos que hayan tomado o por cumplidos de las personas que les rodean, serán
menos vigilantes de sus conductas.
¿Cómo son los líderes realmente?
En 2001, Jim Collins publicó el
libro “Good to Great”, a partir de sus entrevistas a los CEOs y líderes más
famosos y poderosos del mundo. Ahí proponía 5 niveles de liderazgo, dependiendo
de las características y las capacidades de la persona.
El modelo se convirtió
rápidamente en un estándar aspiracional, pues enunciaba las características del
Líder Nivel 5: humildad, voluntad, resolución feroz y la tendencia a dar
crédito a los otros mientras uno mismo asume la culpa. Sin embargo, pocos
advirtieron que, de más de 1,400 líderes analizados, apenas 12 (menos del 1%)
cumplieron con dichas características.
De seguir este criterio, se
encontraría que las palabras que mejor describirían a los líderes son:
narcisistas, mentirosos, inexactos en declaraciones; con auto confianza, auto
promoción y auto agrandamiento, inmodestos, y poco auténticos. Esto no quiere decir que los líderes sean
malos o que el poder los vuelva malos, sino que hemos idealizado el liderazgo
hasta volverlo irracionalmente romántico.
El 2016 reflejó la falla del
liderazgo: los grupos que han avanzado poco, hartos de ver el comportamiento de
las clases gobernantes y su excesiva confianza en triunfar en referendos
binarios les dieron el poder a los populismos anti-sistema.
El enojo no acabó aquí. Más
molesta está la población que percibe en sus gobernantes el efecto de
Dunning-Kruger, aquél en el que los individuos de pocos conocimientos o escasa
habilidad se consideran más inteligentes que personas más preparadas,
sobreestimando incorrectamente su nivel real, lo cual podría traer
consecuencias más volátiles en los próximos años.
7 Factores que acentuaron el
Fracaso Mundial del Liderazgo
Países como Estados Unidos, Reino
Unido, Brasil, Colombia y varios europeos están viviendo transformaciones nunca
antes vistas, lo cual ha afectado a sus líderes políticos, económicos,
empresariales y sociales. Más aún, la población está reaccionando a las fallas
de sus líderes, pues el endoso de sus errores crea una profunda
indignación. Entre los fenómenos que
podemos encontrar en dichos países se encuentra:
La falta de líderes deseables,
mientras que los líderes actuales presentan fallas profundas y malas conductas,
por lo que gozan de baja estima de la población. Especialmente, el expertise de
la tecnocracia no está convenciendo a la mayoría del voto popular.
La economía global está creciendo
a menor ritmo que en otras épocas. Por ejemplo, el ritmo global de crecimiento
ha disminuido de 5% hace 10 años a 3% en la actualidad. Además, hay tanto más incertidumbres como
volatilidad, y la disparidad es preocupante.
Una crisis de confianza hacia
actores de todas direcciones: hacia superiores, inferiores e iguales.
Hay intereses más importantes que
otros, que, en palabras de Noam Chomsky, “las decisiones políticas están
fuertemente influidas por concentraciones de poder, mientras que la población
general queda marginada.”
El sistema no sólo produce
injusticias, sino que parece amañado. Así, estamos en una época con inequidad
histórica, donde son favorecidos quienes conocen los hilos de funcionamiento
del sistema, y los gobiernos no están proveyendo las mejores respuestas.
La clase media continúa su
revolución ascendente en los países en desarrollo. Este sector de la población
está más educado que nunca, aprovecha las convergencias tecnológicas y tiene
amigos en todo el mundo. Pero también está frustrada y molesta por la
corrupción, los abusos de poder y exigen oportunidades para sus seres
queridos. Por otro lado, en los países
desarrollados, la clase media está peor.
El poder ya no es lo que era,
pues los las revoluciones por el aumento de alternativas, de movilidad y
mentalidad, están limitando a los más poderosos como nunca antes. En palabras
de Moisés Naím, “es más fácil de obtener, más difícil de usar y más fácil de
perder.”
Davos 2017: Liderazgo Responsivo
y Responsable
En la preparación de la Reunión
Anual del Foro Económico Mundial, su fundador Klaus Schwab ha señalado que “los
líderes tienen que escuchar hoy a las personas a las que lideran; tienen que
ejercer no sólo la inteligencia contextual, sino también la inteligencia
emocional.”
El fracaso del liderazgo en este
año ha sido un auténtico sismo. Pero a manera de analogía, inclusive en
fenómenos trepidantes como los terremotos, emergen líderes como los
profesionales de protección civil, medicina e ingeniería que, con cabeza fría y
corazón caliente, asumen su rol de liderazgo y organizan a la población en torno
a las labores de rescate. En la coyuntura actual, las estrategias deberán girar
alrededor de conceptos pragmáticos y soluciones de alcance mundial como:
Alineación de los actores en
torno a una estrategia.
Vigilar las acciones, no las
palabras.
Evitar idealizar a los líderes,
que son personas con defectos.
Disociar correctamente los hechos
de las opiniones y suposiciones.
Poner atención en las
consecuencias de las acciones.
Distinguir correctamente lo que
se quiere de lo que se necesita.
Implementar acciones dependiendo
del ecosistema en cuestión.
En este contexto, los temas del
Foro serán los siguientes:
Prepararse para la cuarta
revolución industrial, sabiendo que la tecnología tendrá un impacto mayor y más
prolongado sobre el futuro de los trabajadores y las economías, por delante
incluso de otras cuestiones económicas.
Fortalecer el gobierno de la
globalización y la colaboración internacional, pues muchos de nuestros sistemas
internacionales para crear cooperación entre países y otros actores internacionales
se diseñaron para una época que ya no existe.
Revitalizar el crecimiento
económico global, pues los niveles de crecimiento económico actuales se
traducen en estándares de vida más bajos. Al mismo tiempo, necesitaremos crear
miles de millones de puestos de trabajo para seguir el ritmo de los cambios
demográficos durante las próximas décadas.
Reformar el capitalismo de
mercado, dado que el pensamiento a corto plazo, las conductas egocéntricas y la
corrupción ponen en riesgo las relaciones entre las empresas y la sociedad.
Desarrollar identidades positivas
a través de nuevos discursos, ya que la globalización ha hecho del mundo un
lugar más pequeño y complicado, y ha llevado a muchos a perder la fe en las
instituciones e incluso en sus propios futuros.
A este propósito, Schwab
puntualiza: “los líderes responsivos y responsables deben reconocer los miedos
y la ira de las personas como legítimos, proveyendo planes constructivos para
un mejor futuro… Tienen que ser receptivos a las señales de entornos cambiantes
y dispuestos a hacer los ajustes necesarios. Pero nunca se deben desviar del
norte verdadero, que es una visión fuerte con valores auténticos.”
En el fondo, el cambio subyacente
es que los líderes del mundo se están terminando de convencer que la globalización
no ha funcionado para todos, por lo que es necesario implementar políticas que
atiendan más las estructuras que los individuos.
Y para lograr esto, habrá que
reconocer que el liderazgo ha fallado, por lo que se tendrá que desmitificar y
ver con objetividad: se trata de personas que cometen errores, que poseen
capacidades concretas, con margen de maniobra reducido, que obedecen a
impulsos, que tienen intereses personales que generalmente no se alinean con
los colectivos, con una concepción anacrónica del liderazgo, pero que también
pueden tener un espíritu de servicio a los demás y crecimiento.
Zamantungwa Khumalo, Global
Shaper de Sudáfrica, resume el espíritu de esta Cumbre de la siguiente forma:
“El liderazgo responsivo no tiene título, grupo de edad, y tiene poco que ver
con ser un servidor público o el CEO de una compañía. Es la capacidad para
tomar acciones y jugar una parte activa en nuestras comunidades. El liderazgo
aplica a cada uno de nosotros, sin importar la edad, profesión o título.”
En las siguientes entregas, esta
columna hará equipo con jóvenes afiliados al Foro Económico Mundial en
diferentes ciudades mexicanas y analizará cómo uno de los cinco temas de la
Cumbre de Davos se vive en su ciudad.
*El autor está afiliado al Foro
Económico Mundial y ha sido seleccionado para participar en la Reunión Anual
del organismo como representante de las juventudes mexicanas.
Javier Arreola-Ingeniero,
emprendedor y becario Carlos Slim en la U. George Washington. Aprendí de
energía en la Brookings Institution. Analizo el liderazgo de México en el mundo
y busco traducir tecnicismos al lenguaje cotidiano.
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