Facebook y su turbia ética de recolectar datos
FORBES- 3 de agosto de 2018
Regulaciones como la GDPR Europea
y los cambios realizados por Facebook están marcando el comienzo de las nuevas
reglas de privacidad del usuario en plataformas digitales.
Los profesionales del marketing
pueden liderar el camino en un mundo posterior a Cambridge Analytica, donde las
reglas de recolección de datos son turbias y los consumidores se están
volviendo frenéticos respecto a su privacidad.
Facebook cambia sus políticas con
la misma frecuencia que un niño cambia las reglas por un juego que él mismo ha
creado, ya que hacen una actualización astuta cuando les es personalmente
beneficioso, y un cambio rotundo cuando tienen problemas. Mientras que para
todos los demás (usuarios y anunciantes), nos dejamos arrastrar y hacemos
malabares para poder adaptarnos. Por ende, muchos atribuyen el desplome de hace
unos días en el precio de su acción, de casi una quinta parte de su valor, al
mal manejo de datos y de la privacidad de usuario que han tenido, pero esto no
fue así, ya que incluso cuando Mark Zuckerberg compareció ante el congreso por
ese tema, sus acciones repuntaron. La realidad de la caída, se debió a que
reportó menores ganancias que el pronóstico e hizo bajas estimaciones para los
próximos meses. Las cuales desde mi
personal punto de vista, me parecen solo un truco en donde Mark y sus secuaces,
quieren solo mostrar una buena imagen, ya que sería muy negativo para la
percepción del público tener un trimestre con muchas ganancias, cuando sus
productos están enfrentando temas polémicos y sensibles para la sociedad como
el escándalo de Cambridge Analytica que arrojó luz sobre el funcionamiento
interno de la plataforma social.
Facebook rescindió en 2015 la
capacidad de obtener los datos de amigos de usuarios sin su permiso, pero no
está claro si las empresas que participaron en este tipo de recopilación de
datos, eliminaron la información que extrajeron antes de que se denegara el
acceso. La antigua política formaba parte del estilo de plataforma abierta de
Facebook, en el que se invitaba a los desarrolladores a construir sus
aplicaciones en el sitio web.
La capacidad de Cambridge
Analytica para eludir las reglas dejó a los consumidores incómodos (a pesar de
que la mayoría de los especialistas ya conocían esta práctica) y lo que siguió
fue una cascada de acusaciones sobre las políticas obscuras y laxas de
Facebook. Por ejemplo, las aplicaciones como el cuestionario de personalidad,
no eran la única forma en que las empresas recopilaban los perfiles de los
usuarios: en abril, el director de tecnología de Facebook, Mike Schroepfer,
dijo que a la mayoría de los usuarios de Facebook les podrían haber recolectado
sus datos de perfil público e información de contacto, a través de terceros. El
comentario estaba relacionado con una función de Facebook que permitía a los
usuarios buscar otros usuarios a través de un número de teléfono o dirección de
correo electrónico, una práctica que Facebook dice que fue abusada por piratas
informáticos que rastrearon Facebook utilizando listas de información de
contacto para localizar y captar el perfil público de los usuarios. La función
fue desactivada posteriormente, pero Schroepfer dijo, “creemos que a la mayoría
de las personas en Facebook se les podría haber sustraído su perfil público de
esta manera”.
Facebook necesita publicidad para
mantener su negocio, los anunciantes necesitan que los usuarios de Facebook
compren sus productos, y los usuarios de Facebook necesitan la plataforma para
presumir y recordarles el cumpleaños de su tía. Es el mundo codependiente de
Facebook, y todos vivimos en él.
La confianza de los usuarios en
la plataforma no se ha monetizado (por ahora), pero los anunciantes y Facebook
pueden poner un signo de dólar y apostar por esta relación, ya que en su primer
informe trimestral de ganancias, desde la noticia de Cambridge Analytica,
Facebook reportó 11.8 mil millones de dólares en ingresos publicitarios, un
aumento del 50% vs. el mismo período del año pasado e incluso ahora con la
caída del precio de la acción Facebook también reportó 13.2 mil millones de
dólares en ingresos publicitarios, un crecimiento del 42% contra año anterior
que aunque estuvo debajo de las expectativas, sigue siendo un crecimiento muy
envidiable para cualquiera.
Sin embargo, esta no es la
primera vez que los anunciantes lidian con problemas por engañar a las
audiencias. Por ello y para evitar se vaya a legislar en los Estados Unidos y
por consiguiente en el resto del continente, los especialistas en marketing
digital deberían querer enfocarse en una mayor transparencia y comportamiento
ético en lo que respecta a los datos personales. De hecho, los marketeros
pueden servir como guías para la industria de la tecnología que sigue siendo
relativamente joven. Los mercadólogos necesitarán desempeñar el papel de
intermediarios, filtrando los ríos de datos de los clientes que fluyen a través
de las redes sociales y eligiendo cuales son los de calidad necesaria, para que
sean relevantes y sean usados de forma ética. Ya que cada vez más resulta
espeluznante el ver anuncios relacionados tan personalmente y detallados que
nos da miedo pensar como “adivinaron” que es lo que estábamos buscando. Por
ello, el ser transparentes para los consumidores será un acto de constante
equilibrio; ya que si bien la recopilación de datos debe contar con la
aprobación de los consumidores, debemos evitar también ese factor de
intromisión y crudeza de una publicidad demasiada personalizada y que resulte
espeluznante.
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