Transformación digital, IA y
ética corporativa
FORBES- 21 de diciembre de 2018
Implementar la transformación
digital con modelos éticos de uso de información personal y protocolos de
seguridad avanzados, asegura grandes beneficios para nuestras empresas.
La transformación digital ya es
parte de nuestra cotidianeidad y la experimentamos incluso de manera
inconsciente. La Inteligencia Artificial está involucrada en operaciones
cotidianas. Por nombrar algunos ejemplos: los autos modernos incluyen sensores
que, entre otras funciones, mejoran la seguridad del usuario al calcular
distancias entre los vehículos; los teléfonos inteligentes cuentan con
procesadores con inteligencia artificial que eficientan su uso; y, gracias a
dispositivos de monitoreo de operaciones, la maquinaria en fábricas modernas
puede mejorar su funcionamiento y prevenir fallas, lo que aumenta la
productividad y eficiencia de las empresas.
A nivel personal, nuestro uso de internet deja también una huella
digital que es aprovechada para fines publicitarios a la medida de nuestros
intereses.
Además, hoy tenemos acceso a
nuestra información y documentos en cuestión de segundos, pues está disponible
en diversos dispositivos gracias al poder de la nube (computadoras, tabletas,
teléfonos inteligentes), y al actualizarla el cambio se refleja en todas las
plataformas en cuestión de segundos, de manera que el espacio físico pierde
relevancia. La comunicación es constante sin importar la parte del globo en que
nos encontremos y ahora las personas pueden trabajar de cualquier lugar, con
múltiples dispositivos inteligentes y conectados.
Empresas como Uber, Airbnb y Waze
han transformado radicalmente la forma de hacer negocios. Ahora, más que de
productos hablamos de plataformas en las que los usuarios pueden solucionar más
rápido, de mejor manera y a menor costo sus necesidades. Parece irónico que la
principal empresa de transporte de pasajeros en el mundo no posea ni un solo
coche y la primera empresa de hospedaje no sea dueña de los hoteles, pero
funciona, pues no hay mayor eficiencia que facilitar el punto de encuentro
entre a la oferta y la demanda. A partir de la data que se recolecta sobre los
usuarios, estas empresas tienen acceso a los patrones de comportamiento de sus
usuarios y pueden detectar necesidades reales, que se traducen en mejoras constantes
al servicio; nuevas ideas de negocio y colaboración con otras instituciones,
incluso el gobierno, para contribuir a la solución de estas necesidades.
Gracias a la tecnología, el papel de las empresas como promotoras del
desarrollo social y económico se maximiza.
Los modos han cambiado, y también
lo han hecho nuestras percepciones; si bien aún existe cierto recelo ante la
implementación de ciertas tecnologías, resultan indudables los beneficios que
la transformación digital reporta, en materia de eficiencia y costo.
El hombre en la nube
Una de las plataformas más
poderosas que hacen accesible y democratizan la transformación digital es la
nube, que permite la provisión de servicios, desarrollo e implementación de
aplicaciones, análisis de datos, Inteligencia Artificial, y recuperación de
datos a todas las empresas sin importar tamaño o ubicación.
Anteriormente, para mantener sus
servidores y demás operaciones de cómputo, las compañías debían mantener sus
centros de datos locales, que consistían en un espacio físico en el que
alojaban sus servidores y demás aparatos necesarios para sostener la
infraestructura digital de su organización. Esto implicaba elevadísimos costos
monetarios, humanos y de logística; los equipos se depreciaban rápidamente;
había que invertir en luz, enfriamiento y real estate, así como en una red de
ingenieros para habilitar y dar mantenimiento constante a los equipos, además
de solucionar eventuales fallas en el momento de su ocurrencia.
Estos servidores de enorme
capacidad debían mantenerse por cuenta propia, sin que la capacidad total fuera
necesaria en todo momento. Ante situaciones de demanda extraordinarias, por el
contrario, resultaban insuficientes y mostraban fallas en el servicio. Este era
el caso, por ejemplo, de las ventas en línea durante el periodo navideño, o el
portal de un periódico ante una noticia sensacional.
Ahora, el cómputo en la nube
(cloud computing), ofrece una plataforma mucho más flexible y elástica, además
de ser económica y logísticamente accesible, pues se paga según su uso y la
empresa no tiene que hacerse cargo del mantenimiento.
A pesar de la multiplicidad de
usuarios de la nube, existen normativas que aseguran que la información de cada
cliente esté segura. Además, estas empresas invierten constantemente en mejoras
y el desarrollo de nuevas tecnologías, necesarias para contener las amenazas a
la seguridad de la empresa. Contrario a lo que anteriormente se pensaba, la
solución más accesible y segura para las empresas es la nube.
El marco de la transformación
Siempre me gusta decir que, si la
tecnología es el nuevo paisaje de nuestra cotidianeidad, la ética y la
seguridad deben ser el marco que la contenga.
Los usuarios tienen el derecho, y
deben tener la capacidad, de conocer y aprobar el alcance de su uso de datos
personales. Solo de esta manera se puede asegurar la integridad y beneficios
para los más de 5 billones de internautas, así como la seguridad de los
negocios.
Implementada con el debido
cuidado, con los aliados adecuados, un respeto a las normas y un análisis de
las tecnologías que serán útiles para cada negocio, la transformación digital
es un gran -y necesario- aliado, para seguir creciendo en competitividad y
eficiencia.
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