Corrupción, desincentiva inversión en Latam
FORBES- 21 de diciembre de 2018
La elevada corrupción, sumada al incierto
escenario que nos dejará la macroeconomía con los bloqueos financieros y la
guerra comercial que sacude al planeta, están espantando a inversores.
Si algo ha sacudido en la
historia al conjunto de países que conforman la preciosa Latinoamérica, esto ha
sido el exceso de corrupción con la que, estos, han convivido en su día a día.
Latinoamérica, pese a poseer el mayor elenco de economías emergentes del mundo,
sus elevados índices de corrupción no les dejan experimentar el despegue
económico que estas economías necesitan.
Como hemos visto en numerosas
ocasiones, la corrupción en Latinoamérica supone uno de los mayores lastres del
país en materia de crecimiento económico. Ya, junto al Secretariado de
Transparencia Internacional, hemos realizado diversos artículos donde se puede
vislumbrar la capacidad que renuncia un país corrupto y la pérdida que supone
el llevar a cabo este tipo de prácticas.
Además, esta corrupción no sólo
ataca de una forma directa al crecimiento económico en los países. La corrupción,
indirectamente, sigue acechando los bolsillos de los latinoamericanos, pues
esta corrupción agrava la renta disponible de los ciudadanos, dado el oculto
efecto inflacionario que esta produce en determinados bienes y servicios que se
consumen en la región.
Como digo, una región tan rica
como Latinoamérica, si observamos las características que definen a sus
economías, así como las actuaciones que se están llevando a cabo. Estas
economías tienen un gran potencial de crecimiento. Sin embargo, esta corrupción,
entre otros factores, no dejan que se de este crecimiento, así como el
desarrollo de la totalidad del potencial de estas economías.
Según los índices de corrupción
que arroja el Secretariado de Transparencia, los niveles de opacidad que
muestran los países de la región son excesivamente elevados para el grado y los
niveles de crecimiento que muestran estas economías. Un efecto curioso, pues
pese a poseer una ínfima transparencia en la gestión pública, sus economías
tienden a funcionar, dentro de unos márgenes y posibilidades.
Si miramos los flujos de
inversión de los últimos años en Latinoamérica, estos han sufrido sensiblemente
una reducción de flujo de capital hacia la región. La elevada corrupción,
sumada al incierto escenario que nos dejará la macroeconomía con los bloqueos
financieros y la guerra comercial que sacude al planeta, están espantando a
muchos inversores que destinaban grandes flujos de capitales a Latinoamérica.
Todo esto, como hemos dicho, no
es más que lo derivado de una serie de malas prácticas, adoptadas
principalmente por una serie de gobiernos que, únicamente, dañan sus países y,
con ello, la región. Unas prácticas basadas en sistemas de corrupción
remunerada que ha convertido a gran parte de los países en sistemas basados en
el clientelismo político que espantan al capital privado.
Pese al crecimiento que está
experimentando la economía a nivel global, la gran liquidez de la que goza el
planeta actualmente no tiene como destino América Latina. Es más, en los
últimos años, como hemos comentado, estos flujos de capitales hacia la Región
se han reducido en casi un 4%, impulsados principalmente por las tres mayores
economías del continente. Chile, Brasil y México.
Como digo, las malas prácticas
que se han llevado a cabo y el tortuoso e incierto entorno económico y
político, sucumbe los flujos de Inversión Extranjera Directa que tienen como
destino el continente. Los inversores, ante el abaratamiento que están
experimentando las materias primas, así como los efectos que están generando
las políticas de devaluación monetaria espantan al inversor y, por ende, a su
capital.
En resumen, hablamos de una
región con gran capacidad y muy rica en materia de recursos, pero que, sin
embargo, no goza de una estabilidad económica y política que, por un lado,
garantice la estabilidad de las inversiones en la región. Y por otro, transmita
una seguridad sobre los flujos de capital privado invertidos en el continente.
Para concluir, este tipo de
acciones están ahuyentando el capital extranjero, el cual, a su vez, supone un
gran incentivo al crecimiento de estas economías emergentes. Sin embargo, los
países que conforman la región, muchos de ellos, siguen conviviendo diariamente
con una serie de prácticas que, únicamente, lastran una economía que, como
hemos dicho, posee una gran capacidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario