¿El emprendimiento genera
desigualdad?
FORBES- 29 de diciembre de 2018
El emprendimiento no es el primer
agente de desigualdad, pero sí contribuye a ella. Se pueden establecer acciones
que mitiguen sus efectos y crear un ciclo virtuoso de innovación.
En la primera parte de este
texto, se mostró cómo la innovación, a través del emprendimiento, genera
desigualdad. Sin embargo, a diferencia de otros agentes de desigualdad, el
bienestar que el emprendimiento puede traer a la humanidad hace que no sea
deseable obstaculizarlo. Por ello, se pueden mitigar sus efectos
desigualitarios implementando acciones como las siguientes.
Incentivos a empresas que
incrementen los estándares de bienestar de sus empleados
En las últimas décadas, el
estancamiento de los estándares de bienestar de los empleados y la clase media
ha sido un problema para muchas economías de gran potencial. Además, problemas
asociados con el estado actual del trabajo —decisiones controvertidas de
directivos, lugares de trabajo tóxicos, despidos masivos, inseguridad
económica, afectación a la salud, conflictos familia-empleo— también han
mermado los estándares de las personas.
Es por ello que conviene
establecer políticas laborales e incentivos fiscales para aquellas empresas que
tomen acciones para mejorar el bienestar de sus empleados. Entre ellas están
que los empleadores:
Cumplan sus obligaciones de
seguridad social
Permitan que los empleados
soliciten cambios de horario si así les conviniera
Proporcionen a sus empleados
horarios más estables y predecibles, y que tengan desincentivos para realizar
cambios abruptos
Ofrezcan oportunidades de horas
extra de trabajo antes de abrir nuevas plazas
Faciliten a sus empleados
capacitación y formación continua, especialmente para desarrollar habilidades
requeridas en la Cuarta Revolución Industrial
Desarrollo de ecosistemas de
innovación, así como del número y diversidad de emprendedores
Otro efecto que la situación
económico-laboral descrita en el punto anterior pudo haber tenido a nivel
nacional es la disminución del apetito por tomar riesgos y comenzar empresas.
Visto de forma positiva, en un
discurso de 2014, Janet Yellen, entonces presidenta de la Fed, enfatizó que “un
mayor dinamismo empresarial, podría estimular una mayor movilidad hacia arriba,
al menos para los fundadores y sus empleados; la mejora de la movilidad para
otros dependerá de la naturaleza de las nuevas empresas que se creen y de los
productos y servicios que venden”. En lo que sería un ciclo deseable, la
aceleración en la formación de empresas puede incrementar el ritmo de la
productividad, del empleo y del crecimiento de los salarios reales.
En su influyente documento
“Espíritu empresarial: productivo, improductivo y destructivo”, William J.
Baumol argumentó que la proporción de emprendedores —ya sean productivos o
improductivos— varía entre sociedades dependiendo de los pagos relativos o
estructura de incentivos que la sociedad ofrece a tales actividades. Así, si
las políticas de un gobierno y las dinámicas de una sociedad favorecen las
plutocracias o los empresarios improductivos, éste será un patrón continuo que
inclusive sus miembros más jóvenes tratarán de emular.
Así, los programas de
emprendimiento deben estar enfocados a actividades como:
La creación de ecosistemas
regionales dinámicos
Garantizar que los apoyos estén
destinados a inversión primaria y que no haya intermediarios
Facilitar acceso a financiamiento
de capital
Impulsar la integración de Pymes
a cadenas de valor
Generar esquemas de apoyo muy
flexibles
Estimular que las empresas
implementen mejores prácticas, esquemas de gobernanza, y que se vuelvan más
formales, legales y productivas
Ambiente amigable con los
negocios, con garantía de Estado de derecho
Un mayor dinamismo empresarial
también requiere que los gobiernos agilicen los procedimientos para establecer
nuevas empresas, disminuyan la corrupción, y faciliten la disolución de una
empresa que tomó riesgos en pro de la innovación y fracasó en el intento. Cabe
recordar que, si un emprendedor innovador triunfa, creará empleo, pero si no lo
hace, se enfrentará a una ruina económica a menos que tenga una red de
seguridad.
En este sentido, también es muy
relevante la construcción de instituciones y la garantía del Estado de derecho,
no solo para protección de las inversiones, sino también para proteger a los
trabajadores y favorecer procesos de participación ciudadana que tengan
implicaciones en la economía y sus empleos.
Desarrollo de consumo y mercado
internos
Un emprendedor puede ejecutar una
idea brillantemente, pero puede no tener forma de comercializarla. Es por ello
que se requieren eliminar las barreras de desarrollo e incrementar los canales
de distribución, lo cual facilitará que el consumo interno genere riqueza y que
el mercado interno incida en el crecimiento de la economía.
Ir más allá de la cobranza de
impuestos a los deciles más altos
Si bien es continuo el debate
sobre la conveniencia o no de incrementar la recaudación de los deciles más
altos del ingreso, el tema es más complicado a nivel de la relación
emprendimiento-desigualdad.
Por un lado, la recaudación tiene
un tope de efectividad redistributiva, aunque países como México estén todavía
lejos de él. Por el otro, aumentar los impuestos de los ricos grava
indistintamente las ganancias tanto de las empresas innovadoras como de los
capitales rentistas, pues únicamente se enfoca en las utilidades y no en la
forma en que se generaron.
Se puede tomar en cuenta el
esquema de Simcha Barkai, de la Universidad de Chicago, quien tabuló los
ingresos de la industria separando sueldos, capital y utilidades. Al hacerlo,
encontró que las utilidades han ido en aumento, sacrificando sueldos y capital.
En tal caso, se podría tomar en
cuenta la inversión en estos tres rubros para el cálculo recaudatorio para que
las empresas entreguen más valor a la sociedad. A partir de ello, se pueden
establecer incentivos de emprendimiento, innovación y bienestar adecuados o
crear fondos para abatir la desigualdad. El ciclo tiene potencial virtuoso,
pues la innovación y la competitividad son claves para triunfar en la Cuarta
Revolución Industrial.
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