¿Acaso el marketing nos ha formado obesos?
FORBES- 4 de dic. de 18
Años de cultura de dietas y mensajes de
mercadotecnia infundados, a menudo han dejado a los consumidores confundidos y
rara vez más delgados.
Se acerca la fecha de empezar a hacer promesas
de año nuevo. La gente empieza a perder peso y se hace ilusiones, luego en un
descuido, todo se desmorona. Un momento de reconciliación reaviva el optimismo.
Pero justo cuando comienzan a sentir que va a funcionar, se colapsan y tienen
que comenzar todo de nuevo. Los flujos y reflujos cíclicos tienen un nombre en
el lenguaje de la pérdida de peso: las famosas dietas yoyo.
En México uno de cada seis niños padece
obesidad, mientras que en los adultos 1 de cada 3 es obeso según datos de la
OCDE. Con tantos clientes potenciales y tanto dinero en juego, muchas dietas
están destinadas a fallar. Al igual que buscar un alma gemela en línea, el
encontrar una solución para bajar de peso puede significar analizar muchas ofertas
que parecen demasiado buenas para ser verdad, porque en realidad, lo son.
Otros, productos legítimos, pueden pasarse por alto en un mercado abarrotado.
Los productos efectivos para perder peso deben hacer malabares para sobresalir,
ser transparentes y permanecer activos durante todo el ciclo de vida del
usuario.
A diferencia de los productos de tipo
farmacológico, muchos de los productos y dietas para perder peso no se
registran ante la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios
(Cofepris) por lo que una supervisión laxa y una nación con sobrepeso hacen que
el campo sea fértil para las estafas.
Los consumidores tienen una mentalidad de “solo
quiero algo que lo haga por mí, porque yo intenté hacerlo por mí mismo y no
funcionó”. Es en parte esa desesperación de los consumidores que quieren creer
que alguien tendrá la píldora mágica donde los mercadólogos aprovechan esa
desesperación de su clientela y hacen su agosto. Los consumidores que han
escuchado los mensajes de salud entienden los riesgos de tener sobrepeso y ser
obesos. Y realmente son vulnerables a ese tipo de publicidad.
Los marketeros involucrados en la atención
médica y sanitaria, están lidiando con un problema doble:
Ofrecen un mensaje único para todos, a pesar de
la amplia gama de personalidades y necesidades del consumidor.
La publicidad la centran en el producto y la
descripción de los beneficios, pero no el trabajo necesario para obtenerlos.
Lo que a menudo falta y lo que realmente se
necesita para cambiar el comportamiento es ser más inspirador, más personal,
más relevante a nivel del inconsciente. Lo que se necesita, es una mejor
comprensión de cómo obtener una mayor participación de la atención de la
audiencia, cómo involucrar al cliente y cómo hacerlo en el canal y medio
apropiado. Sin embargo, para que surjan los verdaderos beneficios, los
mercadólogos deben permanecer con el usuario más allá de la compra inicial.
Aquí es donde la tecnología podría jugar un papel interesante. Por ejemplo, una
empresa podría ludificar el proceso de pérdida de peso y desarrollar una
aplicación móvil que envíe notificaciones al usuario y monitoree el proceso.
Consideremos a WW, anteriormente conocido como Weight Watchers. La marca tiene
más de 50 años y es famosa por la participación de los usuarios, incluido el
sistema de puntos, las opciones de alimentos (recetas para los artículos
preparados para cocinar y para otros) y las reuniones en persona.
Aunque los consumidores tienen la costumbre de
buscar en las revisiones y comentarios en línea de los productos, la necesidad
de una literatura de un marketing integral en el tema de salud se hace
indispensable.
Este marketing mejorado puede ser la diferencia
entre otro remedio para perder peso y una relación real que cambie la vida de
un consumidor obeso. Las apuestas son altas para todos los involucrados en los
productos para perder peso, y puede sentirse como un campo minado. Las marcas
que probablemente se destacan no pueden simplemente decirles a los consumidores
lo que quieren escuchar, deben ser honestos acerca de lo que es necesario y
permanecer con ellos en cada paso del camino. Incluso las mejores relaciones
requieren trabajo.
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