Las cinco
batallas que un líder debe dar y ganar
FORBES- 23 de oct. de 18
Un líder tiene que contar con un equipo que
entienda cuál es el rumbo que lleva la empresa. Es importante que nuestra gente
esté capacitada, por lo tanto, hay que luchar contra la ignorancia.
Tenemos que saber cuáles son las batallas que
debemos dar para enfocarnos y así lograr un mayor porcentaje de éxito.
Cuando vemos a un líder dando golpes al aire,
intuimos que algo anda mal; lo mismo sucede cuando nos damos cuenta de que los
programas que se proponen van de un extremo al otro, tratando de abarcar tanto
que al final se termina atinando a nada. Por otro lado, encontramos a personas
que están instaladas en su zona de confort y se reúsan a salir de ella y no se
enteran de la velocidad con la que se están produciendo los cambios de mercado.
Reducir la inercia y tomar medidas audaces enfocándonos en cuatro flancos
estratégicos que se traduzcan en programas de eficiencia superior es la tarea
del líder de hoy. Tenemos que saber cuáles son las batallas que debemos dar
para enfocarnos y así lograr un mayor porcentaje de éxito.
Según Tanguy Catlin, Laura LaBerge y Shannon
Varney, de McKinsey estos son los puntos en los que un líder se debe enfocar:
Luchar contra la ignorancia. Muchos altos
ejecutivos no dominan y mucho menos al tanto de las formas en que puede cambiar
la forma en que operan sus negocios o el contexto competitivo. Eso es sumamente
problemático. Generalmente está asociado con una falla de comprensión con la
misión de la empresa y con una administración estratégica endeble. Los
ejecutivos que no están familiarizados con su segmento de negocio, que están
encerrados en su zona de confort y no tienen una visión amplia son mucho más
propensos a caer en el síndrome del “objeto brillante”: invertir en ideas
geniales que podrían ser relevantes para otras empresas sin una comprensión
clara de cómo generarán valor en el mercado. Modelos de negocio propios de los
ejecutivos. También es más probable que hagan inversiones fragmentadas,
superpuestas o de subescala; perseguir iniciativas en el orden equivocado; o
para omitir movimientos fundamentales que permitirían que los más avanzados se
realicen. Finalmente, esta falta de conexión a tierra ralentiza la velocidad a
la que una empresa implementa estrategias exitosas en una era de poderosas
ventajas para el primer jugador. Los ganadores rutinariamente lideran el
paquete al aprovechar las tecnologías de vanguardia a escala para seguir
avanzando. Tener solo un entendimiento remediador de tendencias y tecnologías
se ha vuelto peligroso.
Elevar el IQ tecnológico. Es innegable, la
tecnología llegó para quedarse y estamos atendiendo una era en la que el que no
la entiende y no se adapta queda fuera del escenario. Muchas empresas saben que
es momento de empezar a digitalizar pero que no creen que su equipo de
liderazgo tenga la experiencia para impulsar los cambios necesarios. Hay que
educar a sus líderes sobre las tendencias y tecnologías digitales relevantes y
proporcionar un foro donde los ejecutivos puedan hacer preguntas y hablar con
sus compañeros. Buscar expertos externos sobre los temas en que la compañía no
tenga experiencia interna suficiente para abordar. Complementar el esfuerzo de
la capacitación con una evaluación de las capacidades digitales en toda la
organización y una evaluación de la cultura de la empresa. Esto proporciona una
base de datos, que todos podrían entender, sobre lo que la organización
necesitaba para desarrollarse en el transcurso de la transformación digital. A
medida que los líderes empresariales desarrollan planes digitales, se hacen
responsables de explicarlos y defenderlos ante otros ejecutivos. También,
ayudar a reunir esos procedimientos en una estrategia digital para toda la
empresa que todos los líderes empresariales comprendan y hayan ayudado a crear.
Superar los puntos ciegos competitivos. Si la
empresa todavía está atascada en algunas viejas formas de pensar acerca de
dónde se hace el dinero y por quién, también es probable que esté pasando por
alto maneras en que el mercado. Si algo de esto suena familiar, probablemente
necesite una sacudida, algo que lo obligue a pensar de manera diferente acerca
del negocio. Más específicamente, se necesita comenzar a pensar en ello en
forma disruptiva. Se requiere un proceso que comience con un jalón para hacer
que todo se mueva, para ver cómo se vería la industria y el rol de la empresa,
si comenzara desde cero, y para volver a dibujar su hoja de ruta. Preguntarse
¿cómo facilitarles a las personas el consumo de nuestros productos o servicios?
Combatir el miedo. El cambio de cualquier tipo
implica un movimiento significativo en las características que los líderes
deben ser efectivos. Naturalmente, las preocupaciones sobre la disminución de
la influencia aterran al más valiente. Enfrentar estos temores de frente al
equipo de trabajo es la mejor alternativa. Organizar un programa de eficacia de
equipo superior para sacar a relucir las ansiedades, crear conciencia de cómo
están afectando la toma de decisiones y definir cómo los líderes podrían seguir
siendo relevantes. En los talleres, los ejecutivos discutieron las mentalidades
específicas y los cambios de comportamiento necesarios para convertirse en
modelos para sus organizaciones.
Dialogar en forma honesta. La búsqueda de una
estrategia ganadora implica saltos hacia lo desconocido: al mismo tiempo, es
probable que se esté mudando a nuevas áreas y revisando las empresas existentes
con nuevas tecnologías. Lo que, es más, en muchos mercados, la cuota de ser el
primer impulsor hace que sea necesario no sólo cambiar de dirección, sino
también hacerlo más rápido que sus pares. La combinación de ambigüedad y la
necesidad de velocidad a veces da lugar a conjeturas y movimientos apresurados
o mal pensados, y a la ansiedad sobre si un movimiento no va a funcionar o
simplemente necesita más tiempo. Por lo tanto, propiciar una forma de dialogo
en la que los involucrados puedan dar opiniones en forma honesta, nos puede
evitar muchos descalabros en el futuro.
Un líder tiene que contar con un equipo de
trabajo que entienda cuál es el rumbo que lleva la empresa. Es importante que
nuestra gente esté capacitada, por lo tanto, hay que luchar contra la
ignorancia y entrenar. Asimismo, elevar el IQ tecnológico implica que el
personal pueda sacar el mayor jugo posible a las herramientas de trabajo con
las que cuenta. Para ello, hay que combatir el miedo que les puede generar un
cambio de equipo, de maquinaria, de software o de estrategia. Por último,
tenemos que propiciar un dialogo en el que la gente pueda expresar en forma
honesta sus opiniones y pueda advertir de riesgos y debilidades que ayuden a
prevenir problemas futuros.
Un líder debe enfrentar estas cinco batallas y
asegurarse de ganarlas ya que en ello se sustenta la implementación de
programas que lo lleven a anclar sus decisiones de estrategia a una tesis sobre
los resultados empresariales que producirán beneficios a corto y largo plazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario