Gestión de las
emociones dentro de la empresa
FORBES- 4 de jul. de 19
Las emociones están cada vez más presentes en
el ámbito profesional y, aunque a muchos les incomoden, debemos aceptarlas y
aprender a sacar lo mejor de ellas ¿Estamos preparados?.
Manifestar emociones en el trabajo muchas veces
conlleva una verdadera angustia. Las reacciones emocionales inesperadas son
percibidas como inapropiadas. A fin de cuentas, “en el trabajo estamos para
cumplir y no para dar rienda suelta a nuestras penas”.
Esto es lo que piensan muchos directivos,
incómodos tanto con las emociones de los demás como con las suyas propias,
preguntándose “qué hacer” en vez de “cómo estar”, que es donde se encuentra la
respuesta para gestionar esas situaciones.
¡Experimentar emociones en la empresa es sano,
porque es humano! Charles Darwin (1809-1882), británico, pionero de la teoría
moderna de la evolución, definía, en 1872, seis emociones básicas que son la
tristeza, el miedo, la cólera, la aversión, la sorpresa y la alegría. Las emociones
han ayudado a la supervivencia de nuestra especie. Así, mi tristeza engendra en
ti compasión (sí, sí, ¡a veces incluso en la empresa!), mi miedo inhibe mis
acciones, mi cólera te impresiona y evita el combate físico, mi alegría,
comunicativa, me incita a reaccionar.
Experimentar esas emociones es normal, incluso
en un contexto de trabajo, pero también debemos aprender a gestionarlas y
evitar que ocupen demasiado espacio. Así, Daniel Goleman, psicólogo americano
contemporáneo y creador de la “inteligencia emocional” define esta habilidad
como “la capacidad de reconocer las propias emociones, así como las de otros, y
de saber gestionarlas en las relaciones con los demás”.
Pero la gestión de las emociones, como el
liderazgo, el violoncello o el diseño, es un arte que, si no se tiene innato,
también se puede aprender. Por ejemplo, los participantes del EMBA de HEC Paris
tienen sesiones específicas sobre la materia. Porque en el trabajo conseguimos
resultados, pero también gestionamos emociones. Y es una habilidad
indispensable del líder de hoy en día. Porque hay que aprovechar las
turbulencias emocionales para desarrollarse y crecer.
Pero ¿cómo gestionar las emociones en ámbito
empresarial?
Para gestionar nuestras emociones, lo primero
que tenemos que saber es que contrariamente a lo que se piensa, las emociones
no se controlan; es la manera de expresarlas lo que se puede controlar. Así,
cuando sentimos que nos invade la cólera porque un compañero ha sacado un tema
inconveniente en una reunión, nos interesa dejar pasar tres o cuatro días para
poder expresar esa sensación de forma calmada, en el momento adecuado y con las
palabras apropiadas.
Antes de “hacer” algo, se trata más bien de
“estar” en contacto con las propias emociones: tomar un momento breve para
respirar profundamente, admitirlas y aceptarlas. Lo cual no quiere decir que
digamos “esto está bien”, sino “esto está aquí”. Debemos preguntarnos si es un
buen momento o no para expresarlas con la debida distancia emocional y sin caer
en el desahogo o la represión. Y debemos averiguar por qué mi compañero me
causa tanta furia. Tal vez sea porque reconocemos en él nuestro propio defecto.
¿Y si ese compañero me estuviera dando la oportunidad de trabajar esa parte de
mí? A lo mejor, gracias a esto aprendemos y un día agradecemos al destino
haberlo puesto en nuestro camino.
La empresa se abre cada vez más a la expresión
pausada de las emociones y debemos prepararnos. Porque gestionar las emociones,
muchas veces, es el trabajo de toda una vida.
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