Nuevo mandato de comunicación política en FB
FORBES- 5 de jul. de 19
Quizá sea un inicio, sin embargo, la facilidad
con la que se crean campañas de comunicación en Facebook es al mismo tiempo, su
talón de Aquiles, puesto que es la esencia de su fuente de ingresos.
Previo a que iniciara formalmente la carrera
por la presidencia de Estados Unidos 2020, Donald Trump ha gastado desde mayo
de 2018 y hasta junio 2019 poco más de 14.3 millones de dólares para promover
su imagen en Facebook, generando poco más de 228 mil anuncios sólo en esa red
social. Esto es el equivalente al casi 5% de los poco más de os 300 millones de
dólares que costó su campaña en 2016 para convertirse en el presidente 45 de la
Unión Americana.
Casi un año antes de las elecciones en Estados
Unidos, Facebook ha decidido cambiar sus políticas de anuncios de temas
sociales, políticos y electorales, haciendo un tanto más transparente las
inversiones propagandísticas que se realizan en sus diferentes plataformas.
Por ello, se han anunciado una serie de cambios
orientados a transparentar los montos y las personas o asociaciones que están
invirtiendo en anuncios en Facebook y su familia de productos.
Los cambios principales son dos:
Cada anuncio debe contar con un descargo de
responsabilidad que indique quién pagó por el anuncio y se hace responsable de
su contenido, para facilitar cuestiones de transparencia y fiscalización.
Cada anuncio será subido a la biblioteca de
anuncios de Facebook y estará disponible durante un lapso de 7 años. Por el
momento, el servicio sólo está disponible en algunos países (México, por
desgracia, aun no está en la lista).
Los anuncios de temas políticos, sociales o
electorales tendrán una casilla que avisará que se trata de un anuncio y
permitirá ver el descargo de responsabilidad con los datos del anunciante, que
previamente deberá tener un registro en la plataforma, so pena de no poder
crear ningún tipo de publicación en esos rubros.
Hasta ahí, todo va bien, sin embargo y de
manera independiente a que el mecanismo aun no funcione en muchos países, sigue
sin atacarse el problema de fondo: la creación de filtros burbuja y las
noticias falseadas.
El hecho de que exista un descargo de
responsabilidad que transparente quién es el responsable de la publicación y
cuánto dinero se ha invertido, facilitará saber cómo se invierten los recursos
en una campaña electoral y, en todo caso, y si así fuera el caso, saber si los
actores políticos están incurriendo en algún delito electoral, como pasar topes
de campaña o bien, hacer proselitismo en tiempos de veda.
Prácticamente todo el proceso de transparencia
se enfoca en candidatos o funcionarios, sin embargo, deja de lado el hecho de
que la plataforma tiene un sistema de autoservicio en el que cualquier persona
podría hacer una campaña a favor o en contra de un candidato de forma casi
anónima.
Así, podría crear un sitio periodístico cuyos
contenidos fueran impulsados mediante inversión publicitaria, tal y como sucede
con las noticias falseadas. O bien, impulsar noticias reales que afecten la
percepción de un candidato de manera tal, que se cree un filtro de información
donde sólo puedan consultarse cierto tipo de noticias. O incluso, generar
acciones coordinadas con influencers y cuentas semiautomatizadas que coloque
información falseada o tendenciosa como tendencia en las plataformas.
Para ello, sería necesario fiscalizar las
palabras clave y tener un monitoreo mucho más amplio y preciso de montos de
inversión publicitaria, aun y cuando los actores políticos, ni sus operadores
intervinieran en la elaboración de campañas de comunicación.
Quizá sea un inicio, sin embargo, la facilidad
con la que se crean campañas de comunicación en Facebook es al mismo tiempo, su
talón de Aquiles, puesto que es la esencia de su principal fuente de ingresos.
Quizá una ley o anexo sobre democracia en algún
tratado internacional podría obligar a las plataformas a acatar las leyes
electorales de los países donde tenga presencia y colaborar profundamente con
las autoridades. Sin embargo, los procesos democráticos que utilizan las redes
sociales como principal fuente de comunicación, pueden verse vulneradas
mientras las principales afectaciones no se solucionen de fondo.
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