El salario
emocional y los retos para considerar
FORBES- 4 de jul. de 19
El salario emocional a veces empieza con
agradecer, destacar y reconocer el trabajo bien hecho. En esencia, se trata de
darle valor a cada individuo de la empresa y hacerlo sentir parte del proyecto.
La calidad del capital humano está determinada
principalmente por dos factores: salud y educación. De acuerdo con la
Organización Mundial de la Salud (OMS), ésta se refiere a un estado total de
bienestar que se divide en tres dimensiones: física, mental y social, y los
empleadores podemos incidir positivamente en éstas.
Existen indicadores y factores idóneos para la
medición del bienestar social de los colaboradores dentro de la empresa; uno de
ellos es la satisfacción laboral. Si un colaborador está satisfecho con su
trabajo, es probable que la empresa logre retenerlo por más tiempo y sea aún
más productivo.
En este contexto surge un factor muy
importante: el “salario emocional”, que se refiere a las retribuciones que no
siempre redundan en lo monetario, sino en la calidad de vida que le permite al
colaborador conciliar la esfera familiar con la laboral. Al mismo tiempo, esto
lo disuade de buscar otras ofertas laborales.
El salario emocional a veces empieza,
simplemente, con agradecer, destacar y reconocer el trabajo bien hecho. En
esencia, se trata de darle valor a cada individuo de la empresa y hacerlo
sentir parte del gran proyecto que ha trazado la organización.
Según el estudio “Búsqueda de empleo por
Internet en México 2018”, que elabora la Asociación de Internet.MX, los
internautas que están en busca de una vacante valoran más su desarrollo
profesional (90%) que el mismo salario (81%). Además, destacan términos
relacionados con satisfactores emocionales como prestaciones (77%), balance
entre trabajo y vida personal (75%) o buen ambiente laboral (74%).
Por su parte, la bolsa de trabajo OCCMundial
indica que este salario emocional eleva un 33% el rendimiento de los
colaboradores, y consolida su nivel de compromiso con las compañías. También
reduce un 66% de días perdidos por incumplimiento de metas y minimiza 51%
ausentismo por accidentes, incapacidades indisposiciones y problemas
personales.
Pero ¿cuáles son los beneficios que podrían ser
parte del salario emocional? Algunos ejemplos son:
Horario flexible: cumplir un horario de ocho
horas no es sinónimo de productividad. Es preferible trabajar para cumplir
metas, sin horarios estrictos de entrada o salida, ni la necesidad de estar
todo el día en una oficina.
Trabajo a distancia (home office): herramientas
tecnológicas como correos electrónicos, chats y teleconferencias permiten a los
colaboradores trabajar desde casa, ahorrar tiempos de traslado y tener más tiempo
para actividades personales.
Capacitación, cursos, posgrados: el apoyo de
las organizaciones, tanto de tiempo como de recursos económicos, beneficia a
los individuos y hace más competitiva a la compañía.
Cursos y talleres que no tienen que ver con la
empresa: a veces los colaboradores quieren realizar actividades no
profesionales como talleres de literatura, ejercicio, clases de baile o cocina.
Dar tiempos y espacios para estas actividades logra colaboradores más relajados
y con mejor disposición para sus compromisos laborales.
Guardería en el mismo lugar de trabajo (o
durante las vacaciones): esto es un apoyo invaluable para las madres en las
empresas, ya que les brinda tranquilidad tener a sus hijos en un espacio seguro
cerca de ellas, y pueden concentrarse en mejor en su trabajo.
Espacios de distracción en la empresa:
compañías innovadoras como Google o Pixar tienen espacios de descanso y
esparcimiento como salas de juegos, gimnasios y cafeterías para ayudar a
relajar al personal y estimular su creatividad.
Voluntariado institucional: un colaborador que
apoya comunidades o sectores de la población desprotegidos se siente
involucrado en algo más amplio que su labor. Este ejercicio de empatía y
solidaridad también alienta su participación en la empresa.
A partir de estos ejemplos, ¿cuál sería el
mejor a elegir? Es un reto entender y ofrecer a diferentes generaciones y
perfiles de trabajadores aquello que los haga felices y les brinde la
percepción del bienestar deseado.
Un ejemplo puntual de esto es el que muestra el
estudio “The 2018 Global Talent Trends” realizado por Mercer, donde se
identificó qué buscan las personas en una empresa para sentirse satisfechos con
su trabajo, más allá de las remuneraciones económicas.
Según el informe, 51% de los encuestados indicó
que buscan más flexibilidad en el trabajo, y no solo se refiere al horario o a
realizar home office, sino a las horas del trabajo, al calendario, ubicación,
infraestructura, variar el contenido de trabajo, la intensidad o ritmo de
trabajo, distribución y automatización del trabajo, entre otras.
En las áreas de Recursos Humanos existen
preocupaciones acerca de la flexibilidad de los puestos, y, por ejemplo,
aplicarla imparcialmente a todos los empleados, así como los métodos para medir
su impacto en la colaboración en los equipos de trabajo, la contribución a la
empresa, la capacidad para gestionar el progreso profesional y, sobre todo, el
impacto en los resultados.
Las empresas y sus áreas de Recursos Humanos
tendrán el reto de generar estrategias para medir los alcances y beneficios del
salario emocional que, como lo advertimos, se ha convertido en una de las
principales demandas de la generación millennial y, probablemente de las que le
sigan.
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