La
trascendencia de una cultura programática
FORBES- 30 de nov. de 18
En vista de que los medios digitales siguen
creciendo y que la fragmentación, en materia de consumo, continúa impactando a
los anunciantes, han surgido alternativas en la industria.
El mercado de los medios está valuado en 600
billones de dólares. De ese valor, la televisión ocupa casi la mitad y, por
ello, se traduce en una notable oportunidad para impactar a sus espectadores.
Su representativa participación en la industria, así como la llegada de nuevas
tecnologías, también ha permitido conectar con millones de usuarios y
brindarles una mejor experiencia mientras consumen contenidos.
Es importante entender lo que está ocurriendo
en la industria y cómo los usuarios están evolucionando en materia de consumo.
Si analizamos a las diferentes generaciones, desde los Baby Boomers y la
Generación Z, hasta los Millennials e, incluso, la Generación Z, podremos notar
que la mayoría de ellas ahora leen noticias online, consumen video juegos en
dispositivos móviles y escuchan música en diferentes aplicaciones. Es decir,
han migrado a un escenario digital.
Esto ha implicado un gran reto para el anunciante
y el comercializador, ya que anteriormente, para impactar a la mayor cantidad
de población posible, simplemente se necesitaba un aviso publicitario en un
periódico, una cuña radial en alguna emisora y un comercial de televisión. Hoy
este no es el caso, debido a que el comportamiento del consumidor sigue
fragmentándose a través de diferentes dispositivos y pantallas, el cual hace
cada vez más complicado para un anunciante identificar mecanismos para
transmitirle su mensaje, impactarlo y sensibilizarlo. A pesar de esta
coyuntura, la tecnología ha permitido llegarle al espectador de una manera más
eficiente y menos invasiva.
Existe la tentación de pensar que Google y
Facebook son los únicos sitios en donde el usuario gasta la mayor parte de su
tiempo. Sin duda, son plataformas en donde los consumidores comparten contenido
e información a diario. Sin embargo, el internet es un lugar inmenso y con
múltiples jugadores. Tan sólo en 2017, el New York Times logró 340 millones de
suscripciones en línea; Spotify tiene más de 140 millones de usuarios activos y
cadenas importantes como NBC reportaron que el 20% de su audiencia llegó
gracias a su plataforma online.
En vista de que los medios digitales siguen
creciendo y que la fragmentación, en materia de consumo, continúa impactando a
los anunciantes, han surgido alternativas en la industria que buscan solucionar
este cuello de botella. La implementación de tecnología programática
(programmatic advertising), permite utilizar algoritmos para identificar y
optimizar pauta publicitaria online en función de los objetivos del anunciante
y de su campaña. Cada impresión y ad es seleccionado por el anunciante, quien
le envía dichos comandos a una plataforma automatizada para que ejecute estas
acciones, en lugar de individuos, como anteriormente se realizaba. Cada uno de
estos ads es subastado en una fracción de segundo entre múltiples anunciantes,
quienes eligen en dónde quieren pautar y a qué costo.
Según un estudio realizado por la agencia
eMarketer, al finalizar 2018, habrá un incremento del 7.4% en el gasto de
publicidad digital en el mundo, lo cual representa alrededor de 600 billones de
dólares. La manera como la publicidad digital se está comprado ha cambiado
radicalmente y, ahora, le está otorgando el poder al anunciante para elegir
cuándo, cómo y dónde quiere impactar a su audiencia, en lugar de la casa
editorial o del medio de comunicación.
La tecnología programática se ha vuelto crucial
para el anunciante. Le brinda mayor alcance y escala ya que, en un universo tan
amplio y complejo, ha permitido identificar en dónde los consumidores están
gastando su tiempo online. Facebook impacta a alrededor de 2 billones de
personas al día mientras que YouTube logra un poco más de 1 billón. Con la
tecnología programática se ha probado que es posible impactar alrededor de 4
billones de usuarios al día, quienes están usando diferentes dispositivos para
navegar la web y múltiples páginas de internet.
Adicionalmente, le brinda el privilegio al
anunciante de elegir cuáles impresiones quiere adquirir, lo cual se traduce en
publicidad más relevante y en una mejor experiencia para el usuario. Esto
significa que los anuncios que reciba un consumidor seguramente estarán en
línea con los productos que estaría dispuesto a comprar o que simplemente
estaría interesado, en lugar de recibir publicidad aleatoria que entorpece y
afecta su experiencia online desde cualquier dispositivo: video online,
display, mobile, tabletas, audio, native o connected TV. Hoy, el anunciante
tiene el poder de decisión y de impactar mucho mejor a su audiencia. Este
proceso digitalizado de compra de espacios u ofertas en tiempo real implica un
paso agigantado en el proceso tradicional de compra-venta entre el anunciante y
el medio de comunicación. Se traduce en eficiencia, ahorro en costos y mayor
probabilidad de impactar al usuario con información que podría interesarle
consumir. La disrupción digital no sólo ha cambiado al consumidor, sino a las
prácticas internas de los medios y de sus demás grupos de interés.