Las claves para lidiar cuándo tienes un mal
jefe
FORBES- 29 de agosto de 2019
No debemos olvidar la frase: “A
todo lo que uno se resiste, persiste”, porque, en automático, el otro también
pone resistencia, lo que nos lleva a un conflicto que no tiene fin.
Cuando hablamos de un mal jefe no
hay que confundirlo con “llevarte mal con tu jefe” que puede ser un aspecto
meramente relacional. Un mal jefe es, más bien, alguien que, por ejemplo, abusa
de su poder, te trata mal, no aporta a tu desarrollo profesional, daña tu
autoestima, te hace sentir ineficiente, independientemente de que logres o no
los resultados. Y, a pesar de ello, lo cierto es que existen personas que
tienen el síndrome del masoquista: “Me maltrata, pero le aprendo mucho…”.
No obstante, diversas
estadísticas basadas en encuestas de clima organizacional revelan que el 90% de
los jefes en el mundo organizacional tienen una intención positiva con su
gente, pero, curiosamente, cuando les preguntamos a los colaboradores de una
organización acerca de su jefe, menos del 30% percibe esa buena intención. De
ahí que es un tema más de conocimiento, de habilidad; es decir, de no saber
cómo hacerlo, lo que denota la falta de las competencias requeridas por parte
de algunos líderes, “Tengo la intención, pero no sé cómo hacerlo…”
Cómo actuar ante un mal jefe
Como en cualquier situación que
te viene de afuera y te resulta amenazante, tienes 3 opciones:
Resistirte u oponerte. Lo que se
traduciría en entrar en conflicto con tu jefe. “A mí no me hable de esa manera,
no me levante la voz” …, eso sería resistirte. Frente a ello, no debemos
olvidar la frase: “A todo lo que uno se resiste, persiste”, porque, en
automático, el otro también pone resistencia, lo que nos lleva a un conflicto
que no tiene fin.
Ahí se encuentran el 80% de los
empleados de una organización. “Es que así es él … siempre grita” … La
resignación nos conduce a no hacer nada y subordinarnos totalmente al maltrato
de nuestro jefe.
Aceptarlo. No hay que confundirlo
con la resignación … “Eres mi jefe y acepto que es tu manera de hablar, que
tienes un tono fuerte para decir las cosas” … Pero después, tomando en
consideración lo anterior, la pregunta es: ¿Qué puedo hacer yo al respecto?,
¿Qué sí le puedo decir para que entienda cómo me hace sentir y provocar un
cambio?
No se resistan, no se resignen,
sino acéptenlo y vean qué pueden hacer frente a este tipo de situaciones, como,
por ejemplo, transmitirle a nuestro jefe, de una manera amable y cortes, el sentimiento
que su comportamiento provoca en nosotros. Lo que posteriormente el jefe haga
con nuestro mensaje no depende de nosotros, pero sí transmitírselo.
Como dice el dicho “El diablo
sabe a quién se le aparece”; y eso quiere decir que cuando tú tienes un mal
jefe, y eres un colaborador que, con amabilidad y cortesía, le pone límites, es
altamente probable que contigo tenga un comportamiento distinto. Hay que
“moverse” a la aceptación y buscar algo que hacer al respecto.
Asimismo, una competencia que
tenemos siempre que tener en mente para trabajar con este tipo de personas es
la inteligencia emocional. Es decir, la persona que mejor puede lidiar con un
mal jefe es aquella que emocionalmente está bien estructurada, lo que le
permite buscar una configuración emocional, verbal y de comportamientos para
poder hacerlo.
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