"El tenis femenino es ahora mucho más femenino"
ENTREVISTA: CAFÉ CON... ARANTXA SÁNCHEZ VICARIO
Cuando un deportista de alto nivel se retira se acaban los viajes, el estrés y la presión, pero también los aplausos y el cariño del público. En teoría. Porque viendo a Arantxa Sánchez Vicario pasearse por el Sony Ericsson Championships que ayer terminó en Madrid parece más ajetreada que cuando hacía vibrar a media España en Roland Garros. Ella es la imagen del torneo, y comentarista para TVE, así que tiene la agenda hasta arriba. Y conoce a todo el mundo. Se para a hablar con Kuznetsova y otras tenistas, atiende a una televisión belga y luego elige merendar en el restaurante de las jugadoras. Sólo agua, porque acaba de comer.
Con un elegante traje negro, casi de fiesta, maquillada y peinada, la imagen actual de la pequeña de los Sánchez Vicario está lejos de la que daba hasta hace cinco años en las pistas. Es una mujer de 35 años con aspecto de profesional y parece desenvolverse en cualquier ambiente. Y acostumbrada a que la escuchen. En español, inglés, francés, alemán o italiano. No echa de menos el torbellino de la alta competición, donde pasó 18 años, más de media vida, y donde ganó cuatro torneos de Grand Slam (10 más en dobles) y llegó a número uno. "Para nada lo echo de menos. Pero yo era una jugadora a la que gustaba mucho el contacto con el público, cuanto más grande y llena la pista mejor jugaba. Ahora no lo vives igual. Pero sigo teniendo el cariño de la gente, en la calle me siguen diciendo que soy la mejor y es una satisfacción". Arantxa bebe a pequeños sorbos y rechaza un cruasán.
De ella se recuerdan sobre todo sus tres Roland Garros (1989, 1994 y 1998) y el US Open 1994. La tenista catalana sigue en estrecho contacto con el mundo. Tras un año y medio sabático para "descansar y disfrutar de todo lo que no podía hacer cuando jugaba", decidió ponerse en marcha. "Sabía que sería algo relacionado con el tenis". Además de su trabajo en este Torneo de Maestras, dirige el torneo femenino de Barcelona KIA, único del circuito femenino en España, y es mentora de la jugadora rusa Kuznetsova en el circuito. "Cuando tiene alguna duda me pide consejo y yo le aporto mi experiencia. Ella tiene el apoyo de una jugadora que sabe lo que es haber sido el número uno, la presión que conlleva llegar ahí".
De lo que no quiere ni oír hablar es de volver a las pistas. Mucho menos como entrenadora. "No, no, no. Ahora estoy en el otro lado, como empresaria". Todo lo que tiene que ver con organizar eventos deportivos. "Ahora ya no depende todo de ti, como cuando estás en la pista. Es una experiencia nueva para mí, hay que organizar todo, coordinar muchas cosas, patrocinadores, televisión... todo. Me gusta este lado y es una forma de potenciar el tenis femenino". Un tenis que tiene poco que ver con el de hace unos años, invadido por deportistas-modelo cada vez más jovencitas. "El tenis femenino es mucho más femenino ahora. No es sólo jugar. Las jugadoras cada vez son más altas, más estilosas, muchas tienen tipazo de modelo... Y las marcas lo saben. Las chicas pueden hacer más publicidad y se habla más de su físico, y a mí me parece bien. Pero a la larga la gente de lo que se acuerda es de si has sido número uno y de cuántos Grand Slam has ganado".
ENTREVISTA: CAFÉ CON... ARANTXA SÁNCHEZ VICARIO
Cuando un deportista de alto nivel se retira se acaban los viajes, el estrés y la presión, pero también los aplausos y el cariño del público. En teoría. Porque viendo a Arantxa Sánchez Vicario pasearse por el Sony Ericsson Championships que ayer terminó en Madrid parece más ajetreada que cuando hacía vibrar a media España en Roland Garros. Ella es la imagen del torneo, y comentarista para TVE, así que tiene la agenda hasta arriba. Y conoce a todo el mundo. Se para a hablar con Kuznetsova y otras tenistas, atiende a una televisión belga y luego elige merendar en el restaurante de las jugadoras. Sólo agua, porque acaba de comer.
Con un elegante traje negro, casi de fiesta, maquillada y peinada, la imagen actual de la pequeña de los Sánchez Vicario está lejos de la que daba hasta hace cinco años en las pistas. Es una mujer de 35 años con aspecto de profesional y parece desenvolverse en cualquier ambiente. Y acostumbrada a que la escuchen. En español, inglés, francés, alemán o italiano. No echa de menos el torbellino de la alta competición, donde pasó 18 años, más de media vida, y donde ganó cuatro torneos de Grand Slam (10 más en dobles) y llegó a número uno. "Para nada lo echo de menos. Pero yo era una jugadora a la que gustaba mucho el contacto con el público, cuanto más grande y llena la pista mejor jugaba. Ahora no lo vives igual. Pero sigo teniendo el cariño de la gente, en la calle me siguen diciendo que soy la mejor y es una satisfacción". Arantxa bebe a pequeños sorbos y rechaza un cruasán.
De ella se recuerdan sobre todo sus tres Roland Garros (1989, 1994 y 1998) y el US Open 1994. La tenista catalana sigue en estrecho contacto con el mundo. Tras un año y medio sabático para "descansar y disfrutar de todo lo que no podía hacer cuando jugaba", decidió ponerse en marcha. "Sabía que sería algo relacionado con el tenis". Además de su trabajo en este Torneo de Maestras, dirige el torneo femenino de Barcelona KIA, único del circuito femenino en España, y es mentora de la jugadora rusa Kuznetsova en el circuito. "Cuando tiene alguna duda me pide consejo y yo le aporto mi experiencia. Ella tiene el apoyo de una jugadora que sabe lo que es haber sido el número uno, la presión que conlleva llegar ahí".
De lo que no quiere ni oír hablar es de volver a las pistas. Mucho menos como entrenadora. "No, no, no. Ahora estoy en el otro lado, como empresaria". Todo lo que tiene que ver con organizar eventos deportivos. "Ahora ya no depende todo de ti, como cuando estás en la pista. Es una experiencia nueva para mí, hay que organizar todo, coordinar muchas cosas, patrocinadores, televisión... todo. Me gusta este lado y es una forma de potenciar el tenis femenino". Un tenis que tiene poco que ver con el de hace unos años, invadido por deportistas-modelo cada vez más jovencitas. "El tenis femenino es mucho más femenino ahora. No es sólo jugar. Las jugadoras cada vez son más altas, más estilosas, muchas tienen tipazo de modelo... Y las marcas lo saben. Las chicas pueden hacer más publicidad y se habla más de su físico, y a mí me parece bien. Pero a la larga la gente de lo que se acuerda es de si has sido número uno y de cuántos Grand Slam has ganado".
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